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Feijóo quiere evitar el error de otra movilización de la izquierda como el 23J

by Marko Florentino
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Lo que no se atrevió a hacer en la campaña del 23J, hace tres años, cuando la izquierda agitó el miedo de que habría pacto con la ultraderecha de Vox –consiguiendo una movilización que permitió a Pedro Sánchez volver a La Moncloa– decidió hacerlo esta vez, hablando de ello sin tapujos, como le reclamaban internamente, en la clausura del congreso nacional del PP. Sin una convocatoria electoral en marcha ni la certeza de cuándo serán las próximas generales, Alberto Núñez Feijóo ya ha proclamado su primera promesa: si consigue llegar al Gobierno no incluirá a ministros de Vox. No quiere una coalición, aunque en el PP saben que eso dependerá de los números que arrojen las urnas.

En todo caso, es una apuesta arriesgada, que revolverá al resto de partidos, empezando por el de Santiago Abascal. No es habitual hablar de pactos sin una campaña electoral de por medio. Pero, tras muchas vueltas, Feijóo se ha lanzado a una nueva estrategia. Es la última bala del dirigente gallego para intentar llegar a La Moncloa y el partido ha decidido engrasar al máximo la maquinaria a pesar del calendario, todavía muy incierto.

En la campaña electoral del verano de 2023 algunas voces del PP apostaban por verbalizar este mismo compromiso, por despejar la incógnita y no dejar que el electorado procedente del PSOE, e incluso de una parte del centro derecha, se alejaran por miedo. Un pacto con Vox a nivel nacional –lo vio claramente Sánchez y por eso convocó– ahuyentó a potenciales votantes de Feijóo y, sobre todo, estimuló a una izquierda desencantada y desmotivada. Funcionó el freno a la ultraderecha. Ahora, reflexionan en Génova, «el desastre es tan enorme» que el PP tiene «la obligación moral» de tener una mayoría que trascienda las siglas populares. La crisis institucional creada por el Gobierno, la trama de corrupción del PSOE y las heridas en el feminismo y en las bases socialistas por asuntos tan dolorosos como la prostitución o los comportamientos machistas de algunos dirigentes tan cercanos a Sánchez, como se vio este mismo fin de semana, han dado una vuelta al tablero.

Ese es el diagnóstico en el PP. Y por eso Feijóo se lanzó ayer a responder las preguntas que muchos se hacen dentro y fuera de su partido. «Es el momento de ser claros», avanzó. Ya había hablado más de 35 minutos. Pero dejó las alianzas, el tema más delicado y que tiene visiones muy distintas en su organización, para el final. El formato elegido –preguntas y respuestas– tenía toda la intención. «Esto había que zanjarlo. Y queda zanjado», afirmaban en su entorno más cercano justo cuando terminó.

Feijóo considera un fracaso el Gobierno de PSOE y Sumar. Le obsesiona, si es que llega su turno, poder ofrecer «un Gobierno estable» como confesó también durante su intervención. Y en el PP cada vez están más seguros de que esa opción solo será viable si los ministros son elegidos y controlados por él. La aventura de los gobiernos autonómicos –Vox decidió abandonarlos un año después– ha influido mucho en su percepción a futuro. Negar una coalición mientras rechaza «un cordón sanitario» a los de Abascal busca dos objetivos: no ofender a los tres millones de votantes que tiene Vox y que manifiestan su fidelidad en todas las encuestas, y tranquilizar a una parte importante de la derecha que no está de acuerdo con la estigmatización que se hace a este partido desde la izquierda. «Sánchez pacta con Bildu y nosotros nos tenemos que avergonzar de pactar con Vox», resumen dirigentes de distintos territorios.

Pero, la gran batalla, insisten en el entorno de Feijóo, es captar a una bolsa de votantes que salen del PSOE por la crisis sitémica demostrada en el entorno de Sánchez. Y en esa operación –la de convencer a esos electores– entra la apuesta de defender un gobierno en solitario.

Lo más complicado –como reconocen algunos dirigentes veteranos– es encajar esa promesa con una estrategia general ‘atrapalotodo’, que también intentó hace tres años. Mientras Feijóo defiende que no haya cordón sanitario a Vox también proclama la necesidad de volver a los consensos con el PSOE, una vez esté fuera Pedro Sánchez. Y, sobre los nacionalistas, la cuestión más crítica dentro del PP por los sectores que piden rechazar cualquier entendimiento con PNV y Junts, Feijóo fijó su postura. «Fuera de la ley y la Constitución, nada de nada. No voy a consentir más desafíos a nuestro país».

No cerró la puerta a acuerdos dentro del marco constitucional si esos votos son necesarios y también sirven para dejar a Vox fuera del Gobierno. La apuesta es arriesgada y ambiciosa porque, de facto, es una petición a todo el que quiera acabar con la etapa de Sánchez. «Es él o Feijóo. No hay más», repetían en su equipo. En la vocación ‘atrapalotodo’ solo hay una excepción: Bildu. Fue el único momento al hablar de pactos que el líder puso en pie al auditorio entero, recordando la línea roja que jamás aceptarían y que el PSOE ya cruzó hace tiempo.



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