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Hato Mayor, RD.- La isla Hispaniola es rica en recursos naturales, pero en el este dominicano hay tres provincias que deslumbran por sus encantos naturales, caracterizadas mayormente por saltos de aguas y ranchos para la atracción turística.
Estas provincias son Hato Mayor, Monte Plata y El Seibo, que compiten entre sí por determinar cual posee mayores atractivos ecoturísticos.
Hato Mayor, una histórica ciudad fundada hacia 1520 por Francisco Dávila, posee atractivos que la hacen única, destacándose saltos o cascadas, ranchos turísticos y hoteles que exaltan el ecoturismo.
En sus bosques, praderas, valles y montañas se localizan saltos como El Zumbador, Yanigua, La Jalda y El Limpio, que se han convertido en emblemáticos lugares para la sana diversión y el esparcimiento.
Así mismo, en valles y praderas aguardan cavernas que son centros de peregrinación turísticas como la Fun-Fun, Doña Ana, La San Gabriel, Cueva de la Línea y otras localizadas en mogotes del parque Nacional los Haitises, en la ensenada de la bahía San Lorenzo, en el costero municipio de Sabana de la Mar.
También abundan los ranchos turísticos Doña Callita, Rancho Rey y el hotel Paraíso Caño Hondo, una estructura confeccionada en rocas cálcicas y otros elementos extraídos de la madre naturaleza.
El agroturismo está en desarrollo vertiginoso con las visitas de turistas a las plantaciones de cítricos, cocoteros cacao y fincas ganaderas existentes
Las cabalgatas se han convertido en símbolo del ecoturismo en toda aquella ciudad esteña, donde el verdor y el bosque amenazan con nunca acabar y ser cobijas de turistas nacionales y extranjeros.
En la serranía de la Cordillera Oriental, en medio del bosque húmedo, hijos de las aguas subterráneas y abrazados por minas de ámbar, están los saltos El Zumbador, dos maravillas de la naturaleza por explorar en el minero y agrícola municipio de El Valle, provincia Hato Mayor.
El Valle, tiene la virtud de poseer los saltos más extravagantes e impresionantes de la provincia de Hato Mayor, siempre ocultos en la zona de amortiguamiento del parque nacional Los Haitises y visitados por turistas nacionales y extranjeros.
Es de justicia decir, que El Zumbador Grande y Zumbador Chiquito, son las estructuras naturales por excelencia de la provincia, por su volumen de agua y su estado natural de conservación.
También está El Yanigua, un anfiteatro de aguas, rodeado de una espesa vegetación, con barro natural en su extensa charca, cuyo mineral lo utilizan turistas como humectante para suavizar la piel.
Monte Plata
La bella y estratégica provincia de Monte Plata engalanada por poseer saltos de aguas cristalinas, extravagantes y alucinantes al ojo humano.
Son estructuras o monumentos de aguas y rocas que casi hechizan a los mortales.
Es considerada la «Provincia Esmeralda” dado a sus galerías de paisajes y sistemas montañosos siempre verdes en las cuatro estaciones del año.
Los saltos más destacados por sus largas y blancas melenas de aguas cristalinas son Saltos Higüetito, Salto Sobacoa, Salto Grande.
En turismo interno, Monte Plata expone y se destaca por su artesanía, la cultura y el folklore, así con gastronomía exhibida y que caracteriza a cada lugar o destino turístico que la adornan.
El Seibo
La espigada provincia de El Seibo, además de sus encantadoras playas, posee los saltos conspicuos y mas elevados de la región Este.
Cuenta con El Cocuyo, cuyo nacimiento se asemeja a un volcán de agua, dado a que su exbullición se produce justamente en la cima de una montaña de las que forman la cadena de montañas en la Sierra de Él Seibo.
El Seibo, la ciudad más vieja del este, olvidada por los gobiernos, pero no por la naturaleza, goza del privilegio de contar con saltos de agua que figuran entre los más elevados del país, como El Cocuyo, con 115 metros de caída de agua, que al descender en medio de los pastizales y el bosque que le rodea forma una impresionante correa de agua que brilla en la noche y atrae y deleita a turistas y excursionistas por su imponencia y la hermosura del lugar. El Cocuyo, ubicado en la sección La Majagua, en el distrito municipal de Pedro Sánchez, a 15 kilómetros al norte de la ciudad, en la carretera que lleva al costero municipio de Miches, es rico en fauna y flora. Recostado sobre la montaña Limón, El Cocuyo sirvió para un filme publicitario de la compañía tabacalera Marlboro.
Salto Grande o Cascada Blanca es un verdadero espectáculo de la naturaleza que le da la vuelta a la montaña La Herradura, dándole categoría de catarata, con unos 75 metros de caída de agua.
Con su caída libre de agua nace el río Seibo, que comienza en la comunidad conocida como La Tumba, a unos 24 kilómetros al norte de Santa Cruz de El Seibo y desemboca en el río Soco, en San Pedro de Macorís.
Es muy frecuentado por turistas y excursionistas, que llaman al lugar “Cascada Blanca”. Además de ser un gran espectáculo natural, esta cascada es la fuente de agua de la comunidad de Pedro Sánchez y zonas aledañas, lo que hace que los nativos tengan la zona como reservada.
Llovedera
Caminando por un estrecho, anónimo y deleble camino vecinal, encaramado entre las cadenas de montañas de la cordillera Oriental, en medio de un cañón de rocas de agua dulce y un espeso bosque, está el salto La Llovedera, una catarata donde el sol no penetra y su agua es casi escarcha de hielo. Con más de 40 metros de altura escalonada, Llovedera es un reto digno para los amantes de la naturaleza.
Para llegar al lugar, hay que caminar más de 20 kilómetros desde la comunidad de El Cedro, a pie o a lomo de caballo por caminos a veces cenagosos, otras veces escabrosos, cruzar túneles de majagua, helecho y plantaciones de caucho.
El nombre deviene por las constantes precipitaciones de agua que se registran en la zona, cuya pluviometría es considerada buena, por estar frente al Atlántico y ser plataforma de los vientos alisios.
Miches, Pedro Sánchez, Vicentillo y La Gina, son municipios d El Seibo que la madre naturaleza premió al contar con más de de 29 saltos y cascadas, ideales para la explotación ecoturistica en el Este.
Entre estos saltos contamos El Grayumo, El Jobo, Llovedera, El Cedro, La Copa, La Higuera, El Camarón, El Jayán, El Limón, Cascada Blanca, El Cocuyo, entre otros.
Equidistantes uno del otro, estas estructuras de la naturaleza sirven de disfrute a turistas nacionales y extranjeros.
El Jayán
Guardado por la madre naturaleza entre las montañas de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Saltos de la Jalda, en la comunidad de La Gina, Salto Jayán es una gigante corriente de agua que se desprende a unos 35 metros de altura por una empinada escalera de rocas y agua, que provoca la curiosidad del visitante.
Es el Jayán, con escalera de agua para trepar y lanzarse a su charca, un salto que brilla entre el bosque oscuro que le rodea.
Por más brillante que esté el sol y la oscuridad que regala el bosque, las aguas de Jayán parecen escarchas de hielo.
Cuando se está en la charca y se mira hacia el chorro de agua, parece que el torrente choca con las copas de los árboles que rodean su entorno.
Es una catarata «clásica», pero poco conocida por los nativos de Miches, que no terminan de organizarse para promocionar los inmensos y atrayentes recursos hídricos de que disponen para la explotación ecoturística.
Es de una belleza que resulta indescriptible, ya que la escalera de roca que se ha formado en el trayecto de caída del agua, le da un aspecto señorial y de respeto entre las demás cascadas que hay en Miches.
El majestuoso chorro de agua, perceptiblemente blanca aunque esté lloviendo y su rugir entre las rocas, advierten que se está frente a una estructura construida en el tiempo por la madre naturaleza.
En tiempos de lluvia, aseguran vecinos de La Gina, las aguas golpean tan fuerte que se escuchan en el poblado, a unos siete kilómetros al sur de La Comarca.
Es una cascada torrentosa en medio del bosque tropical.
Las aguas que estilan de su correa blanca, van formando río abajo otras espectaculares y perfectas charcas, que son especiales para el deleite y el disfrute de los mortales.
Su mágico entorno hace creer que se está perdido en la selva. La flora y la fauna se hacen cómplices de aquel lugar ideal para vacacionar.
El nombre del salto del agua se debe al río del mismo nombre, con cuyas aguas se irrigan los proyectos arroceros de La Gina de Miches.
Su ocultamiento y la poca frecuencia de visitantes por falta de promoción, le ha permitido mantener su belleza natural.
Las elevaciones montañosas de la zona y lo accidentado del camino, han sido otros aliados importantes para la protección del salto Jayán.
Aunque desde el copioso bosque no se visualiza el mar, Jayán está frente a la bahía La Gina y el océano Atlántico.
Cómo llegar
El Jayán está a unos 156 kilómetros de la Capital dominicana y a 102 de la zona turística de Bávaro y Punta Cana.
Para acceder tiene dos puntos: partiendo desde la comunidad de La Gina, a seis kilómetros al Oeste de Miches, a pies o en cabalgata. Igualmente, llegando al kilómetro 10 de la carretera Miches-El Seibo, para internarse por un accidentado camino, rodeado de precipicios y abismo, que hacen más rica la aventura de conocer a este gigante de agua dulce.
Es recomendable ir con botas o zapatos que agarren bien el suelo húmedo, para no verse más en el suelo que caminando.
Se sugiere, además, no llevar menores de 12 años, por lo accidentado del terreno, y llevar mochila y repelente para las picadas de mosquitos.