La dana ha causado, al menos, 211 muertos. La notificación del primer medio centenar de fallecidos se dio a las nueve de la mañana del miércoles. Desde entonces, se ha ido actualizando a medida que las fuerzas de seguridad del Estado y servicios de Emergencias iban localizando cuerpos. La detección de los cadáveres se ha hecho únicamente a ojo, se han rescatado los que estaban a la vista y no se sabe cuántos puede haber dentro de coches, en los aparcamientos subterráneos o en los bajos de los edificios taponados por vehículos, contenedores y ramas.
El Teniente Coronel Sergio Marín López, Jefe de UAS y C-UAS del Servicio Aéreo de la Guardia Civil, ha liderado los equipos tanto de helicópteros como de drones que han trabajado en la localización de cuerpos. Recuerda la dureza de las primeras horas y la llegada a Utiel, uno de los primeros pueblos en los que se empezaron a ver los efectos de la gota fría. Los primeros días fueron de rescate. La Guardia Civil contabilizó 2.500 solo en las dos primeras jornadas. El despliegue de efectivos por parte del Gobierno, el mayor que se haya hecho jamás en tiempos de paz, ha permitido un total de 4.800 rescates. Ahora la labor está centrada en la búsqueda de cuerpos, para lo que el servicio aéreo sobrevuela cada carretera, cada barranco y cada metro de superficie por la que el agua marcó la destrucción. Marín destaca la labor de los drones, con los que han podido entrar en las viviendas más aisladas o de difícil acceso. Con las aeronaves no tripuladas acceden “a cada habitación para comprobar que todo estuviera en orden”, explica.
Los cadáveres no se pueden localizar con ninguna otra tecnología. Al menos no de momento. Las cámaras térmicas y los infrarrojos con los que está dotado el instituto armado sirven para visión nocturna. Días después de la catástrofe, los cuerpos ni siquiera podrían detectarse como fuente de calor, porque están ya fríos.
