Cuando la tarde declinante mora deshonrada y volaban los vencejos anunciando su fin, baj Juan Ortega como si se posase en el ruedo a decir, a susurrar, el toreo. Ortega no par, asesin el tiempo, con un medio toro bueno que apenas salvaba el honor de Domingo Hernndez. JO concentr toda la luz crepuscular en su cuerpo y la devolvi con el deslumbrante foco de la naturalidad, deslumbrando a la Maestranza con ayudados por alto que barran el lomo hasta el rabo, sabrosos de codilleo. Solt la izquierda, abroch el de pecho, bram Sevilla y se hizo el silencio. Son la msica entonces. Caan de su derecha, enfrontilado el cuerpo, los pases all detrs de la cadera, con la vieja cadencia de lo nuevo. El arte siempre es nuevo, dijo una vez Pepe Luis Vzquez , a quien haba brindado. Algo suyo habitaba en la faena de mayor transcendencia de la vida artstica, de la carrera, de Juan Ortega. Pues faltaba el escenario grande, las tablas de la repercusin, de una plaza como la Maestranza. Fue una obra precisa, una joya maravillosamente engarzada, medida en su zurda, descomunal en su diestra, que dibuj un pase an ahora inacabado en su pereza. Volte la plaza genuflexo, profundo, sublimando la ltima ola de toreo. La estocada enloqueci los tendidos, y las dos orejas fueron a posarse en sus manos. Como l mismo haba bajado siete minutos antes a decir, a susurrar, el toreo.
Convengamos, pronto y en la mano, que la corrida que dieron en llamar del arte fue, hasta ese momento -Ortega careci de opcin en su primero-, la corrida del descaste. Y ni la oreja cabal de Daniel Luque, capaz de pegarle pases a una farola, y enjaretar un tiro de bueyes, la salvaban. A Luque no le regalaron ni unas mseras palmas en su regreso a la Maestranza tras su Puerta del Prncipe del otro da. Lo que puede ofrecer una idea de su huella. Pero se encarg de levantar a pulso la losa de la tarde y meter en la muleta con largo empeo a un manso desentendido, con el que acab de hacer encaje de bolillos, all en la querencia, hasta vaciarlo por completo en las luquecinas. DL gana con los toros complejos, y gana siempre.
En el anterior, Luque se puso a lancear, perdiendo pasos, ganando terreno, reunindose en aquella marea creciente de vernicas hasta la boca de riego. Descolgaba el toro de aire flexible y galope alegre y desordenado. Protest en el peto con ecos del estribo. Juan Ortega se anim en un quite por tafalleras de templanza superior que desemboc en una que qued suspendida en el aire. Un pasmo al ralent. DL respondi por chicuelinas, cindose, girando despacio, no tanto como las dos medias vernicas que cerraron su intervencin, a cual mejor. La lidia se enred a los mandos de Ivn Garca, lesionado en el trajn. Al toro luego no le acompa el fondo, que apenas dur. Daniel se dobl con l, le enjaret un par de abundantes tandas de derechazos y el aliento de la raza lleg exiguo a su izquierda.
La corrida de Domingo Hernndez, enteramente de Concha Hernndez pese a que el hierro de Garcigrande en dos toros -ya queda menos- pudiera generar confusin entre quienes no se han enterado del reparto entre hermanos, se colocaba como las ms cinquea de todas las corridas tras la de Victorino Martn. Y fue un bluf desrazado. Brazalete formaba parte de los cuatro ejemplares con los cinco cumplidos. Traa el toro la seriedad de la edad -el ms serio con mucho de un conjunto muy desigual-, un cuajo armnico, una cabeza perfecta y la expresin de bravo. Sac mucho celo en el capote, humillador pero ya trabajoso para salirse de los vuelos. Morante logr un par de vernicas magnficas, las dos por el pitn derecho, como eje de un saludo abortado por las constantes y precipitadas repeticiones.
Ese celo sucedi de nuevo en el caballo -con no poco gasto-, durante una lidia poderosa de Curro Javier. Pero al bravo celo no lo segua el paso adelante de la entrega. Y por ello la primera parte de la faena de MdlP adquiri esa importancia, el aplomo, la verdad de su embroque -no s si valorado lo suficiente-, ms all de las luces deslumbrantes de las trincherillas o la belleza de su derecha. Que con un asiento enorme dibuj dos apretadas series de peso, por el propio toreo y porque pesaba el toro en la muleta. Los remates de pecho levantaron casi los ltimos oles. El maestro esper con la izquierda puesta para tirar del costoso toro que, desde entonces, comenz a recular y a escarbar, sin haber hallado -no digo perdido- el empuje, el tranco final de la bravura. Y la bravura misma. La faena qued abortada, como el saludo, sin que la gente supiera muy bien lo que haba pasado. Ni en lo bueno del torero, ni en lo malo del toro.
Esto de las decepciones ganaderas suele pasar en las tardes grandes de expectacin, sin que puedan encontrarse responsables del desbravado juego de una ganadera de lite con su currculo plagado de xitos en Sevilla como la de Domingo Hernndez. Pero quiero preguntar a ttulo personal por algo, por una impresentable torpeza: quin meti un sobrero de Matilla (Hnos. Garca Jimnez) despus del matillazo de Resurreccin y lo que sucedi en los corrales? Lo hacen para recrearse en la suerte o refrescarnos la memoria a los amnsicos? Quin apost adems por semejante rata? Es cierto que todo es susceptible de ser empeorado, y siempre poda haber aparecido por la puerta de toriles el toro muertovivo que nunca sali el Domingo de Pascua. Si salta Caramelo al ruedo, la jugada habra sido insuperable. Pero no. Fue un tal Estreo de inane trapo y vaco el que acab de aguar la fiesta a Morante. Que algo tendr que decir.
Juan Ortega se fue envuelto en la gloria y la luz crepuscular de Sevilla.
PLAZA DE LA MAESTRANZA. Lunes, 15 de abril de 2024. Octavade feria. Lleno de no hay billetes. Toros de Domingo Hernndez; cuatro cinqueos (1, 2, 3 y 4); de muy desigual presentacin, en remates y seriedades; conjunto desrazado; el 6 se prest; un sobrero de Matilla -Hermanos Gaca Jimnez- (4 bis), impresentable y vaco,
MORANTE DE LA PUEBLA, DE GRIS PLOMO Y ORO. Pinchazo, estocada, descabello. Aviso (silencio). En el cuarto, media estocada y varios descabellos (silencio).
DANIEL LUQUE, DE TABACO Y ORO. Pinchazo y estocada (saludos). En el quinto, estocada rinconera. Aviso (oreja).
JUAN ORTEGA, DE CANELA Y ORO. Pinchazo y estocada (silencio). En el sexto, estocada (dos orejas).