Trabajar en remoto era, antes de la pandemia, un privilegio reservado a pocos oficios. Pero el confinamiento por la emergencia sanitaria de la covid 19 impuso el teletrabajo a marchas forzadas. El tiempo ha demostrado que el sistema llegó para quedarse. Si en 2019 solo el 8,6% de los empleados en Cataluña trabajaban desde sus domicilios, la cifra se disparó hasta el 17,5% en el segundo trimestre de 2020, en lo más duro de la pandemia. Ese porcentaje ha caído desde entonces, pero sigue siendo el doble que antes de la pandemia. Según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora el INE, en el tercer trimestre de 2024 teletrabajó el 16,4% de los asalariados. Frente al teletrabajo habitual —el que supera el 30% de la jornada— en los últimos años se ha impuesto un modelo híbrido, que combina la presencialidad con el trabajo a distancia.
Cataluña es la segunda comunidad autónoma donde más se teletrabaja, solo después de Madrid, donde lo hacen más del 25% de los ocupados por la concentración de trabajadores de la función pública en la capital. En el conjunto de España, el teletrabajo como modalidad exclusiva ha caído respecto a la pandemia: en el segundo trimestre de 2024, solo el 7% de los empleados trabajó desde casa más de la mitad de sus días. Crece, en cambio, el número de empleados que lo hace de forma ocasional: un 6,8% este año frente al 1,7% de 2020, año del estallido de la pandemia.
Con la irrupción del teletrabajo vino la regulación. Primero, con la normativa sobre el teletrabajo de 2020, que estipula que tiene que ser voluntario por las dos partes. Más tarde, con los acuerdos colectivos en el sector privado y con el acuerdo en la Mesa de la Función Pública de 2021. La normativa ha dado lugar a pactos entre patronales y sindicatos, con dudas sobre cómo afecta a la conciliación y a la desconexión digital, así como al absentismo. En la mayoría de casos, los acuerdos se cierran con un teletrabajo por debajo del 30% de la jornada, lo que evita que la empresa tenga que abonar gastos como internet, electricidad o calefacción.
Según el director de relaciones laborales de Foment del Treball, Javier Ibars, la regulación vigente es un obstáculo para potenciar el teletrabajo porque comporta una “inseguridad jurídica respecto a los sobrecostes que debe pagar la empresa”. La patronal ha detectado que tanto los trabajadores como las empresas prefieren el formato híbrido en sectores que permiten el trabajo a distancia. “El teletrabajo es una modalidad positiva para trabajadores y empresas”, opina Sílvia Miró, directora de PIMEC, la patronal de la pequeña y mediana empresa de Cataluña. Miró considera que su crecimiento es “una buena noticia” y defiende un equilibro con el trabajo presencial para “evitar los riesgos a nivel psicosocial” de eliminar el contacto entre personas y facilitar la innovación en las empresas.
El secretario de política institucional de la UGT, Carlos de Pablo, coincide en que el aislamiento tras una pantalla puede implicar riesgos psicosociales e incluso problemas de salud mental. De Pablo reconoce las virtudes del teletrabajo en el ámbito de la sostenibilidad, la movilidad y la flexibilidad de horarios, pero señala las desventajas para los trabajadores. Según el secretario de política institucional, la capacidad de reorganizar las horas trabajadas puede facilitar la proliferación de horas extraordinarias e incluso puede impedir la desconexión digital de los trabajadores. “El hogar debe tener las mismas garantías en la cuestión de los riesgos laborales que un lugar ordinario en una empresa”.
“Se tiene que ir vigilando para que no se convierta en una medida de falsa conciliación en la que la responsabilidad recae más sobre las mujeres. Pero es una medida beneficiosa para los trabajadores y para las empresas: reduce tiempo de desplazamiento, ayuda a reducir las emisiones contaminantes, y los trabajadores están más contentos, lo cual es mejor para las empresas”, señala Cristina Torre, secretaria de Acción Sindical de CC OO Cataluña. “Es positivo que haya quedado esta medida de flexibilidad”, apunta, y resalta que no hay motivo para temer un mayor descuido en el trabajo desde casa: “Al contrario, lo que puede pasar es que haya gente de baja a la que se le envíe trabajo para que lo haga en remoto, y esto se tiene que evitar”.
Cuando volvió la presencialidad a finales de 2020, PIMEC consultó entre sus empresas la intención de mantener el teletrabajo. Según Miró, el sector digital fue el que expresó mayor inclinación de mantener el nuevo formato y afirma que si se volviera a consultar “muy probablemente” se mantendría esta preferencia porque es un sector que “favorece la posibilidad”.
Dos días a la semana
Una de las empresas donde el teletrabajo resiste después de la pandemia es Festo, una multinacional alemana de automatización industrial con sede en Barcelona. La empresa empezó a ofrecer la posibilidad de trabajar desde el domicilio un día por semana en 2019. La pandemia aceleró la transición y los empleados trabajaron desde sus casas durante durante el confinamiento, exceptuando la parte de montaje de maquinaria que debía ser presencial. “Cuando terminó la covid, vimos que el teletrabajo era muy positivo si estaba regulado y la combinación podía ser mejor de lo que estábamos haciendo”, explica Xavier Segura, director general de Festo.
Desde entonces, los empleados pueden optar por elegir dos días de teletrabajo a la semana. Para la empresa, introducir el teletrabajo ha sido una oportunidad para tener 200 trabajadores en el mismo espacio donde antes eran 140 y ahorrarse alquilar más oficinas. Segura ha detectado una tendencia por elegir los viernes para teletrabajar, pero para evitar “fines de semana de cuatro días” recomiendan a los empleados que si trabajan los viernes desde casa no elijan también los lunes.
Desde 2020, la empresa tiene un centro digital de análisis de datos y desarrollo de software. Los empleados de esta sección son mayoritariamente jóvenes entre 24 y 35 años con “una obsesión con el teletrabajo que no tiene nada que ver con los sectores más convencionales de la ingeniería”, observa el director. Segura admite que han adaptado el centro digital de la empresa a tres días de trabajo telemático para este perfil de trabajador: “Entre dos empresas, irán donde se ofrezca teletrabajo”. La directora de PIMEC ha detectado que es “una cuestión muy valorada por los jóvenes” en la búsqueda de trabajo.
A pesar de haber hecho una excepción para atraer el talento digital, Segura descarta el teletrabajo los cinco días de la semana. El director de Festo defiende un modelo híbrido para que los empleados estén en contacto con su equipo, se sientan comprometidos, intercambien sus ideas y agilicen las soluciones de los problemas.