La presión crece sobre Hamás para aceptar el plan pactado por Donald Trump y Benjamin Netanyahu para Gaza. Reforzado por la acogida favorable que ha cosechado en buena parte de la comunidad internacional, incluida Europa y países árabes claves en la … región, el presidente de EE.UU. advirtió este martes al movimiento islamista que resiste al mando de los palestinos de la Franja de que dispone solo de «tres o cuatro días» para responder a la propuesta de paz que presentó en la Casa Blanca junto al primer ministro israelí.
Antes de partir hacia la base de Quantico, en Virginia, donde se dirigió a los generales en un discurso sin precedentes, el presidente explicó que Israel y todos los países árabes ya han aceptado el plan impulsado por Washington, y que la decisión final corresponde ahora a la organización palestina.
Hay optimismo en la Casa Blanca, aunque moderado, por lo mucho que se ha tardado en obtener un alto el fuego. A Netanyahu, Trump le ha dicho que ha obtenido todo lo que pedía al inicio de la operación militar, incluida la destrucción de ese grupo, y su destierro de Gaza. Para el pueblo palestino, el plan supone, simplemente, el final de la ofensiva y el desplazamiento constante, aunque ahora depende de la reconstrucción.
«Todos los países árabes han firmado. Israel ha firmado. Solo falta Hamás, y Hamás o lo hace o no», declaró Trump. Recordó además que, en caso de negativa, Netanyahu tiene permiso «para hacer lo que tenga que hacer». El primer ministro israelí ya se comprometió antes a acabar con Hamás, pero una negativa de ese grupo supondría intensificar una operación militar en Gaza que se acerca a su segundo año.
Silencio de Hamás
El presidente describió el plan como un alto el fuego inmediato, condicionado a la liberación de rehenes y a la buena conducta de las facciones en la Franja. Según el plan, elaborado con la colaboración del ex primer ministro británico Tony Blair, Hamás tendría 72 horas para liberar a los cautivos. Trump defendió que el acuerdo iría más allá del conflicto actual y representaría «una de las mayores cosas que jamás hayan ocurrido», al abrir la posibilidad de una paz duradera, permanente en Oriente Próximo.
Hamás, sin embargo, no se ha pronunciado por el momento. Este martes recibió en Doha la propuesta de EE.UU. e Israel a través de los mediadores de Qatar y de Egipto, y a los que se esperaba que se sumara Turquía. Pero por las palabras del primer ministro qatarí, Mohamed bin Abdulrahmán al Thani, Hamás aún no estaría en condiciones de dar su visto bueno al plan, si bien el hecho de que lo esté estudiando mantiene una puerta abierta al acuerdo.
«El plan de Trump logra un objetivo clave: poner fin a la guerra, pero hay cuestiones que necesitan aclaración y negociación», manifestó Al Thani en declaraciones a la cadena de televisión Al Yasira, indicando que lo presentado «son principios que deben debatirse en detalle y cómo trabajar en ellos», recogía anoche la agencia Europa Press. Al Thani, que subrayó que la fase actual de las negociaciones «es importante», indicó que, si bien el alto el fuego «es un punto claro del plan», la cuestión de la retirada de las tropas israelíes plantea dudas, aunque no especificó en qué sentido.
La Casa Blanca difundió el lunes un documento de 20 puntos que contempla la desmilitarización de Gaza, el retorno de desplazados, un gobierno transitorio de tecnócratas palestinos y el despliegue de una fuerza internacional de estabilización. Hamás quedaría fuera de la administración del enclave, aunque se ofrecería amnistía a sus miembros si aceptan la convivencia pacífica. Aquellos que quisieran abandonar Gaza tendrían paso seguro al extranjero.
Trump subrayó también ayer que Hamás «ha pagado un precio enorme por el 7 de octubre», con unas 25.000 bajas y su liderazgo golpeado en tres ocasiones. Los grupos palestinos, por su parte, cifran en más de 65.000 los muertos desde el inicio de la guerra, lo que ha provocado críticas de organismos internacionales que denuncian un castigo desproporcionado a la población civil. La ONU pidió a todas las partes comprometerse con un acuerdo que alivie el sufrimiento de la población, en medio de una crisis humanitaria sin precedentes en la Franja.
El plan de Trump ya cuenta con el respaldo de Egipto, Jordania, Arabia Saudí y Qatar, además de Israel. De forma llamativa, incluso líderes críticos con la política israelí, como el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, han valorado positivamente la iniciativa como una oportunidad para acabar con la guerra. La alta representante de la UE para la política exterior, Kaja Kallas, ve en la propuesta «una oportunidad» para la paz.
División entre los palestinos
En cambio, dentro del campo palestino la reacción ha sido dispar: Fatah, la facción que gobierna en Cisjordania, expresó disposición a cooperar para lograr un alto el fuego y garantizar la entrada de ayuda humanitaria, pero algunos de sus dirigentes calificaron el documento como un acto de rendición.
El presidente estadounidense enmarcó su iniciativa en una serie de esfuerzos diplomáticos que, según él, han puesto fin a ocho conflictos internacionales desde su llegada al poder. Sus asesores ya lo presentan como candidato al Premio Nobel de la Paz, pese a que el propio plan prevé un endurecimiento de la ofensiva militar israelí en caso de rechazo por parte de Hamás.
Netanyahu repitió en varias ocasiones el lunes y martes que está decidido a «terminar el trabajo» si Hamás no acepta. La intensificación de los bombardeos en Gaza marcaría una nueva fase del conflicto, con consecuencias imprevisibles para la región. En paralelo, el presidente palestino, Mahmud Abás, reiteró su disposición a celebrar elecciones en el plazo de un año tras el final de la guerra, en un intento de proyectar unidad frente al desafío planteado por Washington. No se presenta al veredicto de las urnas desde 2006.
Trump resumió su posición con un mensaje tajante a los periodistas en la Casa Blanca: «Hamás va a hacerlo o no, y si no, tendrá un final muy triste». Sus palabras, pronunciadas antes de embarcar en el helicóptero presidencial hacia Quantico, confirmaron que la ventana de negociación es extremadamente estrecha y que el futuro inmediato de Gaza depende de una decisión que deberá tomarse en cuestión de días.