Cuando en 1998 Borja Villacís Sánchez (Madrid, 1983) fue identificado por primera vez tras una agresión en la calle de Hilarión Eslava (Chamberí), Kevin Pastor aún no había nacido. Por aquel entonces, el hermano de la exvicealcaldesa de Madrid Begoña Villacís, asesinado el pasado martes presuntamente a manos del propio Kevin, tenía solo 15 años y acababa de tener su bautismo en el mundo skinhead. Su fanatismo adolescente le abrió las puertas de la temida sección Skin Cubos, fundada por algunos de sus allegados de mayor edad y disuelta, precisamente, en la misma época del estreno de Borja en los ficheros policiales.
A partir de ahí, su carrera como cabeza rapada seguirá una espiral de violencia y excesos hasta bien entrada la década de 2010 (le constan unas 22 identificaciones por estas razones hasta 2018), la misma en la que víctima y verdugo tejerán lazos de amistad en el seno del grupo Ultras Sur: una relación, que a la postre, estará marcada por el salto del mundo ultra al narcotráfico. ABC ha tenido acceso a su larga trayectoria en dependencias y cacheos policiales, por la que era un viejo conocido de los agentes desde hacía veinticinco años. Ha muerto a tiros en una cuneta de El Pardo con los 41 recién cumplidos.
El paso al mundo de las drogas es un denominador común en perfiles delincuenciales como el de algunos aluniceros, que empezaron dándoles a la maza y estampando coches en establecimientos a finales de los 90 para, ya en este siglo, reventar cajas fuertes con botines millonarios en joyas. Algunos, como El Piojo, el Troll o el Niño Sáez han sido luego investigados por robos de cientos de kilos de cocaína en depósitos judiciales o, directamente, por practicar ‘vuelcos’ a otros criminales de semejante calaña.
Ese patrón es también el de los neonazis más peligrosos que se cuentan en la nómina policial de expertos en esas lides. El Niño Skin es el epítome de ello. Borja Villacís estaba investigado en una causa del Juzgado Central número 5 de la Audiencia Nacional junto al primero y otros más en un sumario por el que fue detenido en julio de 2021. Pocos años antes había dejado de ser un habitual en las identificaciones como ultraderechista para pasarse, según las investigaciones, al negocio de la droga.
La operación Águila Frozen, de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil acabó con 33 arrestos, entre ellos el del hermano de la política de Ciudadanos. Las actuaciones del juez Santiago Pedraz, iniciadas en 2019, le señalan como el encargado de vigilar una ‘guardería’ de sustancias estupefacientes en un piso que alquiló en Las Rozas. Lo eligieron, entre otras cosas, porque no tenía antecedentes por delitos contra la salud pública, pero su papel en el entramado era fundamental, siempre atendiendo al sumario del caso.
La mafia, con sus cuatro ramas bien diferenciadas en el reparto de tareas (importación, logística, traslado y seguridad), mantenía lazos con las organizaciones radicales Automotive y Skin y empresas tapadera. Y, como venía siendo habitual en el entorno del Niño Skin, había quienes se disfrazaban de guardias civiles (en el argot, ‘policías ful’) para cometer los asaltos.
Pero hasta llegar ahí pasarán antes dos largas décadas de militancia ultra. En mayo de 2001, Borja ya es un miembro destacado de la rama juvenil de los radicales del Real Madrid. Y prueba de ello es la visita al estadio del Rayo Vallecano, donde la Policía lo volverá a identificar junto a dos de sus camaradas cogiendo piedras del suelo. El objetivo, además de enfrentarse a los aficionados locales, era buscar a los Bukaneros y otros ‘redskins’ ajenos al fútbol a las puertas del bar Lieja, una especie de ‘herriko taberna’ a la madrileña, a solo dos calles de Puente de Vallecas.
La magnitud de las contiendas allí vividas fue tal, que hasta la banda ultraderechista Non Servium, un fenómeno de masas en esos años dentro de la extrema izquierda, llegó a sacar una canción. «¿Qué pasó en el Lieja? Por qué de ese día nadie quiere hablar», reza el estribillo, en alusión a una estampida sin precedentes del bando neonazi. El Lieja, transformado después en una discoteca latina, es hoy un local cerrado y sin actividad.
Borja, una vida en Ultras Sur
Tras ello, Borja gana fuerza en Marceliano Santamaría y su nombre ya es conocido por todos los líderes del grupo. Entre otros, José Luis M. O. ‘Ochaíta’, Álvaro C. ‘El Cadenas’, números 1 y 2 de Ultras Sur hasta 2013; Francisco Javier A. ‘El Fichaje’, quien fuera detenido como sospechoso de ser el asesino de la baraja (aunque no tardó en descartarse su autoría); Alberto A. C., al frente de Juventudes Canillejas; o Sergio R. ‘Chopi’, recientemente fallecido y el cabecilla por antonomasia de los ultras madridistas más jóvenes.
En 2003, los agentes filian a Borja en Oporto junto a 46 miembros de Ultras Sur, en el marco de un partido de Champions League disputado en tierras lusas; también en Leganés, con motivo de un amistoso que los pepineros juegan contra el Atlético de Madrid, así como en junio de 2005 en un polígono de Talamanca del Jarama, donde el grupo radical celebra su 25 aniversario.
Por el camino, la Policía le identifica en un concierto por el 20-N montado por Hammerskin (la organización transnacional a la que pertenece hasta su desmantelamiento en 2004), en otros de música RAC (Rock Against Communism), y en diversos botellones previos a las cacerías que los skinheads cometen en ciertas zonas de Madrid, como el paseo del Pintor Rosales. Ya en la década de 2010, periodo clave para entender el nexo entre Borja y Kevin, el primero vuelve a ser fichado en Barajas antes de volar a Ámsterdam, junto con otros 164 individuos que acudían a ver el Ajax-Real Madrid. Los radicales habían facturado 19 palos de madera que pretendían usar para enfrentarse a sus homólogos holandeses.
Dos años después, acude al homenaje a los Caídos de la División Azul en el cementerio de La Almudena por la batalla de Krasny Bor, una acción que el mismo Kevin emulará en 2017. En noviembre de 2013, Borja ya suma una condena de seis meses de prisión por dos delitos de lesiones (al agredir en 2004 a dos jóvenes que salieron en defensa de una mujer de raza negra a la que él y su grupo estaban insultando), y acaba de entrar en la treintena.
15 identificaciones a Kevin
En aquel momento, su presunto liquidador, Kevin, apenas tiene 14 años y la Policía Nacional ni siquiera tiene constancia de su existencia, algo que cambiará muy pronto. Pasará a engrosar las filas de Ultras Sur, entre otros colectivos de extrema derecha, y sumará 15 reseñas por expertos en grupos radicales de la Policía entre abril de 2015 y mayo de 2017. Amén de su paso por prisión por temas relacionados con drogas, supuestos ‘vuelcos’ y sospechosos y frecuentes viajes a Francia.
Pero antes de la entrada de Kevin en las bases policiales, la facción más joven y violenta de Ultras Sur, comandada por Antonio M. ‘El Niño Skin’, Javier O. ‘El Bombero’ y Daniel F. ‘El Cani’ toma por asalto la cúpula del fondo sur del Bernabéu. Acusan a Ochaíta y Cadenas de venderse a Florentino Pérez para mantener el negocio (solo con la venta de merchandising el grupo factura decenas de miles de euros al año), y no tardan en imponer una nueva era en Marceliano Santamaría.
Algunos veteranos se posicionan del lado de los líderes históricos y abandonan el barco, pero otros, entre los que están Chopi, El Fichaje o Borja Villacís se quedan con los jóvenes. Varios de ellos conforman la banda Outlaw (fuera de la ley), el nuevo núcleo duro de los ultras merengues, a los que pronto las actividades delictivas vinculadas al mundo del fútbol se les van a quedar pequeñas.
En paralelo, la amistad del Niño Skin y otros miembros de Outlaw con Daniel ‘El Ratilla’, un neonazi muy asentado en el Frente Atlético y líder de la sección de este último grupo, Suburbios Firm, genera un cisma en la ribera del Manzanares. El 31 de diciembre de 2013, El Niño y sus secuaces irrumpen por sorpresa en el bar Duratón (la vieja sede del Frente) y apuñalan a un capo colchonero.
El Ratilla jura ante los suyos vengarse del Niño Skin, pero lejos de hacerlo vuelve a ser visto con Outlaw en la noche madrileña, lo que motiva que el Frente Atlético expulse a Suburbios del fondo sur del Calderón y exhiba una pancarta con el lema de «Antinarconazis». Tienen claro que las relaciones entre unos y otros están marcadas por el tráfico de drogas, un complejo panorama en el que emerge la figura del joven Kevin Pastor.
En abril de 2015, con 16 años, es identificado junto a numerosos integrantes de Ultras Sur de camino a Vallecas; en agosto, lo mismo, pero esta vez en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón en compañía de los ultras del Betis, que buscan de la mano de Suburbios enfrentarse al Frente Atlético. Su relación con esta escisión rojiblanca es residual y ni mucho menos ha pertenecido a ella.
Kevin, en cambio, sí ha estado ligado a Hogar Social, como prueban sus filiaciones en protestas y desalojos del colectivo okupa y neonazi que solo reparte comidas para españoles; y a Skin Retiro, un grupúsculo liderado por Cristian C. y ya extinguido desde hace años. De hecho, en octubre de 2015, se le interviene una navaja de pequeñas dimensiones en la calle del General Ricardos y pegatinas de Skinhead Retiro. Al año siguiente, vuelve a ser descubierto con un cuchillo de cocina en el parque del Retiro; también en las inmediaciones del Bernabéu en un partido frente al Borussia Dortmund, y en diversos homenajes de La Falange.
El episodio más grave, no obstante, le supuso ser condenado a once meses de libertad vigilada por participar en una salvaje agresión a dos jóvenes de ideología opuesta, con los que se toparon a las puertas de un bar en San Sebastián de los Reyes. A uno de ellos, le rajaron la cara de oreja a boca, hechos por los que el único adulto implicado, Luis Alberto G. ‘Fofi’, fue sentenciado a doce años de cárcel. Kevin se libra de los barrotes por no haber cumplido aún la mayoría de edad.
En 2017, le constan dos reyertas en las zona de Las Ventas y Atocha, respectivamente; otro intento de agresión a la entrada de de un colegio de la calle del Doctor Esquerdo; una concentración en la puerta del Sol para apoyar a los detenidos en la librería Blanquerna; y más colaboraciones con Hogar Social, en este caso en la plaza de Margaret Thatcher, donde usurparon la sede del antiguo Banco Madrid. Un historial propio de un cabeza rapada que pierde fuelle a medida que va entrando en otros terrenos delictivos, quien sabe si de la mano del Niño Skin o el propio Borja Villacís, a su vez más alejados del panorama ultra para adentrarse en terrenos más lucrativos, pero mucho más peligrosos.