La visita de los Reyes a Paiporta y Chiva, dos de las localidades más afectadas por la dana, fue una iniciativa de Felipe VI, a quien la riada del pasado martes sorprendió en un viaje oficial a Canarias. El jefe del Estado VI, según fuentes gubernamentales, tenía interés en saludar personalmente a los vecinos que han padecido en carne propia la catástrofe y la única duda era en qué fecha que se llevaría a cabo la visita real, el sábado o el domingo pasados.
Las fuentes consultadas por EL PAÍS no confirman que el Gobierno desaconsejara su presencia en Paiporta por razones de seguridad, como aseguran algunas fuentes. En La Moncloa se limitan a señalar que la visita fue organizada por la Casa del Rey, mientras que en La Zarzuela apostillan que “no se ha hecho nada en contra” del criterio del Gobierno. “Todos los actos se preparan conjuntamente con todas las administraciones e instituciones implicadas. Cualquiera que sea su característica. Esa es la norma”, subraya un portavoz de la Casa Real. En declaraciones a La Sexta, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha reconocido que “quizá no era el momento más oportuno” para hacer la visita, ya que “los ánimos estaban muy calientes”, pero ha denunciado también la actuación de grupúsculos de extrema derecha que han querido aprovecharse de “la indignación de la ciudadanía”.
La visita de los Reyes implicaba la presencia del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, que le acompaña protocolariamente cuando visita su comunidad autónoma como máximo representante del Estado en la misma, pero también se sumó el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, que hasta ese momento no había estado en la zona cero del desastre. Se tuvo especial cuidado, aseguran las fuentes consultadas, en que la visita no entorpeciera los trabajos de recuperación y limpieza que se están realizando en la zona, pero no se valoró el malestar acumulado por una población que se ha sentido abandonada por el Estado tras la riada.
Personal de la Casa del Rey se desplazó discretamente entre el jueves y el viernes a las dos localidades que tenía previsto visitar Felipe VI para organizar la visita. En el análisis previo de seguridad que se hizo figuraba la posibilidad de que se produjera un “chaparrón” en forma de quejas por parte de los vecinos, aunque no se esperaba una actitud tan violenta. El panorama con el que se encontraron los Reyes, alegan fuentes de La Zarzuela, era inédito y muy diferente al de desastres anteriores, como el accidente del tren Alvia en Santiago de Compostela, el volcán de la Palma o el terremoto de Lorca. “[En esta catástrofe] hay mucha pólvora”, alegan, en alusión al número de fallecidos, la incertidumbre por los desaparecidos, la polémica sobre las alertas o la gestión de la crisis; en definitiva, a la desesperación.
Un alto responsable de seguridad no duda en calificar de “error” la visita y otra fuente considera “previsible” lo sucedido, al aparecer juntos el jefe del Estado y los dos máximos responsables políticos del Gobierno y la comunidad autónoma, que por motivos diferentes se han convertido en diana del malestar de distintos sectores sociales. Fuentes gubernamentales creen que las figuras del Rey y la Reina han salido reforzadas, por mantener la sangre fría y dialogar con algunos manifestantes a pesar del clima de tensión que se vivía, pero añaden que el riesgo ha sido muy alto, no solo por el peligro de que los Reyes sufrieran alguna agresión física sino también por la posibilidad de que algún agente de seguridad perdiera la calma y se produjera un encontronazo violento con los que protestaban. Varios miembros de la comitiva oficial resultaron heridos leves y uno de ellos tuvo que recibir puntos de sutura.
Además de la indignación de los vecinos, los incidentes vinieron propiciados por la presencia de un grupo de alborotadores de extrema derecha a los que se pudo identificar en las imágenes de televisión. Entre quienes hablaron con Felipe VI había un joven con una sudadera con el nombre que los nazis dieron a la división azul con la que Franco apoyó la invasión de Rusia y varios de los que gritaban insultos y arrojaban barro a la comitiva oficial lucían simbología de extrema derecha. En el pueblo se encontraba también el seudoperiodista Vito Quiles, quien ha jaleando en sus redes sociales que se arrojase un palo contra el presidente del Gobierno y se destrozara un vehículo de la comitiva oficial. Solidaridad, el sindicato de Vox, anunció que ofrecía sus “servicios jurídicos gratuitos” a los detenidos o multados por los incidentes, en un tuit en el que se mostraba a varias personas apaleando y golpeando el vehículo oficial que resultó dañado.
Tras la visita a Paiporta, la Casa Real difundió un comunicado en el que anunciaba que “por acuerdo conjunto de las autoridades estatales, autonómicas y de la Casa [Real], la visita a Chiva [que estaba prevista el domingo por la tarde] queda aplazada” sin fecha. Felipe VI acudió, en su lagar, a la reunión del Cecopi (Centro de Coordinación Operativo Integrado), donde expresó su comprensión ante “el enfado y la frustración de muchos por lo mal que lo han pasado”.
Las frases de Felipe VI este domingo en Valencia
- “Las fuerzas están en todos lados al nivel que pueden”.
- “No hay otra manera, están haciendo todo lo posible”.
- “No hagáis caso a todo lo que se publica porque hay mucha intoxicación. Mucha intoxicación informativa y muchas personas interesadas en esto para que haya caos”.
- Cuando una persona le gritó indignada “Tiene que irse este Gobierno”, el Rey replicó: “Esto es una democracia”. Y tras una frase ininteligible, reconoció: “Esto supera todo lo imaginable”.
- Otro ciudadano le reprochaba que la visita había provocado un retraso en los trabajos de recuperación que se llevan a cabo en la localidad. “Todo es un equilibrio”, respondió el monarca, y objetó: “¿No vengo y me quedo en Madrid?”.