El sbado, hora y media antes del inicio del GP de Arabia Saud, dos instantes se entrelazaron en el paddock. Un par de escenas que evidencian el momento actual de la F1, sacudida ltimamente por todo tipo de escndalos y rumores. Un presente convulso comprimido en las lujosas instalaciones del Corniche Circuit. Los magnates locales ms jvenes, en busca de autgrafo, abran hueco a Oliver Mintzlaff, el director ejecutivo de Red Bull, que atravesaba la escena a paso ligero, intentando contener la curiosidad de los periodistas. A slo unos metros, Toto Wolff contemplaba el espectculo desde el hospitality de Mercedes y despeda con un abrazo a la familia de Carlos Sainz. El piloto madrileo, en busca de asiento para 2025, haba aparecido por sorpresa entre una nube de focos para seguir la carrera desde el garaje de Ferrari. Pese a su reciente operacin de apendicitis, todo aquel espectculo, tambin para l, mereca la pena.
El momento crtico de Red Bull, con Christian Horner bajo los focos, ha concitado la atencin meditica durante las dos ltimas semanas. El team principal no slo tuvo que sortear las acusaciones de una empleada por «comportamiento inadecuado», sino que debi poner orden en su garaje. Ante Jos Verstappen, padre del tricampen mundial, y ante Helmut Marko, otrora fiel consejero, acusado ahora de filtrador. Ambos se han alineado contra el jefe, inflamando el clima de guerra civil.
De hecho, antes de aterrizar hace 10 das en Bahrein, muchos ya daban a Horner por amortizado. Pero l, con dos dcadas de experiencia en las moquetas del Gran Circo, no iba a entregar su cabeza as como as. Slo unas horas despus del armisticio entre Marko y Mintzlaff y el doblete de Max Verstappen y Sergio Prez sobre el asfalto, Horner lanz un titular a modo de advertencia: «Ninguna persona es ms grande que el equipo». Haca alusin, por supuesto, a Verstappen, que la vspera haba reiterado su inquebrantable lealtad hacia Marko. Cuando le incidieron por una hipottica marcha de su campen, Horner ni siquiera enarc una ceja. «Max es un piloto maravilloso, pero aqu dentro todo el mundo tiene un papel que desempear. Nunca digas de ese agua no beber. Si un piloto no quiere estar en un sitio, se ir a otro». Y ese destino, obviamente, slo podra ser Mercedes.
De ah el inters, teido de su habitual suficiencia, con el que Wolff observaba las prisas de Mintzlaff por el paddock. Despus de las dos primeras citas del Mundial, las Flechas de Plata slo han sumado 46 puntos, incapaces siquiera de seguir el rastro de Ferrari. Y la baja de Lewis Hamilton, camino de Maranello en 2025, le duele a Toto en el alma. Para ocupar el vaco del heptacampen, nadie tan capacitado como Verstappen, tal y como el austriaco admiti. «Es una decisin de Max, pero todos los equipos de la parrilla se pondran a hacer el pino con tal de tenerle en su coche».
Mercedes dice no tener prisa con este asunto, pero lo cierto es que, tal y como ruedan las cosas en Red Bull, el desenlace podra precipitarse. De momento, la faccin austriaca del equipo, comandada por Marko y el entorno de Verstappen, obtuvo el sbado una bocanada de oxgeno. «Seguir en mi puesto», confirm el veterano asesor, tras su cordial encuentro con Mintzlaff. Nunca tuvo costumbre de que le amordazaran, pero Marko deber vigilar a partir de ahora cada uno de sus pasos. Porque Horner se ha hartado de sus nfulas de presunto portavoz oficial. Y sobre todo, porque le considera el topo que ha filtrado los documentos de su escndalo sexual.
Asimismo, la cadena alemana RTL adelant el sbado que el team principal habra ofrecido 700.000 euros de indemnizacin a la trabajadora que lo denunci. Una suma que aumentara hasta el milln de euros gracias a la compensacin de la propia escudera. Horner, como ya todos saben en el paddock, cuenta con los favores del tailands Chalerm Yoovidhya, propietario del 51% de las acciones de Red Bull GmbH. Parece que la faccin britnica, desde su factora de Milton Keynes y desde las oficinas centrales en Bangkok, va ganando la guerra.
