Si uno es joven y quiere arruinarse el día, debería irse a la cuenta de X de Jon González. O si no es joven también. Deprimámonos todos un poco. Depresivos anónimos y colectivos. Jon es un ingeniero industrial que lleva tiempo, fuera de su horario laboral, sacando datos, gráficas, barritas para arriba, para abajo, con colorines y toda la escala de grises. Lo que viene a ser intentar aportar al debate público. Uno puede elegir entre ser Marta Nebot o Jon González. Lo primero es más beneficioso, te llevan a la tele pública, te pagan pasta por hablar, y encima, no hace falta que te prepares las cosas. Lo segundo, con casi toda seguridad, no te saldrá rentable. Y además tienes que currar. Jon aporta números que están sacados de fuentes oficiales. Números que hacen que quieras pirarte de España y no mirar atrás.
Son los números de una España que se desangra. Es una España jovencísima y deprimida. Tanto 15-M, tanto «Dormíamos, despertamos», tanto «el Gobierno más progresista de la historia», para acabar con una carroza de Sálvame en el puritito servicio público, Pablo Iglesias de hostelero, Yolanda Díaz siendo el bluf más grande que recuerda padre, y los grandes problemas que padecía el país hace 14 años, presentes. Vivienda, precariedad, corrupción. «Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo», era uno de los lemas. Los que supieron, listos como el hambre, aprovecharse del momento y crear las plataformas adecuadas tienen casa, curro, pensión y ningún miedo. Hay jóvenes cansados de que no pase nunca nada. Cansados de un debate público estéril y arrasado por nimiedades. Hartos de observar cómo los salarios están estancados, la vivienda es un imposible, los servicios públicos se deterioran, la natalidad anda por los suelos, y ya nadie expresa lo suficiente la necesidad de moderar ciertos impuestos.
Catorce años después del llamado movimiento de los indignados, ahora lo único que nos queda es la certeza de que nada ha cambiado demasiado. El Gobierno se pelea con la realidad, pero la realidad, como la muerte y los españoles en Roland Garros, siempre acaba ganando. Es cierto, ya no se habla de pobres en el Congreso. La pobreza, de todo tipo, energética, infantil o estructural, no existe desde que Rajoy dejó la Moncloa. O quieren hacernos creer que no existe, que vamos como un cohete. Y, sin embargo, aparece la jodida realidad. Y te paseas por lo que el apreciado Jon González va colocando en su cuenta, y te haces a la idea de lo que tenemos. No lo que defienden los paniaguados, esos que, con estos mismos números, en esta misma España, si gobernara el otro bando, dirían lo mal que va todo, los ultraliberales, y la derechona insensible con los desgraciados.
Datos que leo de la cuenta de Jon González (@Jongonzlz): entre el cuarto trimestre de 2018 y el primero de 2025 el precio en términos reales de la vivienda se ha incrementado un 18%. En ese mismo periodo, los salarios de los jóvenes se han incrementado un 4%. Entre 2008 y 2024, la pensión media se ha incrementado en términos reales en un 32,2%. En ese mismo periodo, el salario bruto medio se ha reducido un 1,3%. Entre 2008 y 2023, el tipo efectivo medio del IRPF se ha incrementado en 2,6 p.p. En ese mismo periodo, el salario bruto medio se ha reducido un 1,3% en términos reales.
«Desde 2004, el salario bruto medio en términos reales de los jóvenes (20 a 24 años) se ha reducido un 15%»
¿Quieren más? Sé que escuece, pero vayamos: desde 2004, el salario bruto medio en términos reales de los jóvenes (20 a 24 años) se ha reducido un 15%, (25 a 29 años) un 7%, (30 a 34 años) un 5%. Un poder adquisitivo menguante: las familias pagan hoy un 14% más de IRPF que en 2008 con una renta todavía un 5% por debajo. En 2024, más de un tercio (34,6%) de los menores de 18 años en nuestro país se encontraban en situación de pobreza o exclusión social. En los últimos 20 años hemos aumentado en 7,1 puntos el gasto público: +7 puntos en protección social y sanidad (4,7 pensiones); +0,1 educación; -0,1 defensa; -0,5 vivienda; +0,3 investigación básica e I+D; 0,0 medio ambiente. Y el ocaso del baby boom no había empezado.
También hay, no lo neguemos, unos cuantos jóvenes que quieren el currusco. La España del «dame algo». Hay días, semanas y meses donde sale a relucir un cansancio profundo, y te preguntas si vale de algo intentar aportar ideas al debate, ser crítico, reflexivo. Lo escribió nuestro ya amigo Jon, hace unas pocas jornadas. Tranquilidad, no era un lamento fake a lo Sánchez y sus cinco días de reflexión. Él sigue, como seguimos otros tantos, como continúan muchos que intentan hacerle ver a los lectores, a la clase política, a todo el que pase por los textos, los gráficos o las cuentas de X, que hay una España inconformista, con hambre, que no quiere migajas, quiere abundancia, políticas a largo plazo, el progreso, sí, sí, el progreso a tope.