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La Catedral de Sevilla es una de las joyas arquitectónicas más impresionantes de España y del mundo. Considerada la catedral gótica mejor conservada del planeta, se alza majestuosa en el corazón de la capital andaluza, atrayendo a millones de visitantes cada año. En 1987, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, junto con el Archivo de Indias y el Real Alcázar, en reconocimiento a su excepcional valor histórico y cultural.
Un poco de historia
La construcción de la Catedral de Sevilla comenzó en 1401 sobre los restos de la antigua mezquita aljama de la ciudad, reflejo del pasado islámico de Sevilla. La decisión de construir un templo cristiano de magnitudes colosales respondió a la intención de demostrar el poder y la riqueza de la ciudad, que en aquel entonces era un importante centro comercial y político.
Los arquitectos y constructores se propusieron «hacer una iglesia tan grande que los que la vieran terminada nos tengan por locos», según la tradición. Y lo lograron. Con sus 11.520 metros cuadrados de superficie, la Catedral de Sevilla es la más grande de estilo gótico y la tercera iglesia más grande del mundo, después de San Pedro en el Vaticano y San Pablo en Londres.
Un exterior imponente
El exterior de la catedral impresiona por su tamaño y su elaborada decoración gótica. Sus imponentes fachadas están adornadas con esculturas de santos, relieves y elementos decorativos que muestran la maestría de los artistas de la época. Entre sus numerosas puertas, destacan la Puerta del Perdón, la Puerta de la Asunción y la Puerta de San Miguel, cada una con detalles arquitectónicos singulares.
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El templo cuenta con una serie de contrafuertes y pináculos que refuerzan su estructura y aportan un aire solemne y majestuoso. Su robustez ha permitido que, a lo largo de los siglos, la catedral haya resistido el paso del tiempo, los terremotos y las guerras sin perder su esencia original.
Un interior de inigualable belleza
Al cruzar las puertas de la catedral, el visitante queda asombrado por la grandiosidad de su interior. Con una altura de 37 metros en la nave central y una luminosidad que filtra a través de sus vitrales medievales, el ambiente es sobrecogedor.
El retablo mayor, una obra maestra del arte gótico y renacentista, es uno de los más grandes y elaborados del mundo. Creado por Pedro Dancart y otros artistas, se compone de 45 paneles tallados y dorados que representan escenas de la vida de Cristo. También destacan la Capilla Real, donde reposan los restos de Fernando III de Castilla, y la Capilla Mayor, con su impresionante cúpula renacentista.
Otro de los tesoros que alberga la catedral es la tumba de Cristóbal Colón, un monumento de bronce sostenido por cuatro heraldos que representan los reinos de Castilla, Aragón, León y Navarra. La presencia de los restos del almirante refuerza el vínculo de Sevilla con el descubrimiento de América.
La Giralda: icono de Sevilla
Uno de los elementos más característicos de la Catedral de Sevilla es la Giralda, su campanario de 104 metros de altura. Originalmente, fue el alminar de la mezquita construida en el siglo XII por los almohades. Tras la reconquista cristiana, se añadió el cuerpo de campanas en el siglo XVI, coronado por la estatua del Giraldillo, que simboliza el triunfo de la fe cristiana.
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La giralda
Subir a la Giralda es una experiencia obligatoria para cualquier visitante. A diferencia de la mayoría de los campanarios europeos, no cuenta con escaleras sino con 35 rampas que permitían el acceso a caballo. Desde la cima, se obtiene una de las vistas panorámicas más espectaculares de Sevilla.
Un referente artístico y cultural
La Catedral de Sevilla no solo es un referente arquitectónico, sino también un epicentro de actividad cultural y religiosa. En ella se celebran importantes eventos litúrgicos a lo largo del año, entre los que destaca especialmente el Corpus Christi y la Semana Santa, cuando la Catedral abres su puertas a las 60 hermandades que realizan estación de penitencia entre el Domingo de Ramos y el Domingo de Resurrección.
Su archivo y tesoro albergan una impresionante colección de obras de arte, con pinturas de grandes maestros como Murillo, Zurbarán y Goya. Además, su biblioteca guarda documentos históricos de incalculable valor, incluidos manuscritos medievales y registros del comercio con América.
Y es que a pesar del paso de los siglos, la Catedral de Sevilla sigue siendo un testimonio de la grandeza del gótico español. Su impecable estado de conservación, gracias a constantes labores de restauración y mantenimiento, la convierten en un verdadero legado de la humanidad.