Entre los 3,500 técnicos graduados el viernes por el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep) se encontraba Jaqueline Minaya, quien, junto a su esposo e hijos, es un caso resaltado por la institución debido a que toda la familia se formó en el instituto. La formación sentó las bases para que, en el caso de tres de los miembros, pudieran emprender negocios en las áreas de refrigeración, estética y masaje corporal terapéutico.
Rafael Durán, cabeza de esta familia oriunda de Santiago, narró a Diario Libre, tras el acto de graduación, su motivación para estudiar en el instituto hace 37 años: «Eran tiempos muy difíciles, éramos muy humildes, pobres. Yo trabajaba en agricultura con mi papá y un día miré hacia atrás y hacia adelante y dije que no podía seguir así».
Explica que, junto a un amigo, buscaron opciones para estudiar. «Salimos a hacer un curso en otra institución, pero nos la pusieron difícil. Entonces, alguien nos dijo que había una institución llamada Infotep que daba cursos gratuitos. Ahí comenzamos nuestro primer curso».
Durán inició con cursos de orientación, luego estudió refrigeración doméstica e industrial, hasta alcanzar alrededor de 11 diplomas en áreas diversas. «He mantenido a mi familia y allegados gracias a Infotep«, indicó.
El fruto de «aprovechar el tiempo«
Al lado de su padre, Katherine Durán relata que su acercamiento al Infotep ocurrió tras presentar problemas con la documentación obtenida después de las pruebas nacionales. «No me llegaba mi documento. Duré mucho tiempo en espera; decidí aprovechar el tiempo y fui a tomar un curso en Infotep«, sostuvo.
La mujer, que se graduó hace 17 años, señala que el área en la que se formó, estética, le llamaba más la atención que la universidad. «Hasta ahora tengo mi profesión y he mantenido a flote a mi familia», explicó.
Su hermano Enrique se graduó de electricista hace ocho años. Desde entonces, es empleado de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte (Edenorte) y también se ha dedicado a estudiar ingeniería en una universidad.
«Quise estudiar algo que me diera libertad»
La matriarca de la familia relata que trabajó en el área de ventas de una empresa durante años; sin embargo, decidió cambiar el rumbo de su vida tras ver la autonomía que tenían sus familiares con sus respectivos negocios.
«Yo dije: ´Déjame estudiar algo que me dé libertad´. Ya tengo un centro de masajes que inauguré recientemente para seguir mi proyecto, igual que ellos», relata la mujer de 58 años.
Minaya recomendó a la juventud evitar desalentarse y vencer los obstáculos, «que muchas veces son más mentales que financieros».
