Un pesquero navegando sin luces a 1.000 millas al oeste de las Islas Canarias (1.852 kilómetros) y un buque de Vigilancia Aduanera que se le acerca. La tripulación comienza a tirar bultos por la popa y los agentes de Policía Nacional y del Servicio de Vigilancia Aduanera comprueban que dentro del barco hay 3.300 kilos de cocaína. Los diez ocupantes del pesquero, todos de nacionalidad venezolana, a excepción de un ciudadano colombiano, quedaron detenidos y el barco, que tenía dos vías de agua abiertas, hundido. Los arrestados y la droga han sido trasladados al Puerto de Las Palmas de Gran Canaria, según ha informado este sábado la Policía Nacional. Es el segundo pesquero cargado con cocaína que se intercepta cerca de Canarias en apenas tres semanas. El 15 de noviembre, otra embarcación de bandera panameña en la que intervinieron cuatro toneladas de cocaína fue remolcada hasta Las Palmas de Gran Canaria. Junto a ella, otros 15 detenidos que navegaban rumbo a las Rías Baixas, según explicaron fuentes de la investigación.
Los investigadores vienen alertando de cambios de estrategias en los grupos organizados para enviar cocaína desde Sudamérica. Los barcos ya no suelen salir cargados desde un puerto, sino que simulan que realizan una actividad legal en la zona que trabajan, y después, el barco de la organización envía sus cargamentos a este lugar. En esta ocasión, el “barco nodriza” era una embarcación de tipo pesquero, con bandera venezolana que había partido desde algún punto de la costa sudamericana en dirección a las costas españolas. La operación, dirigida por la Fiscalía Especial Antidroga, comenzó a mediados de noviembre gracias a un aviso de la agencia antidroga norteamericana (DEA, siglas inglesas de Administración de Control de Drogas). En esa información, les alertaban de que una organización criminal internacional tenía la intención de transportar una gran cantidad de cocaína a través del océano Atlántico. A partir de ese momento, los agentes españoles se coordinaron para interceptar la embarcación lo ante posible.
Según la información que les iba aportando la agencia droga norteamericana, la embarcación iba a hacer un trasvase del cargamento a otro pesquero, probablemente de bandera española, que se encontraría faenando en la zona a la que se dirigía. Los investigadores concluyeron que, una vez que la droga estuviera en el barco receptor, pondría rumbo a las costas españolas. La intervención de la droga se hizo finalmente hace poco más de una semana, el pasado 29 de diciembre, aunque ha trascendido hoy. En los casos de incautaciones de droga en barcos, entre los detenidos suelen estar los marineros, un capitán que controla la situación, y un notario de la organización que ha pedido la droga. Ese responsable se encargaría de hacer un seguimiento, el control del viaje y de esa cocaína, explican fuentes policiales. Las investigaciones que suceden al arresto, con la documentación intervenida o el análisis de comunicaciones, determinan el papel de cada uno de ellos.
Durante la inspección del barco, al que los agentes accedieron en noche cerrada, encontraron 110 fardos de estupefaciente, de unos 30 kilos cada uno, y arrestaron a los ocupantes. Todos tuvieron que abandonar el pesquero, con dos vías de agua abiertas, algo que hizo imposible que se remolcara hasta el puerto. En la investigación, también han colaborado agentes de la Policía Judiciária de Portugal y la Policía Federal de Brasil.
La cocaína que se interviene en el mar por las fuerzas y cuerpos de seguridad ronda entre el 20% y 25% del total de las incautaciones, según fuentes de Vigilancia Aduanera. En torno a un 70% se interviene en contenedores marítimos que entran a través de los recintos portuarios, y el resto, corresponde a intervenciones en el sector aéreo, a viajeros o maletas. En 2023 se intervinieron 100 toneladas de cocaína, según fuentes policiales.
