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La ‘batalla’ por las 2.400 toneladas de atún rojo salvaje del Estrecho: «Los atunes ya están aquí»

by Marko Florentino
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Se antojaba una campaña «histórica». De las 454 toneladas de atún rojo capturadas el año pasado por los almadraberos de Barbate, a las algo más de 1.200 que se preveían para la campaña de 2025. Se había invertido una «millonada» para comprar a otras zonas de España, como Cantabria o País Vasco, los cupos de pesca que marca la UE. Pero los almadraberos gaditanos de Barbate, así como los de Conil de la Frontera y Tarifa, no saben hasta cuándo, en qué condiciones ni cantidades podrán tratar de llevarse a sus redes ese codiciado pescado que luego acaba en los mejores restaurantes de Japón, EEUU, Dubái o Francia, pero también, y cada vez más, en España. Cuentan, con gesto preocupado, que otro colectivo les ha cogido de «rehenes».

«En Barbate nos jugamos 1.200 toneladas. Pero no sólo eso, también el pan de mucha gente en estos pueblos», cuenta Miguel Muñoz, primer capitán de la almadraba barbateña. «En pueblos como Barbate, o el mío, Conil, de donde yo vengo, no sólo los almadraberos se ganan la vida con esto. Mis hermanos son carpinteros de barcos y trabajan para la almadraba. Este sector implica a vendedores de redes, a mecánicos de motores, a restaurantes, a distribuidores… Sin la campaña de 2025 le viene la ruina a toda esta comarca», añade.

Utensilios de pesca de los almadraberos barbateños.

Utensilios de pesca de los almadraberos barbateños.GERMÁN MESA

Una huelga iniciada el pasado 3 de marzo por los inspectores sanitarios españoles les mantiene en vilo. Sin ellos presentes a bordo de sus barcos, su arte de pesca, única en España, es imposible. Han de acreditar el estado idóneo de cada ejemplar que sale del mar. Uno a uno. Sin excepción. Este lunes han comenzado los trabajos con la primera ‘levantá’ de la temporada, pero las dudas continúan vivas en el sector.

«RABIA POR NO SABER QUÉ VA A PASAR»

Los almadraberos piensan que con los servicios mínimos la campaña puede ser ruinosa, por ser insuficientes los inspectores. Entienden que no podrán certificar, como exige la norma sanitaria, cada atún rojo capturado a su paso migratorio por el Estrecho en busca de las aguas del Mediterráneo.

«Los atunes ya están aquí. La campaña suele ir de mediados de abril a mediados de junio. El primer atún del año pasado se capturó el 18 de abril. Este año vamos tarde. La incertidumbre es máxima», aseguraba a mediados de la semana pasada el capitán de la almadraba de Barbate. Miguel sabía que los atunes ya habían llegado porque uno de los buzos que trabajan con él se había sumergido y los había visto.

La imagen del sector es inquietante. A mitad de mañana del martes de la semana pasada, la nave donde se concentra estos días la actividad de los almadraberos en el puerto de Barbate era un resumen de la situación que se vive. Un grupo de trabajadores estaban sentados en sillas de plástico, charlando en corrillos. Otros, simplemente, de brazos cruzados. Las redes de las almadrabas llevaban días caladas en el fondo marino. Sólo hacía falta que el tiempo acompañase y que se les mandara a la mar, como ocurrió este lunes.

Ropa de varios almadraberos en sus taquillas de Barbate (Cádiz).

Ropa de varios almadraberos en sus taquillas de Barbate (Cádiz).GERMÁN MESA

En la almadraba de Barbate, que pertenece al 50% a las empresas del grupo Petaca Chico y al de Ricardo Fuentes, trabajan 70 personas. Una de ellas es Antonio Chamorro, que forma parte del colectivo sindical. Tiene 54 años. Lleva 23 trabajando en la pesca del atún rojo salvaje.

«Nosotros defendemos que cualquier colectivo, como el de los inspectores sanitarios, lleve a cabo huelgas y protestas en busca de más derechos, pero también sentimos que nos han tomado como rehenes. Es como cuando los controladores aéreos hacen paros durante las vacaciones de verano o las Navidades», explica este sindicalista.

«Al final, quien lo paga es el viajero, y cuando peor sienta. Ahora es algo parecido. La huelga actual de los inspectores sanitarios conlleva que un sector tan puntero como el de la pesca del atún rojo mediante el arte de la almadraba se pueda quedar sin su mejor campaña de la historia. Eso no sólo nos daña a nosotros, también al turismo, a la hostelería…».

Antonio Chamorro explica a Crónica que la duración de los contratos de los almadraberos es de seis meses y medio. El resto del año se van al paro, cobran ayudas y subsidios, o se buscan otros trabajos temporales. Su sueldo, además, depende del volumen de capturas. A más atunes, y de mayor peso, más salario que llega a sus cuentas.

«Muchos de nosotros nos jugamos el año entero en una campaña. Tenemos rabia por no saber qué va a pasar, si saldremos a faenar o no. Saber que en Barbate podemos levantar 1.200 toneladas, lo nunca visto, y no tener claro si podremos, nos tiene muy inquietos y preocupados. Día que pasa, día que perdemos. Los atunes se marchan y ya no vuelven hasta el año que viene. Van buscando su alimento. Si pasan por el Estrecho y no los pescamos, estos pueblos se van a pique», añade Chamorro.

En la provincia de Cádiz hay cuatro almadrabas (Barbate, Conil, Tarifa y Zahara de los Atunes —una entidad local autónoma que pertenece al municipio de Barbate—). Entre todas, las cuotas de pesca para este 2025 rondan las 2.400 toneladas. Los alcaldes de estos tres pueblos han hecho un frente común para presionar al Gobierno y a los sindicatos de inspectores sanitarios para que se pongan de acuerdo lo antes posible y se dé fin a una huelga indefinida que ya dura más de mes y medio.

«UNA HECATOMBE» PARA LA PROVINCIA

La semana pasada comparecieron de manera conjunta en rueda de prensa los regidores de Barbate, Miguel Molina (Andalucía por Sí); de Conil, Inmaculada Sánchez, del mismo partido que Molina, y de Tarifa, José Santos (PP). Los tres municipios se engloban en la comarca gaditana de La Janda. Los alcaldes no hablaron con medias tintas. En opinión de todos ellos, se está poniendo «en serio peligro» el que este 2025 «haya atún rojo salvaje de almadraba».

Un grupo de almadraberos en Barbate (Cádiz).

Un grupo de almadraberos en Barbate (Cádiz).GERMÁN MESA

«Las almadrabas no pueden esperar, el atún no entiende de huelgas ni de burocracia», dijeron. «Este sector genera cientos de empleos directos y e indirectos que están en juego. No podemos permitir que la inacción del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España ponga en riesgo uno de nuestros pilares económicos, culturales, turísticos y gastronómicos».

El alcalde de Barbate fue el que tuvo un tono más duro: «[Que los almadraberos no pudieran pescar] sería una hecatombe de dimensiones estratosféricas. El sector pesquero es fundamental para la economía de la provincia de Cádiz e incluso para Andalucía».

Los regidores de Barbate, Conil y Tarifa exigieron al Ejecutivo central que abra una vía de negociación inmediata que garantice el desarrollo de la campaña almadrabera en condiciones óptimas. En España hay 181 inspectores sanitarios de pesca. Nueve de ellos trabajan en la provincia de Cádiz. El montante económico de la subida anual que reclaman ronda el millón de euros, una cantidad que los almadraberos gaditanos consideran irrisoria si se compara con el daño económico que puede causar a miles de personas y al PIB anual de la provincia. Los datos son reveladores: se estima que las cuatro almadrabas de Cádiz dan trabajo directo a alrededor de 500 personas, pero indirecto a otras 6.000.

Para Zahara de los Atunes, con poco más de 1.000 habitantes, pero con casi 90 negocios de hostelería cuyo producto estrella es el atún rojo de almadraba, el golpe sería durísimo, ya que el turismo supone el pulmón que sostiene el municipio.

«A nivel turístico, vivimos de nuestra excelente gastronomía. Apoyamos y defendemos la causa de este sector por el grave perjuicio que puede ocasionar a la economía zahareña», dice el regidor local, Agustín Conejo. A su juicio, esta parálisis en las levantás (como se conoce a la técnica de extracción tradicional, milenaria y sostenible de los atunes de las almadrabas) supondría una «hecatombe brutal para el negocio».

CCOO CRITICA LA FALTA DE DIÁLOGO DEL GOBIERNO

La central sindical de CCOO, convocante de la huelga junto al sindicato vasco ELA, ha criticado la falta de diálogo y negociación entre el Ministerio de Agricultura y Pesca y el personal de la Inspección de Pesca Marítima, motivo por el que se mantiene abierto el conflicto de huelga indefinida en este colectivo que, según admite, «agrava y obstaculiza» la actividad del sector pesquero en su conjunto y, específicamente, al de las almadrabas gaditanas, ya que en la mayoría del resto del sector sólo es necesario que se certifique el buen estado del producto en un 20% de las capturas totales.

Los inspectores sanitarios de la pesca sostienen que, a pesar de que sus funciones requieren disponibilidad las 24 horas del día, los siete días de la semana, la Administración General del Estado no ha ajustado sus remuneraciones ni reconocido oficialmente estas exigencias laborales. Además, señalan que la equiparación de sus roles con personal administrativo es motivo de controversia, ya que sus jornadas laborales son impredecibles y extensas.

Detalle de las manos de un pescador de la almadraba de Barbate (Cádiz).

Detalle de las manos de un pescador de la almadraba de Barbate (Cádiz).GERMÁN MESA

Una de sus principales demandas es el reconocimiento de su profesión como de riesgo, lo que les permitiría acceder a una jubilación más beneficiosa y a condiciones laborales más acordes con la peligrosidad de sus tareas. También buscan la implementación de un complemento específico que refleje la disponibilidad horaria que exige su labor, así como medidas de seguridad adecuadas y una formación especializada. La actual huelga es la tercera en un período de dos años promovida por este colectivo, pero la primera con carácter indefinido.

«Nosotros trabajamos 24 horas al día, siete días a la semana en puerto, embarcados, no tenemos un trabajo corriente de oficina. Eso quiere decir que nos tienen que reconocer esa situación y retribuir económicamente de forma correcta», señala Sandra González, de CCOO.

«Hacemos abordajes desde patrulleros hasta los pesqueros que vamos a inspeccionar y esto comporta unos riesgos importantes (…) Sufrimos golpes, caídas, acoso y situaciones peligrosas de agresión. No nos sentimos lo suficientemente protegidos, no tenemos unos procedimientos de trabajo seguros», añade.

Los ministerios de Pesca y Política Territorial, de los que depende el sector de los inspectores sanitarios, han convocado al comité de huelga para una reunión este próximo 22 de abril. Si se desconvocara el paro total, los almadraberos de Cádiz respirarían aliviados.





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