España y Francia comparten unos 656 kilómetros de frontera a lo largo de los Pirineos, que separan ambos países y definen parte de su historia. Pero más allá de esta línea natural, existe un pequeño enclave que no todo el mundo conoce: un municipio español completamente rodeado por territorio francés.
Sobre este pueblo ha hablado recientemente el tiktoker @romansocias, un joven viajero que recorre todas las provincias de España compartiendo curiosidades en redes. En uno de sus vídeos más recientes, ha visitado Llívia, un municipio catalán de la provincia de Gerona, que se encuentra totalmente aislado dentro de Francia, en pleno departamento de los Pirineos Orientales.
¿Por qué está Llívia rodeada por Francia?
Llívia pertenece a la comarca de la Cerdaña y cuenta con algo más de 1.400 habitantes. Está situada en un pequeño valle rodeado de montañas, a más de 1.200 metros de altitud, y conectada con el resto de España solo por una estrecha carretera de uso compartido.
La razón de su pertenencia a España se remonta al Tratado de los Pirineos (1659), firmado para poner fin a las hostilidades entre el país ibérico y Francia desde 1635. A través del acuerdo, se cedieron varios pueblos de la Cerdaña a Francia. Sin embargo, Llívia no fue incluido porque tenía el rango de villa, y así quedó establecido en el Tratado de Llívia (1660). Desde entonces, ha sido un enclave legalmente español, aunque aislado del resto del territorio nacional.
Como curiosidad, su situación fronteriza ha generado durante años tensiones anecdóticas, como la conocida ‘guerra de los stop’, en la que los vecinos arrancaban señales francesas para reclamar prioridad en la carretera. Más allá de estas tensiones puntuales, Llívia participa en numerosos proyectos de cooperación transfronteriza con municipios vecinos de Francia.
¿Qué hay que ver en Llívia?
Además de su historia, Llívia destaca por su patrimonio. Cuenta con las ruinas de un castillo medieval y con una de las farmacias más antiguas de Europa, la Farmacia Esteve, hoy convertida en museo. El entorno natural es otro de sus atractivos, con senderos, rutas de montaña y paisajes que invitan al paseo y la desconexión.
Además, todas las casas del núcleo urbano están construidas con piedra, lo que le da al pueblo un aspecto acogedor, muy típico de la arquitectura de montaña. Calles estrechas, tejados a dos aguas y balcones de madera completan un paisaje ideal para quienes buscan tranquilidad.
