En cada rincón de La Bureba aparece una pequeña iglesia, una ermita casi olvidada… Recuerdos de una etapa de esplendor que hoy se convierten en interesantes paradas de una escapada llena de naturaleza, historia y relax. ¡Bienvenidos a La Bureba!
Si ponemos rumbo a La Bureba, en la provincia de Burgos, nos adentraremos en tierras de cereales extraordinariamente fértiles, llanuras que invitan a la tranquilidad y a descubrir el románico de la región. Y es que si hay un estilo arquitectónico que representa a La Bureba ése es, sin duda, el románico, que en esta comarca alcanzó unas altas cotas de perfección.
Nos daremos cuenta de ello nada más poner un pie en la zona: en cada rincón de estos bonitos paisajes cerrados al norte por los Montes Obarenes aparece una pequeña iglesia, una ermita casi olvidada… Armoniosos recuerdos del esplendor que antaño conocieron estas tierras de Burgos, una herencia monumental de más de una veintena de ejemplos que bien merece una escapada. Ruralidad, sobriedad, recogimiento o solidez son características que definen la arquitectura románica, y todo ello lo veremos en La Bureba.
Si partimos desde la ciudad de Burgos camino de Briviesca, conocida como «la bien trazada» por su elegante casco histórico, podemos hacer una primera parada en el Monasterio de Rodilla. Este entorno privilegiado, un remanso de paz rodeado de montañas, alberga una de las joyas del románico burgalés. Es la ermita de Nuestra Señora del Valle, un templo de gran personalidad que muestra toda la grandiosidad y, a la vez, sencillez de un estilo artístico que dominó el panorama en Europa durante los siglos XI y XII y que aquí en La Bureba se expresa a la perfección. En este templo también podremos admirar importantes tallas de la época.
Nuestra siguiente parada podría ser Valdazo, donde se encuentra la iglesia de San Pelayo. Se trata de un templo peculiar, con una torre situada en el centro del edificio y un magnífico ábside reforzado por dos haces de tres columnas. Y más al norte, bordeando el bonito Parque Natural de los Montes Obarenes está Quintanaélez. Allí debemos tomar el cruce a Soto de Bureba para alcanzar la iglesia de San Andrés, de finales del siglo XII, otro bonito y original exponente del arte románico. Destaca por su interés la iconografía del pórtico.

Iglesia de Soto de Bureba
Navas de Bureba y Los Barrios de Bureba: dos grandes ejemplos del románico burgalés
Si nos movemos en dirección Oña, no tardaremos en llegar a Navas de Bureba. Allí podemos ver la iglesia de La Asunción, uno de los mejores templos tardorrománicos de la comarca. Está lleno de reminiscencias árabes, especialmente en el doble arco polilobulado de su ábside, y posee una interesante colección de relieves escultóricos, así como una vistosa y amplia portada. Su Cristo crucificado es una de las numerosas piezas escultóricas de interés que pueden encontrarse en esta zona.

Iglesia de Navas de Bureba
El arte se integra en el paisaje en la ermita de San Fagún (o San Facundo), a las afueras de la localidad de Los Barrios de Bureba. Es uno de los monumentos más pintorescos y espectaculares de la comarca, un lugar que parece detenido en el tiempo. Al estar situado en alto y encontrarse completamente aislado, su visión es magnífica, una foto de postal. La otra particularidad es que sólo tiene el ábside y una bonita espadaña. Aun así, se trata de un conjunto de gran valor y belleza que fue declarado Monumento Nacional en 1982.

Ermita de San Fagún (o San Facundo)
El viaje termina en dirección a Briviesca: Aguilar de Bureba, Piérnigas, Quintanarruz…
De nuevo en dirección a Briviesca tenemos que parar en Aguilar de Bureba para ver la imponente iglesia parroquial de Santa María La Mayor, otro bonito ejemplo del patrimonio románico de La Bureba. El tiempo también parece haberse detenido en este rincón de la provincia. Sobre las pechinas, el ábside y los hermosos capiteles, realizados por uno de los mejores talleres que trabajaron en el románico rural de Burgos, sobresale una cúpula irregular.
Muy cerca se encuentran las ermitas de San Baudilio, en Quintanabureba, y la de San Martín, de la que destaca su espadaña. La ermita está situada a un kilómetro de Piérnigas y aunque se trata de un camino estrecho y de piedras, la visita merece la pena. Podemos seguir después hacia Rojas, donde un antiguo pórtico románico se oculta en forma de capilla de la iglesia de San Andrés, y acercarnos luego a Quintanarruz. Su iglesia es toda una sorpresa para los amantes del románico. Las iglesias de Carcedo de Bureba (en lo alto de la colina) y Abajas son otros significativos ejemplos de la grandeza del románico de esa zona.
El románico dejó también aquí su huella a través de muchas otras ermitas, como las de Pancorbo –La virgen del Camino-, Poza de la Sal –Santa María de Pedrajas- y, más al este, Ameyugo, Encío o Santa Gadea del Cid.
Más información en burebayvalles.es y turismoburgos.org


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