Israel prometió el jueves que seguirá combatiendo a Hezbolá «hasta la victoria» en Líbano e ignoró un llamamiento de Estados Unidos, la Unión Europea y varios países árabes para un alto el fuego de 21 días.
Por cuarto día consecutivo, el ejército israelí bombardeó bastiones de Hezbolá, en tanto que la formación islamista apoyada por Irán volvió a disparar proyectiles contra complejos militares israelíes.
Según el Ministerio de Salud libanés, estos ataques mataron el jueves a 92 personas y otras 153 resultaron heridas.
Israel informó que había matado al jefe de la unidad de drones de Hezbolá, Mohamed Srur, en «bombardeos de precisión» en el suburbio sur de Beirut. La milicia proiraní confirmó por la noche este deceso.
El ejército israelí reportó que su aviación atacó el jueves 75 objetivos de Hezbolá en el sur y el este de Líbano y afirmó por la noche que estaba llevando a cabo nuevos bombardeos contra la formación islamista.
Además dio parte del lanzamiento de decenas de «proyectiles» desde Líbano. Hezbolá dijo que disparó un centenar de cohetes contra las ciudades de Safed y Haifa, en el norte de Israel.
A primera hora del viernes, el ejército israelí también informó que sus sistemas de defensa aérea interceptaron un misil disparado desde Yemen, un país controlado parcialmente por los hutíes, un grupo rebelde también aliado de Irán.
– «Dar una oportunidad a la diplomacia» –
Los bombardeos israelíes han matado desde el lunes a más de 700 personas, incluyendo numerosos civiles, y forzado a 90,000 a abandonar sus hogares en Líbano, según la ONU. Entre ellas, más de 31,000 entraron en Siria, indicaron las autoridades libanesas.
Hasan Slim, un libanés de 24 años, partió con su madre en busca de refugio en Siria, un país destrozado por años de guerra civil. «Evitábamos Siria por la guerra, pero ahora la guerra está en nuestra puerta», explicó.
Desde que empezó la guerra en la Franja de Gaza entre Israel y el movimiento palestino Hamás, el 7 de octubre de 2023, al menos 1,540 personas murieron en Líbano debido a los bombardeos israelíes en el marco de los enfrentamientos transfronterizos con Hezbolá, aliado de Hamás.
Las hostilidades se intensificaron tras las mortíferas detonaciones de dispositivos de comunicación de miembros de Hezbolá, atribuidas a Israel, el 17 y el 18 de septiembre, y del bombardeo israelí que el 20 de septiembre decapitó a la unidad de élite Radwan del grupo proiraní en un suburbio de Beirut.
Ante la escalada, que amenaza con arrastrar a toda la región a la guerra, Estados Unidos, Francia y otros países, incluidos varios árabes, lanzaron un llamamiento conjunto para un alto el fuego de 21 días, a fin de «dar una oportunidad a la diplomacia».
Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que sus tropas seguirán combatiendo a Hezbolá «con toda la fuerza necesaria».
Dos ministros israelíes de extrema derecha, Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, rechazaron la idea de un alto el fuego en Líbano, este último amenazando con boicotear la labor del gobierno en caso de que se produjese.
La oficina del mandatario indicó que Netanyahu «ni siquiera respondió» al pedido de cese al fuego, aunque la Casa Blanca afirmó posteriormente que ese llamado fue «coordinado con la parte israelí».
El presidente francés, Emmanuel Macron, afirmó que sería «un error» que Netanyahu rechazara el alto el fuego y que estaría asumiendo la «responsabilidad» de una escalada regional.
La propuesta fue «preparada y negociada con el primer ministro (israelí) y sus equipos, tanto por los estadounidenses como por nosotros mismos», aseguró.
– Una guerra total «devastadora» –
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, advirtió que «una guerra total sería devastadora para Israel y Líbano» y aseguró que un alto el fuego en Líbano podría contribuir a alcanzar un acuerdo de tregua en Gaza.
El Ministerio israelí de Defensa anunció que obtuvo un nuevo paquete de ayuda militar de Estados Unidos, por 8,700 millones de dólares, «en apoyo al esfuerzo militar» del país.
El jefe del Estado Mayor del ejército israelí, Herzi Halevi, pidió el miércoles a sus soldados que se prepararan para una «posible» ofensiva terrestre en Líbano.
Israel anunció a mediados de septiembre que el «centro de gravedad» de la guerra contra Hamás se estaba desplazando hacia la frontera con Líbano.
Su meta, según afirmó, es asegurar el regreso a sus hogares de decenas de miles de habitantes del norte, desplazados por las hostilidades con Hezbolá.
A pesar del recrudecimiento de los enfrentamientos con el movimiento islamista libanés, que prometió seguir combatiendo a Israel «hasta el fin de la agresión en Gaza«, el Estado hebreo continúa con su ofensiva en este territorio palestino.
La Defensa Civil del territorio palestino afirmó que 15 personas murieron en el bombardeo de una escuela que acogía a personas desplazadas en el campo de Jabaliya, en el norte.
Ese conflicto estalló con el ataque de Hamás el 7 de octubre, que dejó 1,205 muertos en Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en cifras oficiales israelíes que incluye a los rehenes que murieron o fueron asesinados en cautiverio en Gaza.
De las 251 personas secuestradas, 97 siguen en Gaza, 33 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva en la Franja de Gaza que ha dejado hasta el momento 41,534 muertos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del gobierno de Hamás, considerados fiables por la ONU.