El voto femenino y feminista para poner en marcha el «Gobierno de la igualdad». A ese objetivo se ha lanzado el BNG. Su candidata, Ana Pontón, aspira a romper el doble techo de cristal de ser la primera mujer y la primera nacionalista en convertirse en presidenta de Galicia y, rodeada de mujeres, apeló en el penúltimo día de campaña a su voto masivo, convencida de que, si el domingo las mujeres «votan en masa» al BNG, «vamos a entrar por la puerta de la Xunta todas las mujeres y también todos los hombres que caminan con nosotros por la igualdad, que son mayoría».
Este voto femenino y feminista es uno de los nichos de votantes de Pontón desde que lidera el BNG. Si en el 23-J nacional fue clave, como reacción, según los sondeos, a un hipotético gobierno del PP sustentado por Vox, con su mensaje negacionista de la violencia de género, ahora su potencial no se observa por ese frente, sino como promoción del liderazgo de una mujer como presidenta.
La controversia atizada por los enfrentamientos entre el feminismo clásico y los feminismos de Podemos, no ha invadido la política gallega, un territorio donde los morados no tienen representación autonómica y la polémica Ley Trans no entró en la agenda. Sí lo hizo la ley del solo sí es sí, con toda la clase política solicitando una modificación como la finalmente aprobada. Ahora, el feminismo no tiene muchos referentes en los que mirarse este 18-F.
Y Pontón es quien más opciones tiene de beneficiarse. Su apuesta en esa línea de forma decisiva. Apela a que, en un contexto de cambio, «siempre las mujeres somos motor» e invoca un cambio histórico. «No quiero hacer historia por mí, yo quiero hacer historia por todas y para todas», sostiene, prometiendo «hacer de las políticas de igualdad su prioridad», porque «la igualdad no es un jarrón para poner en una mesa que queda bonita, la igualdad no es un lazo lila en la solapa cada 8 de marzo, la igualdad es querer trabajar todos y cada uno de los días del año para que las mulleres tengamos las mismas oportunidades». En las últimas citas autonómicas, como única mujer cabeza de cartel, jugó ese baza, pero este 18-F su poder va más allá.
En la lucha por ese voto ha irrumpido toda la izquierda, con tres mujeres como cabeza de cartel y el PSOE con un candidato, José Ramón Gómez Besteiro, que tira del historial feminista del partido, y de pesos pesados como la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, que en un mitin agitó la movilización femenina: «Somos las mujeres las que movemos al electorado, si vamos a votar, ganamos». Desde Sumar, Marta Lois también busca ese espacio, convencida de que «las mujeres serán decisivas en el cambio político histórico del 18-F». En una entrevista con este periódico, apeló a la candidata del BNG para liderar una coalición que haga realidad ese Ejecutivo feminista. «Espero que la señora Pontón también entienda que es el momento del gobierno de las mujeres». Y la candidata de Podemos, Isabel Faraldo, también echa mano del historial morado y de Irene Montero. En Vigo, la ex ministra prometió impulsar políticas feministas para «fomentar esa transformación que se está demandando por parte de la sociedad y acabar con el machismo».
Esa carrera por el voto en femenino tiene un resultado incierto, y por eso más decisivo, toda vez que en las encuestas las mujeres son más propensas a declararse indecisas y pocos sondeos de intención de voto segregan por sexos, pero lo que sí es una realidad es que no es exclusivo de la izquierda. También el PP ha entrado en campaña. Alberto Núñez Feijóo, este jueves, censuró a PSOE y BNG: «intentan darnos lecciones de igualdad!», dijo, a costa de la ley del solo sí es sí y reivindicó las políticas de igualdad de la Xunta del PP desde 2009.
Para averiguar el impacto de este voto en femenino es revelador el estudio postelectoral del CIS sobre el recuerdo del voto de las autonómicas de 2020. Entre los votantes del BNG y del PP hubo más mujeres y entre los que eligieron al PSOE, Vox o las mareas, más hombres. Los nacionalistas estarían en disposición de llevarse el apoyo de más mujeres progresistas y los populares, de las conservadoras. Ese estudio revela que, entre los votantes del PP, el 55,5% fueron mujeres y el 44,5% hombres. Entre los que eligieron el BNG, ellas fueron el 51,7% y ellos, el 48,3%. En el PSOE, sin embargo, ellas fueron menos, el 48,4%, y ellos, el 51,6%. Mayor diferencia se registró en Vox, con el 77,6 de hombres y el 22,2 de mujeres. Galicia en Común, partido más asimilable a Sumar y Podemos, tuvo un 54,8% de votantes varones y un 45,2% de mujeres.