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El timo de la Rue del Percebe, por Álvaro del Castaño Villanueva

by Marko Florentino
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Se me saltan las lágrimas de risa recodando el célebre comic del mítico historietista Francisco Ibáñez. Para los que no estén familiarizados con las viñetas de humor de esta tira cómica del siglo XX, se trataba de unas historietas que se desarrollaban en un edificio de pisos con la fachada seccionada para poder ver su vida interior, tanto la de los apartamentos como la de las estancias comunes. En la macro viñeta, que ocupaba toda una página completa, cada apartamento tenía su habitante, cuya intimidad se descubría cual voyeur a través de los ojos curiosos del lector, el cual exploraba cada una de las vidas de sus ocupantes, uno por uno, a través de sus inexistentes tabiques.

En el citado edificio había una portería, el Colmado Senén (tienda de ultramarinos), el ascensor, la alcantarilla (que también tenía su habitante, el Sr. Hurón), la consulta del veterinario, la pensión y los otros pisos. En ellos habitaban una serie de caricaturescos personajes liderados por Rita, la mezquina dueña de la pensión, la anciana de la sociedad protectora de animales, el ladrón, una familia formada por una mujer y sus cinco hijos traviesos, Manolo el pintor, un gato y un ratón, una araña, y, ocasionalmente, los personajes invitados entre los que destacaban a veces los legendarios Mortadelo y Filemón.

Pese a los divertidos y melancólicos recuerdos que me provocan esta tira cómica, ahora solo me conducen a pensar en las similitudes entre esta y nuestra querida España. Y esa comparación me entristece. En la actualidad, los españoles vivimos de inmersos de lleno en el número 13 de la Rue del Percebe. El puro disparate de gestión del país, las explicaciones absolutamente absurdas de cada decisión del Gobierno, las rocambolescas y estrambóticas consecuencias de cada acción que se toma a nivel del ejecutivo son el mejor sketch para una nueva saga de estas historietas.

Si yo fuera ahora Francisco Ibáñez (que en paz descanse), dibujaría una serie nueva de la tira cómica, en la cual el edificio equivaldría a nuestra querida España, cada apartamento a las autonomías, y sus ocupantes a los españoles. Cada historieta sería de traca e ilustraría el desparrame al que nos tiene sometidos el Ejecutivo cada semana. La primera historieta de esta nueva versión del comic no podría ser otra que la titulada La Condonación. ¿Les suena?

«Este es el mejor y más burdo truco del trilero, anunciar una quita de las deudas para simplemente engañar al público. Porque simplemente se trasladan las cantidades adeudadas de un bolsillo a otro de los perjudicados»

Esta maravillosa y descacharrante historia empezaría con la reunión de los miembros de la comunidad de vecinos, escuchando a la miserable dueña del edificio y de la pensión. Rita, presidenta de la Comunidad, explicar a sus inquilinos la inmensa generosidad de su nueva iniciativa: condonarles a todos la deuda que tenían con la Pensión Rita, y que a partir de ese momento esa deuda la asumiría la comunidad de vecinos. En sus magníficas y criptográficas explicaciones, ella manifestaría su voluntad de «condonar y no de condenar» a sus convecinos. Así -seguiría la autoritaria propietaria- todos se liberarían de sus cargas y vivirían felices y comerían perdices.

Lo que no saldría en la viñeta es que la presidenta de la Comunidad habría sido elegida para el cargo de manera perversa con el apoyo de una alianza de los más disparatados del edificio, compuesta por el ladrón, el gato, la araña, el inquiokupa de la alcantarilla y sobre todo con el voto favorable del delirante ocupante del ático, un delincuente convicto. El citado inquilino aparecería en la viñeta encantado y sonriente, disfrutando de la noticia y frotándose las manos. Porque el ridículo personaje, se habría endeudado de manera desproporcionada para expandir la superficie de su vivienda, invadiendo las partes comunes de la terraza superior del edificio, ocupando toda la extensión del último piso, con el objetivo de independizarse y así dejar de pagar las cuotas, formando su propia e independiente comunidad de uno. Pero, gracias al orden que habría restablecido las indomables fuerzas de la TIA, dirigidas por Mortadelo y apoyadas por Filemón y supervisadas por el superintendente Vicente, el insurrecto habría sido detenido y luego condenado a derrumbar la construcción ilegal. Esto le habría llevado a un desquiciado sobreendeudamiento y a la condena unánime de todos los ocupantes del edificio, volviendo con la cabeza gacha a integrar la lista de integrantes de la Rue del Percebe, Comunidad de Bienes S.A.

Ahora la presidenta solamente gobernaría con el único objetivo de mantenerse en el cargo, supeditada en todo momento a complacer los deseos de sus apoyadores, especialmente el del ático-buhardilla.

En La Condonación, Rita se empeñaría sobre todo en explicar a la comunidad, que en su extremada generosidad habría asumido el compromiso de perdonarles a todos las deudas con la comunidad y con sus proveedores, realizando una generosa quita, de manera que a partir de ese momento fuese la comunidad de propietarios la que asumiese las deudas de cada uno, independientemente de la razón por la que estuvieran endeudados. Así, los manirrotos del edificio podrían seguir sobre endeudándose y embarcándose en locas aventuras sin fin, y por el contrario, los que se administrasen bien y no tuvieran casi deuda que trasladar, asumieran las deudas de sus vecinos por la parte alícuota que les perteneciese.

Reproduzco, por su interés periodístico, la conversación entre el delincuente del ático y Rita:

— Presidenta, me has perdonado la lo que le debía a la Pensión, unos 50.000 euros.
— Sí, como habíamos acordado.
— ¿Y a los demás cinco vecinos?
— Sí, les perdoné las suyas de 10.000 cada uno.
— Estupendo, así ahora cada uno debemos «solo» 16.000 euros a la Comunidad. ¡Me encanta esta idea de «la quita», querida Rita!

Este es el mejor y más burdo truco del trilero, anunciar una quita de las deudas para simplemente engañar al público. Porque simplemente se trasladan las cantidades adeudadas de un bolsillo a otro de los perjudicados. Pero se estaría premiando a los manirrotos, y castigando a los ahorradores, y de paso engañando a las cándidas almas que en su desconocimiento solo leen los TBOs de opinión sincronizada.

¡Que simpático timo de la estampita, y todo para mantener la presidencia de la comunidad!





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