“Hemos corregido la miopía en Cataluña a costa de desarrollar astigmatismo en el resto de España”. Una fuente de Ferraz resume así lo vivido electoralmente por el PSOE desde que, tras las generales de noviembre de 2019, empezara a firmar acuerdos con fuerzas independentistas catalanas. “La apuesta por la reconciliación ha tenido respaldo en Cataluña, pero a la vez ha habido una pérdida de poder en las demás comunidades. No es posible saber cuánta relación exacta tiene una cosa con la otra, pero hay vasos comunicantes”, añade esta fuente, que cree que la investidura como president de Salvador Illa no garantiza la interrupción de esta dinámica porque “el discurso del agravio del PP por la financiación singular, sobre todo desde las comunidades que gobiernan, va a ser difícil de desmontar”.
El avance de los socialistas en Cataluña es incontestable. En las autonómicas de 2017, tras el referéndum ilegal del 1 de octubre, fueron solo la cuarta fuerza con 17 diputados. En 2021 el PSC, ya con Illa al frente, fue el partido más votado y casi duplicó escaños (33). Y tres años después ha alcanzado los 42 y la presidencia. La escalada no se limita a las autonómicas. En las últimas generales antes del 1-O, el PSOE fue tercero (16,2%) en Cataluña. En julio de 2023 fue primero (34,7%). En cuanto a las europeas, ha pasado de segundo en 2019 (22,1%) a primero en 2024 (más del 30%).
En paralelo se ha producido una pérdida de poder en el resto de España. En 2023 el PSOE cedió la presidencia de la Comunidad Valenciana, Canarias, Aragón, Baleares, Extremadura y La Rioja. Desde 2019 ha dejado de ser el partido más votado en autonómicas en siete plazas, incluida Madrid. Caso aparte es Andalucía, donde cedió el poder tras las elecciones de 2018, pero siendo la formación más votada, condición que perdió en 2022 con la mayoría absoluta del PP. En generales, en 2019 el PSOE fue el más votado en diez comunidades. En 2023 se quedó en la mitad, cinco; y en tres de ellas no lo había sido cuatro años atrás (Cataluña, País Vasco y Navarra). En cuanto a las europeas, si en 2019 fue la fuerza con más apoyos en todas las comunidades salvo Cataluña y Euskadi, en 2024 lo fue solo en tres, Cataluña entre ellas.
A lo largo de estos años de acuerdos con ERC y Junts, con los indultos y la amnistía como exponentes más controvertidos, los líderes regionales del PSOE se han debatido entre sumarse al discurso del Gobierno, enfatizando la pacificación de Cataluña, y elevar la voz contra lo que consideraban privilegios. Dos críticos destacados han sido Javier Lambán, en Aragón, y sobre todo Emiliano García-Page, en Castilla-La Mancha, el más beligerante y el único con mayoría absoluta.
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Ahora el acuerdo entre el PSC y ERC que saca a Cataluña del régimen común de financiación ha abierto la veda para que la dirección del PP y los líderes autonómicos se lancen en tromba a denunciar un supuesto privilegio. La posición oficial de Ferraz ante el discurso de “agravio” —transmitida por un portavoz— es que el PP “se descalifica solo” con sus exageraciones, entre ellas que Illa gobernará con una “agenda más independentista” que ERC y Junts. El PSOE sostiene que en Cataluña se abre una “etapa de concordia, diálogo y futuro”, y se remite a las posiciones del propio Illa, que ha prometido que se mantendrá la “solidaridad” entre territorios. Pero la inquietud entre los barones del PSOE es evidente. Antes incluso de que las bases republicanas avalasen el acuerdo, cinco federaciones ya habían reclamado un debate interno. Los gobiernos de las dos comunidades presididas por el PSOE afectadas por el acuerdo, Castilla-La Mancha y Asturias —Navarra está fuera el régimen común—, rechazan el acuerdo.
Un dirigente federal del PSOE pide “paciencia”. “La reforma pactada [que requiere de la modificación de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas] obligará al acuerdo entre diversas fuerzas. Queda mucho. El problema es que hasta ahora casi lo único que se ha oído ha sido lo que dicen ERC y el PP. A partir de ahora, sobre todo de septiembre, nos tocará salir”, señala este dirigente, que hasta ahora solo ha recibido información sobre el acuerdo en una reunión telemática. También añade que no hay aún “un argumentario en detalle”, por lo que quienes defienden el pacto se apañan con dos argumentos. El primero, su aportación a la “pacificación” catalana con la presidencia de Illa. El segundo, afirma, la garantía de igualdad que supone el PSOE frente al “dumping” madrileño y las “bajadas de impuestos a las rentas y patrimonios altos” del PP.
La batalla andaluza y el flanco valenciano
La fuente de Ferraz que ve “vasos comunicantes” entre el ascenso en Cataluña y el retroceso en otras comunidades cree que el PSOE afronta un desafío complicado. Afirma que el impacto electoral del acuerdo dependerá de su concreción, “para la que será clave saber qué tipo de Illa es el Illa president”, pero remacha que “el marco por sí solo ya es peligroso”.
“Singularidad suena a privilegio, munición para el PP”, señala esta fuente, que cree que la financiación es “caso aparte” con respecto a la amnistía, los indultos o las mesas sobre el “conflicto político”. Y apunta a un territorio a su juicio especialmente delicado, Andalucía, que ve “sensible a los discursos de agravio”. Los grandes éxitos del PSOE, añade, se han basado en la percepción de avance simultáneo de Cataluña y Andalucía, como en 1982, después de que la comunidad del sur accediera a la autonomía plena tras el referéndum de 1980, precedido de unas manifestaciones en 1977 bajo el lema “Andalucía, como la que más” que miraban de reojo a Cataluña. También el Estatuto andaluz de 2007 tuvo algo de reflejo imitativo del catalán y coincidió con la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero, con buenos resultados del PSOE en Cataluña y Andalucía.
La explotación del discurso del “agravio” con respecto a Cataluña es un clásico del PP en Andalucía. Desde la gestación del Estatut hace ya dos décadas, después durante todo el procés, o ahora con la “financiación singular”, el PP ha seguido el mismo guion: presentar al PSOE como el partido que sacrifica los intereses de Andalucía para favorecer a Cataluña. La diferencia ahora es que Juan Manuel Moreno aplica desde la presidencia la fórmula que antes aplicaron desde la oposición otros como Javier Arenas. Ya en noviembre de 2023, Moreno llegó a convocar a los andaluces a la calle para decir no a una “España de dos velocidades”. En junio llamó a la “rebelión” contra el “maltrato” a Andalucía y su partido convocó a toda la sociedad a la “movilización”. Todo eso antes de la “financiación singular”.
Tras el acuerdo catalán, el PP va en bloque a transmitir la idea de que la “traición” a Andalucía —que ya atribuían a Juan Espadas, secretario general de los socialistas en la región— se extiende a la andaluza María Jesús Montero, ministra de Hacienda. Este sábado un dirigente andaluz del PP declaraba a la prensa que la asistencia del PSOE al homenaje por el 88º aniversario del asesinato de Blas Infante, “padre de la patria andaluza”, era una “hipocresía mayúscula” por ser simultánea a la “traición” del PSOE.
“El agravio es el discurso del PP desde que llegó al poder”, sostiene un dirigente del PSOE andaluz, para quien “la diferencia ahora es que tienen un elemento para llevarlo al máximo”. Dicho dirigente, que no niega que el discurso puede tener calado, afirma que el PSOE-A lo combatirá “sin entrar en el enfrentamiento entre comunidades, porque ese es el marco del PP”. Su confianza está depositada en que el acuerdo PSC-ERC sea un “acicate” para abrir el debate de la financiación autonómica. “En septiembre habrá Consejo de Política Fiscal y Financiera, Conferencia de Presidentes y reunión de los órganos del PSOE. En el PSOE andaluz somos los primeros que hemos dicho que Andalucía está infrafinanciada, y así lo mantendremos en la negociación. Pero Moreno no quiere negociar ni acordar, no le conviene”, señala este dirigente, que atribuye el nombramiento como portavoz de su Gobierno de la experimentada Carolina España a una voluntad de “confrontación total, en la línea de [Alberto Núñez] Feijóo”.
Otro dirigente del PSOE andaluz señala que es significativo que Moreno, en un pleno a finales de julio, dijera que “gran parte de las deficiencias” actuales de Andalucía se deben a los “privilegios” de otras comunidades. “No solo nos acusan de traidores, sino que utilizan Cataluña para justificar sus fracasos, ahora que el discurso de la herencia recibida se les acaba y ya no les vale para ocultar que el milagro económico andaluz es un invento y que la sanidad está hecha polvo. Así que le recordaremos que, mientras Mariano Rajoy recortó en 11.000 millones los traspaso a Andalucía, Pedro Sánchez ha transferido 36.000 millones más”, añade este dirigente, que tampoco oculta su “preocupación” por los efectos de esta campaña, sobre todo porque el PP es “una máquina de propaganda pagada por todos los andaluces”.
¿Tiene margen el PSOE para explicar un acuerdo de “financiación singular” evitando un destrozo electoral fuera de Cataluña? Oriol Bartomeus, investigador del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Barcelona, se inclina por el sí. “Pero requiere de una explicación a fondo y con convencimiento federal. Basta preguntarse: ¿por qué no recaudar y gestionar cada territorio, garantizando una solidaridad?”, señala este especialista en comportamiento electoral. Bartomeus cree que los problemas para abrir el debate “sin dramatismos” son tres: uno, que el “se rompe España” es rentable para la derecha; dos, que el federalismo da “vértigo” al PSOE; y tres, “que no hay una Cámara donde debatirlo, porque debería ser el Senado y no lo es”. Y añade: “Si el Gobierno no sale a explicar esto, lo hará Santiago Abascal”. Según este investigador, el “punto débil” del PP es la Comunidad Valenciana, “la más interesada en obtener lo mismo que han acordado el PSC y ERC”. “Si el PSOE es listo, iría directo a por Carlos Mazón”, concluye.