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La caza de rumores ha comenzado tras el sensacional anuncio del acuerdo de 6.500 millones entre Sam Altman y el padre diseñador del iPhone. «Se llevará colgado del cuello, no tendrá pantalla, será capaz de percibir su entorno, pero no pretende sustituir al smartphone. Será un tercer dispositivo después de los teléfonos móviles y los ordenadores».
El anuncio de la alianza entre Jony Ive, diseñador de los mayores éxitos de Apple, y OpenAI ha desatado la caza de rumores: ¿En qué están trabajando Ive y Sam Altman, que en el dúo creativo ocupa el lugar que durante años fue de Steve Jobs? La idea de ambos es crear un nuevo dispositivo físico que pueda convertirse en un elemento central de la vida de las personas. El anuncio se produce después de que OpenAI, la empresa dirigida por Sam Altman, adquiriera ‘io’, la start-up fundada por el propio Ive, por la suma de 6.500 millones de dólares.
Durante una reunión con los empleados, de la que informó el Wall Street Journal, Sam Altman describió esta nueva colaboración como «una oportunidad para hacer lo más grande que jamás hayamos hecho como empresa». Las ambiciones son enormes: OpenAI pretende distribuir más de 100 millones de estos nuevos «compañeros de IA»(AI companion, por ahora no hay mejor nombre). Una cifra enorme que se alcanzaría, según Altman, «más rápido de lo que ninguna otra empresa ha despachado nunca 100 millones de un nuevo producto».
¿Qué se sabe hasta ahora de este misterioso objeto? No será un smartphone, ni unas gafas inteligentes como las que Google acaba de mostrar. Probablemente tampoco será un wearable clásico (auriculares, relojes). Se dice que Ive ha expresado su escepticismo sobre los objetos vestibles en el cuerpo, como también informa el Wall Street Journal. Por tanto, se cree que el misterioso producto podría ser algo pequeño, para guardar en el bolsillo o colgar del cuello como un colgante, o incluso colocar sobre el escritorio, junto al portátil o el smartphone. De hecho, la ambición no sería esa -difícil de hecho- sustituir al teléfono móvil, sino más bien crear una tercera categoría de producto «indispensable» que acompañe al smartphone y al ordenador.
No se produce en China
El conocido analista Ming-Chi Kuo, en un post en X, especificó -basándose en sus contactos en la industria tecnológica- las supuestas características técnicas y de diseño del prototipo: «La producción en masa comenzará en 2027, probablemente fuera de China, quizá en Vietnam. El prototipo actual es ligeramente más grande que el Humane AI Pin, con un diseño compacto y elegante similar al de un iPod Shuffle». Según Kuo, este dispositivo estará equipado con cámaras y micrófonos para detectar su entorno, pero no tendrá ningún tipo de pantalla y se conectará a smartphones y ordenadores para aprovechar sus capacidades de procesamiento y visualización.
Humane AI Pin es el dispositivo que, junto con otro gadget llamado Rabbit R1, representó la primera oleada de AI Companions. Ambos fueron un fracaso. Jony Ive, en declaraciones a Bloomberg, comentó estos mismos intentos de crear un nuevo hardware basado en la IA: «Eran productos muy pobres. Faltaban ideas nuevas e innovadoras que se reflejaran en los dispositivos».
Para qué se utilizará este dispositivo
El concepto clave de estos objetos -y, por tanto, probablemente también del futuro gadget de OpenAI- es liberar a los usuarios de la dependencia de las pantallas, desplazando la interacción hacia una comunicación más natural e inmediata basada en la voz y la percepción visual. Altman, dirigiéndose a sus empleados, dejó claro que el paradigma actual -el de utilizar ordenadores y smartphones para acceder a la inteligencia artificial- está anticuado y se queda corto ante el potencial de tecnologías como ChatGpt. «Tenemos una especie de inteligencia mágica en la nube, pero si ahora quisiera preguntarle algo a ChatGpt, tendría que sacar mi portátil, abrir un navegador y teclear», explicó Altman. «Ese es el límite superior de lo que puede hacer un portátil actual, pero creo que la tecnología se merece algo mucho mejor».
M.G. Siegler, conocido analista e inversor en el campo de la tecnología, señala que la verdadera innovación estará en la forma de interactuar del dispositivo: «El punto clave parece ser la entrada de voz, no necesariamente un dispositivo wearable», escribió Siegler en Spyglass. Según Siegler, aunque Ive y Altman evitan hablar explícitamente de wearables, el dispositivo podría ser algo parecido a una grabadora de voz avanzada, con posible integración de cámaras que permitan a la IA «ver» y describir su entorno.
El desafío a Google, las dificultades de Apple
La decisión de apostar por un dispositivo sin pantalla es un claro desafío al dominio actual de Apple y Google, que basan gran parte de su estrategia en pantallas e interfaces táctiles. Pero Google impresionó al público y a los iniciados con su avalancha de anuncios relacionados con la IA durante el evento Google I/O (según Ming-Chi Kuo, una de las principales razones por las que OpenAI acaba de anunciar su colaboración con Ive es para desviar la atención de los anuncios de Google, que mostraban una fuerte integración entre su propio ecosistema y la inteligencia artificial, un reto que OpenAI aún no es capaz de afrontar plenamente).
Apple, en cambio, parece tener más problemas. Se está quedando atrás en el desarrollo de la inteligencia artificial, y un dispositivo distinto a los smartphones pondría en peligro los ingresos del iPhone, que sigue siendo fundamental en las cuentas de la compañía dirigida por Tim Cook y que se ve amenazado, además, por los nuevos aranceles de Trump. La respuesta de Apple podría llegar pronto, en el evento Wwdc 2025 previsto para el 9 de junio.
«La IA integrada en aplicaciones físicas reales es claramente la próxima tendencia crítica», afirma Kuo. Y el acuerdo entre Ive y OpenAI va exactamente en esta dirección, como decía el gran informático y premio Turing Alan Kay: «La gente que se toma en serio la creación de software debería construir su propio hardware».