La guerra fratricida entre el exmandatario Evo Morales y el presidente Luis Arce ha llegado a los cuarteles militares. «Grupos armados irregulares» de radicales evistas han tomado hoy viernes tres unidades militares del Trópico de Cochabamba, el territorio bajo control de Morales en el que se mantienen una veintena de bloqueos de carreteras, en los que se exige desde hace casi tres semanas que se abandone la investigación por estupro contra Evo.
«La toma de una instalación militar por grupos irregulares en cualquier lugar del mundo es un delito de traición a la patria, una afrenta a la Constitución, a las Fuerzas Armadas y al propio pueblo boliviano, que rechaza de manera contundente los bloqueos criminales de Evo Morales, así como estas acciones delincuenciales», criticó Arce en sus redes sociales.
Evo Morales, por su parte, pidió a sus seguidores considerar que cesen los bloqueos de carreteras que se suceden desde hace 19 días y anunció que hará una huelga de hambre para que haya un diálogo con el Gobierno con mediación internacional.
Morales tiene previsto hacer la huelga de hambre en la sede de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, el principal sindicado de cocaleros de Bolivia que el ex mandatario lidera desde hace décadas y que tiene base en esa zona central que es su bastión sindical y político.
El líder del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS) se encuentra atrincherado en el Trópico de Cochabamba desde hace 19 días ante la posibilidad de que emitan una orden de captura en su contra por una investigación por presunta trata de personas y estupro.
Secuestrados
Mientras, los soldados «secuestrados» fueron exhibidos por los atacantes, maniatados y puestos en fila después del asalto al regimiento Cacique Juan Marazo. La ofensiva de los campesinos de Evo prosiguió más tarde en la unidad naval del Río Abuná y en la Novena División en el Trópico.
El primer mandatario ha avanzado que «ejercerá sus facultades constitucionales para precautelar el interés del pueblo boliviano» contra unos bloqueos «que están estrangulando la economía de las familias».
Los mandos militares han ordenado el acuartelamiento de sus cuadros y tropas en Cochabamba y en Santa Cruz. Arce renovó hace días la cúpula militar el endurecerse el pulso entre las facciones del Movimiento Al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales del año que viene.
«Recordamos que quien tome las armas en contra de la patria se considera traición a la patria y alzamiento armado contra la seguridad y la soberanía del Estado», advirtió el Alto Mando del Ejército.
Evo se anticipó a la ofensiva de sus seguidores al acusar al gobierno de desplazar a 40 francotiradores a Cochabamba para reprimir la protesta social. «En lugar de responder con diálogo, el gobierno responde con medidas fascistas», criticó Morales, que es investigado por estupro agravado y trata de personas por la relación que mantuvo, cuando era presidente, con una niña de 15 años, con quien tuvo una hija en común. En la actualidad, la chica tiene 24 años y la niña, ocho.
Pese a la gravedad de las acusaciones y pese a protagonizar un intento de fraude electoral en 2019, Morales pretende participar en las presidenciales del año que viene. La Constitución tampoco le permitiría presidir de nuevo el gobierno tras tres legislaturas.
Bolivia sufre una crisis dentro de otra ahondada por los bloqueos de carreteras. Las acusaciones entre ambos sectores incluyen el «atentado» sufrido el domingo por Morales, que el gobierno calificó como un «autoatentado».
