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Tras la fuga de Carles Puigdemont a Bruselas, su equipo preparó un breve plan para su regreso a España doblegando al Estado español a su voluntad y destruyendo a Esquerra Republicana de Catalunya para imponer a la coalición de Junts como voz dominante en el independentismo. Así figura en un documento mecanoscrito que la Policía judicial requisó en el registro a un estrecho colaborador de Puigdemont y Artur Mas, quien además inició en aquella época los contactos de los independentistas catalanes con quienes él creía que eran emisarios rusos.
A ese plan, que ahora reproduce ABC, se hace referencia en el auto emitido por el juez instructor el viernes para abrir una pieza separada e investigar a Puigdemont, Artur Mas y otros 11 implicados en un posible delito de traición en sus contactos con Rusia para romper el marco constitucional español.
El 24 de mayo de 2018, Víctor Terradellas, conseguidor internacional de Puigdemont, fue detenido en una operación contra supuestas subvenciones irregulares en materia de cooperación al desarrollo. En el registro de la sede de la Asociación Igma, que también albergaba las instalaciones de la Fundación CATmon y de paso servía de residencia para Terradellas, la Guardia Civil halló un documento con una lista de pasos a seguir, descritos como «el juego del gato y el ratón«, que tenía como meta que Junts y la vieja Convergència anularan por completo a Esquerra.
Querían Puigdemont y su equipo, según ese documento, que España y el mundo se vieran obligados a aceptar la independencia de Cataluña y el regreso victorioso de Puigdemont a Barcelona. Al documento lo llamaban «una estrategia fiable para acabar el tránsito hacia la República». Era un plan secreto, que solo se compartía con el partido CUP y no con el equipo de Esquerra. Si seguían estos pasos, el documento decía que «se hundirá el Estado español».
Era una estrategia de largo alcance que pasaba por rehabilitar a Puigdemont, librarle de sus problemas legales con presiones internacionales al Estado español, y permitir su regreso a España para proseguir con el proceso de independencia de Cataluña, pero sin el estorbo de tener que coordinarse ya con Esquerra.
Después de dos votaciones importantes en referendos en 2014 y 2017, el autor, que los investigadores policiales creen que era el propio Terradellas, veía las elecciones del 21 de diciembre de 2017 como un triunfo no solo para los independentistas, sino también para Puigdemont, quien salió fortalecido gracias a los buenos resultados en las urnas. Pero, según el documento, había un problema: Esquerra quería acabar con la figura del expresidente, le daba por amortizado. La solución era imponerse totalmente a Esquerra, cuyo máximo dirigente, Oriol Junqueras, estaba ya en prisión.
El plan era hacer que el problema de Cataluña no se viera como algo solo de España, sino como algo que el mundo entero debería notar y querer resolver. De ahí los contactos internacionales del equipo de Puigdemont: eran parte de un plan. Al expresidente le sugerían abrir su propia oficina en Bélgica para que, desde allí, gestionara esta estrategia sin estar directamente al frente del Gobierno catalán, hasta que pudiera volver. La línea era imitar las gestiones de Zbigniew Brzezinski, quien fue asesor de seguridad nacional de Estados Unidos durante la presidencia de Jimmy Carter entre 1977 y 1981.
El papel de EE.UU.
Este promovió la idea de que Estados Unidos debía apoyar a los movimientos de resistencia nacionalista dentro de la esfera de influencia soviética para reducir el alcance del poder ruso. Se entiende que a Estados Unidos le podría llegar a interesar una Cataluña independiente si la veía también como un satélite fiable, ante el riesgo de una independencia unilateral auspiciada por Rusia. Cualquier presión a España, por cualquier vía, era buena, a tenor de ese documento.
El documento revela que la estrategia de Puigdemont y su equipo no era negociar con España, sino buscar «la confrontación»
El documento revela que, desde un primer momento, la estrategia de Puigdemont y su equipo no era negociar con España, aunque así lo pidieran en público de forma reiterada. Sus campañas —«sociales, políticas, ambientales, económicas»— iban destinadas a aparentar una voluntad negociadora, cuando en realidad buscaban «la confrontación», según ese revelador documento.
A pesar de la insistencia de Puigdemont en que el independentismo es pacífico, el documento sugiere causar trastornos en Cataluña con «el bloqueo del Palau gracias a la gente que lo protege: los Mossos leales a la República, los CDR en el territorio y la sociedad civil organizada«.
Terradellas había clasificado a los policías autonómicos en función de su grado de lealtad a la causa separatista, según figuraba en la libreta que se le intervino. Los identificada con nombre y apellidos, y los clasificaba por su ideología y su utilidad a la causa. Ya en 2011 Artur Mas había intentado poner a un político de su partido como coordinador de ese mismo cuerpo, Xavier Crespo, aunque al final su plan se frustró por los lazos de este con un mafioso ruso, revelados por EE.UU.
También menciona el plan la idea de bloquear puertos y aeropuertos, lo que se vio reflejado después en las acciones de Tsunami Democràtic en 2019, que llevó a la imputación de Puigdemont y otros por un delito de terrorismo. Según el documento, esto llevaría a una respuesta violenta por parte del gobierno de España. Se menciona además que, en una comida con Puigdemont, se habló de lanzar una campaña de comunicación que incluiría «una acción inmediata de la prensa y de la comunidad internacional, con la ayuda sobre todo del papel del presidente en el exilio y el papel clave también de la radio y la televisión públicas catalanas y los medios de comunicación digitales».
Quedaba clara la función instrumental de los medios subvencionados y públicos a ojos de Puigdemont y los suyos. Además, la referencia a un encuentro con Puigdemont revela que este estaba al tanto de estos planes y gestiones.
El documento encontrado en casa de Terradellas detalla, en su séptimo punto, la estrategia para que Puigdemont vuelva a ser presidente, apoyándose en aliados internacionales para presionar a España. «Esperamos que la comunidad internacional intervenga para frenar la violencia española, como ya vimos con las reacciones rápidas del 1-O. La meta es lograr la independencia con reconocimiento internacional o, al menos, cambiar la situación actual, empezando por el regreso de los presos y exiliados«, explica. Finalmente, anticipa que una intervención internacional facilitaría el regreso de Puigdemont a Cataluña para comenzar los últimos pasos hacia la independencia.
Este informe de cuatro hojas muestra un plan cuidadosamente elaborado para hacer de la situación de Cataluña un tema de atención mundial, y no solo un asunto de España. En suma, describe una estrategia y unas tácticas específicas para presionar a España y al mundo con el objetivo de que aceptaran un cambio. La captura de Terradellas con estos papeles se dio justo cuando buscaba apoyo en Moscú. De hecho, el día después de ser detenido iba a viajar a Rusia.
‘Quid pro quo’
Aunque Terradellas quedó al descubierto, con sus comunicaciones intervenidas y registradas, no pareció temerle demasiado a la labor de la justicia. Según reconoció él mismo en una declaración ante el juez en 2022, volvió en septiembre del 2018 a la capital rusa para entrevistarse con Nikolay Sadovnikov, un veterano diplomático y asesor del ministerio de Exteriores de Rusia entonces aparentemente jubilado. Es el mismo ruso que el 26 de octubre de 2017 se vio con Puigdemont en la sede oficial de la presidencia catalana en Barcelona para ofrecer apoyo a la independencia catalana a cambio de legislación favorable a las criptomonedas. La inteligencia europea tiene indicios de que Sadovnikov se coordina con la inteligencia de su país.
Sin embargo, para entonces, Puigdemont, ya fugado a Bruselas, había pasado página. El expresidente y su partido trataron de marcar distancias. A Terradellas se le dejó caer, quedó en una situación económica precaria y pasó a tratar de ganarse la vida alquilando una casa rural en la comarca del Priorat.
A pesar de los esfuerzos que haría el equipo de Puigdemont por distanciarse, la realidad es que Terradellas había estado, durante muchos años, estrechamente vinculado a los dos líderes más influyentes de Cataluña, los presidentes autonómicos Mas y Puigdemont. Fue de hecho Mas quien lo reclutó como responsable de asuntos internacionales de Convergència. En 2013, lo designó presidente de la fundación CatDem, oficialmente dependiente del partido y que más adelante se vería envuelta en el escándalo de la financiación ilícita conocida como caso del tres por ciento.
La absoluta proximidad de Terradellas con su partido queda evidenciada por el hecho de que, el 21 de septiembre de 2016, poco después de dejar la presidencia autonómica, Mas lo presentó en una conferencia en la Universidad de Barcelona, acto al que asistió incluso el rector, Dídac Ramírez. Ante los estudiantes y profesores, el ya expresidente se sintió obligado a reconocer «el trabajo que Víctor Terradellas ha realizado durante muchísimos años, abarcando distintas áreas y aspectos clave para nuestro país». Entre esas áreas destacaban las relaciones internacionales, donde Terradellas se empeñó con dedicación en «explicar Cataluña al mundo, proyectando la realidad nacional catalana internacionalmente en todas sus dimensiones».
Terradellas, el conseguidor
Artur Mas le caracterizó como una figura de fuerte personalidad y que puede «ocasionalmente, generar conflictos de intereses»
Mas caracterizó a Terradellas como una figura de fuerte personalidad, lleno de ideas y convicciones, con una energía incansable que, por su compromiso y defensa de lo que cree, no teme enfrentarse a riesgos, lo cual «puede ocasionalmente generar conflictos de intereses o discrepancias de opiniones». De hecho, Mas resaltó que son las personas con este perfil las que fomentan el «cambio» y puso de relieve la firme creencia de Terradellas en una Cataluña independiente en el futuro, considerando esta un «hecho inminente».
Según el expresidente, para alcanzar la autodeterminación, Cataluña debía ser plenamente consciente de su papel como agente político en un escenario mundial renovado. Terradellas acabó acercándose a Rusia mientras pasaba de trabajar bajo las órdenes de Mas a hacerlo para Puigdemont. Él no escondió su creciente atracción por Moscú. El 4 de junio de 2019, promovió en redes sociales el libro ‘La cuarta teoría política’, de Alexander Dugin, un controvertido filósofo vinculado con Putin y conocido por sus ideas extremistas y deudoras del fascismo. En su recomendación, Terradellas subrayó que la visión ultranacionalista de Dugin, un firme defensor de la gloria imperial rusa y la invasión de Ucrania, le inspiraba a «crear una Europa Glocal, que saque partido de todos sus recursos y no se limite a ser, como en la actualidad, simplemente un conglomerado de estados».
Terradellas no llegó a colaborar con la justicia en las pesquisas sobre la trama rusa, pero dejó de defender a quienes fueron sus jefes. Desde mediados de 2018, Puigdemont ya tenía a otros que le representaran ante Rusia, como su nuevo jefe de gabinete, Josep Lluís Alay, quien viajó varias veces a Moscú y trabó contacto con políticos muy influyentes en la política exterior de su país, como Evgueni Primakov Jr. También fue imputado el viernes.
Aparte de la causa por terrorismo relacionada con el caso Tsunami Democràtic, el Juzgado de Instrucción número 1 de Barcelona investiga los lazos de Puigdemont y los suyos con supuestos emisarios rusos. En enero, el juez responsable, Joaquín Aguirre, que ha conducido una detallada y minuciosa investigación, pidió una prórroga para poder finalizarla. Este mismo mes de junio, la Audiencia de Barcelona le instó a enviar ya el caso a juicio. El viernes el juez solicitó la imputación del delito de traición a 13 personas.
Estrechas relaciones
En el auto de este viernes, repleto de pruebas amasadas durante años, el juez constata que hay indicios más que suficientes para proceder a juicio por «las conexiones relacionadas con el gobierno ruso, los viajes y encuentros de Puigdemont y sus colaboradores y las actividades realizadas por estos, que habrían facilitado la infiltración de personas de origen ruso en territorio español con el objetivo de influir en las estructuras financieras y en la realización de actividades de desinformación, desestabilización y alteración de la paz social». Son hechos que enmarca dentro del delito de traición.
Entre los supuestos que cubre la amnistía aprobada por el gobierno para beneficio de los independentistas, se excluye explícitamente el delito traición o crímenes contra la paz o independencia del Estado, incluyendo aquellos que amenacen o usen fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de España. Ahora, las partes imputadas deben alegar ante el juez si creen que su delito está cubierto por la amnistía, y este debe decidir al respecto.