En Torre Pacheco, el municipio murciano de 40.000 habitantes que fue noticia el pasado mes de julio por la brutal agresión de un grupo de marroquíes a un anciano y las reacciones que esta desencadenó, ya nacen más extranjeros de segunda generación que españoles autóctonos. Así se desprende de los microdatos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Según estos, el 60,1% de los nacidos en 2023 tenían madre inmigrante. Entre las progenitoras, destacan las procedentes de Marruecos (38,6%), muy por delante de las de Ecuador (6,4%) e India (4,3%).
Estos datos cobran particular interés teniendo en cuenta el conflicto cultural que existe en la ciudad murciana, en donde un grupo de magrebíes dio una paliza a un anciano que paseaba tranquilo, desencadenando disturbios entre los vecinos y los inmigrantes, y abriendo un debate sobre la integración de un tipo específico de inmigración en España.
Para el demógrafo que ha extraído estos datos, Alejandro Macarrón, el choque entre civilizaciones está detrás de la delincuencia: «A Samuel Huntington, el autor de la monumental obra El choque de las civilizaciones, en vista de estos números, no le habrían extrañado lo más mínimo los sucesos de Torre Pacheco». El responsable de Estudios y Análisis Social de CEU-CEFAS culpa de la multiculturalidad a «un Estado de bienestar muy pasado de vueltas, que disuade a muchos españoles de trabajar por los subsidios, y que atrae y retiene mucha más inmigración de la necesaria para el mercado laboral, en especial a la inmigración africana, que es la que tiene una tasa de paro más elevada».
Murcia en 2044
Lo que sucede en Torre Pacheco no es un caso aislado ni una anomalía, sino la norma en muchos lugares de España, y muy especialmente en Murcia. Los flujos migratorios descontrolados y la pérdida de españoles por más muertes que nacimientos están siendo tan intensos que, si se mantienen las pautas del último quinquenio, desde 2035 en adelante los nacionales autóctonos serían minoritarios en algunas provincias.
En este panorama, Murcia será una de las primeras provincias víctima de la «semidesintegración de la españolidad demográfica», y en 2044 ya tendrá más inmigrantes que extranjeros. Más tarde que Alicante, que será la primera en registrarla (2035) pero mucho antes que Córdoba, la última, en 2073, detrás de Badajoz (2069) y Cádiz (2064). Las provincias que caerán más rápido (como Barcelona o Gerona) lo harán por recibir más inmigración y tener una población más envejecida.
Esta progresiva sustitución se debe a la baja natalidad, al envejecimiento poblacional (mueren más españoles de los que nacen) y a la inmigración descontrolada. Esta tendencia se está cebando en especial con País Vasco y Cataluña, cuyas cuatro provincias tendrán mayoría de inmigrantes para 2039. Madrid experimentaría esta realidad en 2038, dentro de trece años. Siempre, si se mantuviera la dinámica actual.
Menos españoles
Pero no hay que esperar tanto. La pérdida de nativos españoles ya es una realidad: la población nacida en España y que tiene una edad de entre 20 y 39 años ha caído en 4,57 millones en tan sólo dos décadas. Si en 2003 había 12.408.592 personas en esa franja de edad vital para la sostenibilidad de un país, en 2024 había 7.837.194, lo que supone una reducción del 36,8%. Es decir, la población joven autóctona se ha reducido a la mitad. Esto se debe a la caída de la natalidad, pero también a la inmigración y emigración neta.
No es el único dato demoledor. Desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno, hay 735.050 españoles menos y 3.215.805 extranjeros más. Así se extrae comparando los datos del INE del 1 de julio de 2018 con los del 1 de julio de 2025. Por lo expuesto, Macarrón sostiene que «la sustitución no es un mito de la extrema derecha».