Nacho Bautista descubrió el mundo de las energías renovables cuando trabajaba evaluando proyectos para grandes fondos de inversión. Sabía que ofrecían una combinación difícil de batir: bajo riesgo, rentabilidad estable, impacto ambiental positivo. Pero había un problema. «El acceso estaba reservado a unos pocos», recuerda. La entrada mínima era de 100.000 euros, y eso dejaba fuera al 99,9% de la población. Ni él mismo podía invertir en lo que analizaba.
Así nació Fundeen: una plataforma de financiación participativa que permite a cualquier ciudadano invertir desde 500 € en proyectos de energía solar, puntos de recarga para vehículos eléctricos y otras infraestructuras verdes. Bautista la fundó junto a su hermano Adrián en 2017, tras ganar un concurso universitario y dejar sus empleos en Madrid. Empezaron en Ávila, su ciudad natal, con 40.000 euros prestados por el banco y una idea clara: facilitar el acceso a inversiones que, hasta entonces, eran terreno exclusivo de grandes capitales.
«Queríamos construir algo desde aquí, no quejarnos de que en Ávila nunca pasa nada», resume. Hoy Fundeen cuenta con más de 2.000 inversores registrados, ha canalizado más de 20 millones de euros hacia 30 proyectos y está reconocida como la primera plataforma española de crowdfunding renovable autorizada por la CNMV. El modelo, que comenzó casi como un experimento local, ha demostrado su capacidad para escalar sin perder su vocación original: facilitar que cualquiera pueda participar en la transición energética. Lo hace con una propuesta clara, sencilla y con retorno: inversión verde, sin necesidad de moverse del sofá.
Inversión responsable y con retorno
A diferencia de otros modelos más especulativos, Fundeen permite elegir exactamente en qué proyecto se quiere invertir. La plataforma muestra información detallada, estimaciones de rentabilidad, plazos y riesgos asociados. Hay opciones de deuda (como préstamos colectivos) y de capital. «Una persona puede diversificar y construir su propia cartera verde, aunque no tenga experiencia financiera», explica Bautista.
La rentabilidad media ronda el 6-7 % anual y hasta ahora ya se han repartido más de dos millones en beneficios. Pero el impacto no es solo económico. Muchos de los proyectos financiados –principalmente instalaciones solares– permiten desplazar miles de toneladas de CO₂ al año. Y en zonas rurales, Fundeen ha promovido un modelo de inversión local que convierte a los vecinos en beneficiarios directos de los parques que se instalan en su entorno.
La idea no es nueva, pero en España aún es incipiente. Algunas comunidades autónomas, como Cataluña o Baleares, ya exigen una participación ciudadana mínima para autorizar ciertos proyectos. Otras la promueven mediante incentivos. En ese marco, Fundeen se ha posicionado como un facilitador natural. «Cuando la gente invierte en un parque solar de su comarca, cambia completamente su percepción del proyecto», explica. «Ya no es algo que te imponen, sino algo en lo que participas. Algo tuyo».
Desde dentro, la empresa también ha querido distinguirse. Fundeen obtuvo en 2020 la certificación B Corp, un exigente sello que reconoce a las compañías con impacto social y ambiental positivo. «Tuvimos que profesionalizar muchos procesos internos, sobre todo en el área de personas», cuenta Bautista. Implementaron protocolos de onboarding, documentación transparente y estructuras pensadas para el crecimiento. «Nos ayudó a comportarnos como una empresa más grande de lo que éramos».
Tecnología, expansión y futuro
A nivel técnico, Fundeen no presume de hacer «rocket science», pero sí de haber invertido más de un millón de euros en construir una plataforma robusta. Permite registrar una cuenta, validarse y realizar una inversión en menos de 15 minutos. Un proveedor externo gestiona los pagos y, para quien no quiera inmovilizar su dinero a largo plazo, existe un marketplace interno de compraventa de participaciones. No cobran comisiones por esas operaciones: lo ven como un servicio más para facilitar la decisión inicial. «Saber que puedes vender si necesitas liquidez da tranquilidad, incluso si no llegas a usarlo», dice Bautista.
Con una licencia europea que les permite operar en todos los países miembros, Fundeen se prepara ahora para dar el salto a México, donde ya ha anunciado una alianza para coinvertir en 17 proyectos solares junto a la empresa MASPV. Esperan recibir en los próximos años la autorización local para captar inversión directamente en ese mercado. Pero el objetivo a largo plazo va más allá del crecimiento geográfico.
Para Nacho y para su empresa, el verdadero cambio está en que el ciudadano medio asuma un nuevo rol. «Queremos que la inversión sostenible deje de ser algo de nicho, que deje de estar ligada solo a fondos institucionales y que el pequeño ahorrador se convierta en parte activa de la transición energética», defiende. Cree que cada vez más personas buscarán construir un patrimonio financiero más diversificado y con impacto. «Creemos que estamos en el lado bueno de la historia y que la tendencia es alcista y creciente, así que seguiremos apostando por este modelo.»