Neolaia, cuya traducción del griego es juventud, es el término sobre el que se han agrupado nueve universidades europeas que se enfrentan a una serie de desafíos comunes en sus territorios, principalmente la lucha contra la despoblación. “Es un proyecto común que pretende transformar la Universidad, pero que sobre todo tiene el objetivo de transformar nuestros territorios”, asegura Nicolás Ruiz, rector de la Universidad de Jaén (UJA), que es quien lidera esta alianza que la Comisión Europea financia en línea con la estrategia para el espacio superior de educación e investigación.
Las nueve universidades, procedentes de República Checa, Rumania, Alemania, Lituania, Suecia, Italia, Francia, Chipre y España, han presentado esta semana en Bruselas esta alianza con el ánimo de convertirse en motor de impulso en sus regiones. Bajo el lema “transformar territorios para una Europa más inclusiva”, aseguran que quieren fomentar la idea de una ciudadanía regional participativa, movilizando a los europeos donde la participación es más necesaria, particularmente en regiones no metropolitanas alejadas de los principales centros de toma de decisiones de Europa.
Entre las actividades de colaboración programadas destacan áreas como la innovación en la enseñanza, la movilidad adaptada a las necesidades del estudiantado, la investigación interuniversitaria centrada en el desarrollo regional, el espíritu empresarial regional, la diversidad social y la inclusión en entornos digitales.
El diagnóstico de la situación social y educativa de estos territorios parece claro: “Queremos garantizar que las habilidades profesionales que se adquieran en la formación ofertada por las universidades asociadas coincidan con las necesidades de los empleadores, innovando nuestros planes de estudio y equipando a jóvenes estudiantes y participantes en programas de formación continua con las competencias que necesitan para su vida personal y su futuro profesional”, subraya José Ignacio Jiménez, vicerrector de Internalización de la UJA.
Pero esa declaración de intenciones tiene el objetivo final de frenar la sangría demográfica. “El objetivo es retener a personas locales con talento formadas en nuestras instituciones y, al mismo tiempo, aumentar nuestras opciones para atraer talentos cualificados de toda Europa”, agrega Jiménez
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La Universidad de Jaén es quien va a coordinar este proyecto en su primera etapa (2024-2027), que cuenta con una financiación de 14,4 millones de euros por parte de la Comisión Europea. Jaén ha sido la única provincia andaluza que, en su conjunto, ha perdido población en los últimos 50 años, en torno a 7.000 personas (jóvenes principalmente) han emigrado en los dos últimos años y la proyección de población del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía presagia que podría perder hasta 103.000 habitantes hasta el año 2040.
Beatriz Valverde, directora de Secretariado para Universidades Europeas y coordinadora del proyecto, asegura que el nexo común de estos centros es su implantación en territorios que acusan la pérdida de población. La Universidad de Ciencias Aplicadas de Šiauliai, en Lituania, es quizás la que busca con mayor ahínco medidas para revertir la sangría demográfica, que tuvo como punto de inflexión la crisis económica de los años noventa y que afectó principalmente la industria pesada. Se trata de una ciudad al norte del país lituano que ha perdido más del 30% de su población desde 1992 y cada año son más los que emigran a los países más ricos de Europa occidental, particularmente al Reino Unido. Ahora, esta universidad, con 1.500 estudiantes, ofrece más de 20 programas de estudio en los campos científicos de informática, ingeniería, social, salud, negocios y gestión pública.
La Universidad de Salerno, al suroeste de Italia, cuenta con 40.000 estudiantes y tampoco es ajena a los problemas demográficos que atenazan a las zonas del interior, que suponen tres quintas partes del territorio del país transalpino.
En 2012 se puso en marcha en estos territorios la Estrategia Nacional para las zonas de interior que, para revertir la situación, plantea la mejora de la calidad de los servicios educativos (incentivos para reducir la movilidad de docentes, reorganización y construcción de nuevas escuelas), telemedicina, transporte multifuncional o acciones para mejorar la conectividad y reducir la brecha digital.
Desde la República Checa, la Universidad de Ostrava también sufre de forma directa la despoblación rural de la región de Moravia-Silesia. Con 8.500 estudiantes, este centro lidera los trabajos de movilidad mejorada (adaptada a las necesidades de la comunidad universitaria) al tiempo que quiere hacer valer su potencial para reflejar la identidad, cultura e historia de la región desde el fomento de actividades artísticas creativas.
De despoblación sabe mucho también la Universidad de Suceava, en Rumania. Es una región situada al noreste del país, cerca de la frontera con Ucrania, que en las dos últimas décadas ha perdido un cuarto de su población, que en la actualidad es de 75.077 habitantes.
La universidad alemana de Bielefeld, en la región de Ostwestfalen-Lippe en el noreste Renania del Norte-Westfalia, está asentada en una zona con gran influencia de la comunidad de Oriente Próximo y con mayoría de comercios y locales de restauración turcos y sirios. En sus 14 facultades y 117 materias de estudio, esta universidad lidera el área del proyecto dedicada a la diversidad y la inclusión.
La Agenda 2030 de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas está presente también en los objetivos de esta alianza de centros universitarios. Y es la universidad sueca de Örebro la que coordina los trabajos, que pasan por integrar la educación, la investigación y la mejora continua en sus actividades medioambientales, la igualdad de oportunidades y el entorno de estudio y trabajo.
El área del proyecto sobre innovación en el proceso de enseñanza-aprendizaje lo lidera la Universidad de Tours, en Francia, que trabaja en promover un sentido de identidad europea y cooperación desde una perspectiva regional. A través de sus misiones de educación superior e investigación, la Universidad de Tours desempeña un papel clave en la investigación, el desarrollo y el aumento de las capacidades científicas, culturales y profesionales.
Finalmente, la Universidad de Nicosia, en Chipre, la única de titularidad privada que participa en el proyecto, se centra en la transformación digital en educación, investigación e innovación empresarial, todo ello con el objetivo de reforzar la globalidad de Europa.
En definitiva, como asegura el rector de la UJA, Nicolás Ruiz, “la transformación de la estrategia y la estructura de las universidades que forman la alianza contribuirá a su vez de forma decisiva a la construcción de las universidades europeas del futuro”.