Avutarda, zorzal real y alirrojo, chova piquirroja, búho chico, escribano cerillo, camachuelo, mirlo capiblanco, sisón común… Son solo algunas de las 300 especies que podemos observar, prismáticos en mano, desde algunos de los numerosos puntos de birdwatching u observación de aves de la Comunidad de Madrid. Salir al campo a avistar e identificar las diferentes especies de pájaros características de un ecosistema determinado o a verlas en sus lugares de paso cuando migran en busca de mejores condiciones climáticas que en su hábitat natural, es una experiencia que engancha, y España es uno de los mejores lugares de Europa para empezar a «pajarear» (en el argot, avistar aves).
«Nuestra situación geográfica en el sur occidente de Europa nos confiere unas condiciones muy especiales para que críen o migren gran cantidad de aves, gracias a la influencia de dos climas: el atlántico del norte de Europa y el mediterráneo del norte de África», nos cuenta José María de la Peña, ambientólogo y fundador de Blue Nature, una empresa especializada en turismo ornitológico.
Y dentro de la Península Ibérica, nuestra región también destaca por su variedad de especies gracias a los diferentes ecosistemas que se dan en el territorio: la Sierra de Guadarrama, la Sierra Norte, las campiñas del Jarama y Henares, la comarca de las Vegas, la comarca Sur, la Sierra Oeste, la Cuenca Alta del Manzanares o la llamada Alcarria madrileña. «La naturaleza y avifauna en Madrid son bastante desconocidas, tenemos un montón de rincones salvajes, a veces muy cerca de la ciudad», continúa José María, que lo que trata con las rutas que organiza es dar a conocer esos tesoros medioambientales.
«Cuando uno sale al campo, si quiere interactuar con seres vivos, tiene plantas, invertebrados o aves. En España no es que tengamos una abundancia de mamíferos -que también- pero son más difíciles de ver. La mayoría de los mamíferos son pequeños roedores, y las especies grandes (osos, linces, ciervos…) son más esquivas. Por eso, en nuestras escapadas nos centramos en la avifauna: las salidas son más fructíferas porque hay más cantidad de pájaros y son más fáciles de localizar. Aunque nunca tienes asegurado ver a determinadas especies, lógicamente, porque son animales salvajes y un espacio natural no es un zoológico, pero al saber los sitios donde suelen anidar o los meses en los que migran y se establecen para pasar el invierno, es muy probable avistarlas».
Blue Nature organiza excursiones guiadas por expertos ornitólogos, de media jornada por la mañana o al atardecer (si vamos a ver especies nocturnas), y también de un día completo. Nos acompañan, nos explican las características del entorno natural que visitemos y las especies que allí se dan, y nos prestan el material necesario para disfrutar de nuestra primera incursión «pajareando»: unos prismáticos y telescopios, que nos permiten apreciar mucho mejor los detalles de cada especie, sus colores…
Abejaruco Europeo.BLUE NATURE
Los lugares y el mes de las salidas se eligen también según la época idónea para avistar determinadas especies, por ejemplo, marzo es la «última llamada» para ver a las aves invernantes que vienen desde el norte de Europa a nuestra geografía huyendo de la dureza de su invierno. Es el caso del acentor alpino, un pájaro típico de alta montaña que frecuenta los principales macizos montañosos, aunque es más abundante en Pirineos y Picos de Europa, y que en nuestra comunidad se resguarda en las cumbres de Peñalara o el monte Abantos. O del zorzal real, ave típica del bosque mediterráneo, que lo hace en los robledades de la Sierra Norte o en el Monte de El Pardo. Excursiones para despedirse de las aves invernantes antes de que regresen a su tierra, o recibir a las que vienen ahora en primavera, que hace ya varias semanas que salieron de sus lejanos cuarteles de invernada al sur del Sáhara para poner rumbo norte hacia Europa, donde podrán, una primavera más, sacar adelante a su prole.
Una de las rutas para dar la bienvenida a estas aves primaverales es la salida a las estepas cerealistas de Torrejón de Velasco, al sur de la comunidad. «Unos días antes de que llegue la primavera, el castillo de Torrejón de Velasco ya comienza a recibir los primeros cernícalos primillas del año. Los huecos que dejan las piedras caídas sirven de lugar de nidificación para este pequeño halcón. También veremos golondrinas y aviones comunes, recién llegados de sus periplos migratorios y con la misión de construir sus característicos nidos de barro.
Tras la visita al pueblo, saldremos a las zonas aledañas a disfrutar de su riqueza en aves esteparias. «No será difícil dar con algún bando de avutardas preparándose para hacer la rueda en unas semanas o el alcaraván común», explica José María. También marzo llena los cielos de la Península de un espectacular fenómeno natural: la migración de vuelta a su casa de algunas rapaces.
Procedentes del continente africano, emprenden su épico viaje hacia el norte, pasando por España, y en esta otra salida aprenderemos a diferenciar sus siluetas cuando planean en el cielo aprovechando las corrientes térmicas que activa la llegada del calor, por ejemplo, la del águila imperial ibérica, la reina de las rapaces, que se distingue por sus hombros nevados; o la del milano real, que empieza a asentarse en sus territorios de cría, en las riberas de Soto del Manzanares y del Jarama, en el sureste madrileño. Y con un poco de suerte, podremos ver algún ejemplar de culebrera europea o águila calzada.
Otra de las especies que vienen al centro peninsular a criar es el cuco, bueno, a criar no, mejor dicho, a dejar que otras aves críen por ellas, por eso también se las conoce como el «críalo europeo» (de «críalo tú»), y que podremos ver por ejemplo en la Dehesa de Navalvillar, en Colmenar Viejo. «Los cucos parasitan a otras aves, ponen los huevos en los nidos de otras especies como la urraca, que no emigra», nos explica José María. «El cuco tiene que llegar justo en el momento en el que las urracas han hecho su nido y han puesto algún huevo, porque son muy listas, y si el cuco pone un huevo en el nido vacío, se darán cuenta de que no es suyo… Entonces los cucos machos tienen que desplegar toda una estrategia para despistar a las urracas y sacarlas de su nido, para que así entre la hembra de cuco y ponga el suyo».
Otra de las especies que tienen solo un momento concreto para ser localizadas en el cielo de Madrid es el halcón de Eleanora, un ave de Madagascar que cría en los acantilados marinos de las Baleares, y que, en su migración prenupcial por el centro peninsular, aquí en Madrid y en Cuenca o Segovia, tiene un refugio en el que es fácilmente visible, porque viene a aprovechar la aparición de un escarabajo del que se alimentan por la época de San Juan, el «escarabajo Sanjuanero».
Peculiaridades y curiosidades de las diferentes especies que descubriremos también en las salidas. Y si nos aficionamos a esto de «pajarear», las posibilidades son casi infinitas, y podemos animarnos a salir de los límites de nuestra comunidad y apuntarnos a algunos de los viajes especiales que Blue Nature organiza a enclaves importantes de avifauna como las marismas de Santoña en Santander, el Delta de Ebro, el Cabo de Gata en Almería o la Albufera de Valencia. Hay 638 especies en España, el segundo país de Europa en variedad de pájaros, para identificar…
Rutas ornitológicas en Madrid
Donde: Especial Carpinteros. Torrejón de Velasco. 14 de marzo.
Rapaces del oeste. 21 de marzo.
Críalo europeo. Dehesa de Navalvillar. 28 de marzo
Quién: Blue Nature. Servicio de Guías de Naturaleza. 690 733 691
Solicitar plaza. www.bluenature.es