Han fluido poco las informaciones oficiales sobre el seguimiento a la aparición nuevamente de la mosca del Mediterráneo o de la fruta, en enero de este año, cuando fue necesario activar los protocolos de rigor para afrontar la situación.
La notificación de la presencia de plagas como la mosca del Mediterráneo es obligatoria y es parte de los protocolos establecidos internacionalmente en materia de sanidad vegetal.
Este tipo de regulaciones está respaldado por acuerdos internacionales, como el Convenio de Protección Fitosanitaria, administrado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y otras.
Pero si bien la notificación se realizó, a posteriori el tema pareció caer en un punto muerto, en cuanto a través del Ministerio de Agricultura no se ha mantenido a la población al tanto de lo que se está o no realizando. Es un tema importante para República Dominicana, porque si bien Punta Cana no es un lugar de producción agrícola relevante (en términos comerciales), el país en general sí lo es. Y hay recuerdos amargos de la vez pasada, cuando el insecto provocó que una nación receptora de frutas locales tomara medidas drásticas. Prohibió la importación de un conjunto de ellas.
El proceso de erradicación de la mosca -según un corte realizado entre marzo de 2015 y mayo de 2017- le costó a República Dominicana 12 millones de dólares, más el aporte de organismos internacionales.
El país parece que esta vez correrá mejor suerte y se verá menos sacrificado: Ayer, a pedido del periódico elCaribe, en una declaración atribuida a la directora de Sanidad Vegetal, Rosa Lazala (ofrecida a través Erick Montilla, director de Comunicaciones del Ministerio de Agricultura), se indicó que hasta ahora el insecto detectado no ha dañado ninguna producción.
“En la zona donde se detectó la mosca no se desarrollan actividades agrícolas. La situación se mantiene más que controlada; se mantiene igual que las últimas semanas. Desde el pasado 23 de enero en la zona cero no se han detectado ni larvas ni moscas. No se puede hablar de erradicada, pero se está a ese nivel de control”, apuntó Lazala.
En enero, cuando se dio el aviso sobre la detección nuevamente del insecto, desde el Gobierno se garantizó que se hará todo lo necesario para erradicarlo.
Y todo parece indicar que una primera parte de huevecillos de moscas machos estériles que se importarán esta semana desde Guatemala, forma parte de ese esfuerzo al que se ha referido el Gobierno. En total, se trata de 3 millones de huevos.
¿Qué se busca y cómo se hará?
La explicación más “digerible” o sencilla de lo informado (el tema más técnico) es que se utilizarán en el proceso de control biológico.
Concretamente, el método utilizado se llama Técnica del Insecto Estéril (TIE), y es una forma de control de plagas que se basa en la liberación masiva de machos estériles de la especie objetivo, en este caso, la mosca de la fruta.
Estos machos estériles son criados en laboratorio y luego liberados en el ambiente natural.
Cuando estos machos estériles se aparean con las hembras salvajes, no producen descendencia viable, lo que con el tiempo lleva a una reducción en la población de la plaga.
La idea detrás de esto es que al introducir una gran cantidad de machos estériles en el medio ambiente, las hembras tienen más probabilidades de aparearse con ellos en lugar de con machos salvajes, reduciendo así la cantidad de huevos fértiles que se producen y, en última instancia, disminuyendo la población de la plaga.
Es capaz de atacar hasta 250 especies de frutales
Según la literatura revisada por este diario, es importante mantener un programa continuo de liberación de machos estériles para asegurar que se mantenga la presión sobre la población de la plaga y se logre un control efectivo a largo plazo.
Este método es considerado seguro y respetuoso con el medio ambiente, debido a que no implica el uso de productos químicos nocivos para el ecosistema.
La razón principal por la que los países prohíben la importación de frutas procedentes de regiones infestadas por la mosca del Mediterráneo es para prevenir la introducción y propagación de esta plaga en sus propios territorios. Las larvas de la mosca se desarrollan dentro de las frutas, lo que conlleva a la pérdida de calidad, maduración prematura, pudrición y, en consecuencia, a la disminución del valor comercial de los productos.
No está ocurriendo en República Dominicana, pero el insecto es capaz de atacar a más de 250 especies frutales, entre ellas: naranja, limón, mandarina, aguacate, lechosa, pimienta, mamey (zapote), pomelo, uva, mango, papaya, fruto de cactus, pera, manzana, guayaba y durazno, provocando daños físicos directos en la pulpa de las frutas, producidos por las larvas y daños secundarios causados por la entrada de microorganismos patógenos, además de implicaciones indirectas tales como las medidas cuarentenarias y los tratamientos de poscosecha.