Saica, Pikolín, Jorge, Grupo Costa… Aragón es tierra de grandes corporaciones propiedad de grandes familias, cuya historia ha marcado el desarrollo económico de la región tanto en este siglo como en el anterior. Sin pretenderlo, la más mediática de ellas en los últimos meses, es la de Ángel Luengo Martínez, el empresario que hizo de SA Minera Catalano Aragonesa (Samca) un conglomerado totalmente referencial en la región, y por cuya fortuna (2.015 millones de euros), la número 28 del país, según la última lista de Los más ricos de España, que publica EL MUNDO, varios de sus herederos mantienen una disputa legal.
En julio de 2022, casi un año después de su muerte a los 92 años, Ángel y Javier Luengo Sanz, dos de sus ocho hijos, y Caroline Luengo Barnaud, una de sus 15 nietos, corrieron a los tribunales tras conocer que su abuelo y padre había decidido ceder el 100% de Samca a dos nietos, con la intención de mantener unido el legado que él construyó durante más de 50 años. Arrancaba así una batalla judicial que ambas partes llevan con sepulcral sigilo, y que aún colea, por el mayor patrimonio de Aragón en manos de una sola persona: la primera fortuna local, la saga Balet Aragüés, dueña de la papelera Saica, se reparte entre decenas de familiares de la tercera generación.
Luengo creó una red empresarial que funciona como un reloj suizo sin depender de terceros
Los Luengo desheredados pidieron la nulidad de la herencia alegando que Aurora Sanz, viuda del magnate y también fallecida (murió en 2023), carecía de capacidad para otorgar el testamento en el momento en que se redactó (corría el año 2010), debido a las secuelas mentales de un accidente de tráfico que había sufrido un año antes. Además, culpan al empresario de aprovechar la situación y suplantar la voluntad de su esposa, engañándola para firmar.
Los argumentos no convencieron al juez y, en septiembre de 2024, el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Zaragoza dictó que «a partir de los informes médicos realizados […] no queda acreditado que doña Aurora sufriera un deterioro cognitivo que le impidiera tener capacidad para el otorgamiento del pacto sucesorio litigioso». Así, Sanz era consciente de lo que firmaba, concluye el juez, cuando por su propia voluntad desvinculó a sus hijos del futuro de la compañía. No así de la totalidad del patrimonio, ya que todos, tanto los hijos como los nietos, recibieron diversas cantidades económicas u otros bienes.
No hay pruebas de engaño
En cuanto a las acusaciones de supuesto engaño y abuso del empresario a su esposa, el juez estimó que no hay pruebas que lo sustenten, ya que no puede dar ningún valor a los testimonios de los cónyuges de dos de los demandantes, Javier y Caroline, por su indiscutible parcialidad.
Pese a ello, y es el punto en el que se encuentra el litigio en la actualidad, los demandantes no se resignaron y ejercieron su derecho a recurrir, pues sostienen que la sentencia es «anacrónica e incurre en errores en la apreciación de la prueba y en la aplicación de los fundamentos jurídicos». También alegan que está dictada «con total desconocimiento de los valores constitucionales que estaban en cuestión en el procedimiento, que ni siquiera se abordan».
Según el juez, su viuda era consciente de lo que firmaba cuando desvinculó a sus hijos del grupo empresarial
Cabe destacar que el matrimonio, según revela también el fallo, ya había decidido en el año 2003 que sus herederos serían dos de sus quince nietos, cambiando el texto del testamento inicial, siempre de forma conjunta, en el que nombraban como sucesores a tres de sus hijos.
Y con todo este caso, la pregunta es: ¿quiénes son los herederos? EL MUNDO ha tratado de ponerse en contacto con Javier y Guillermo Luengo Egido -los hijos de Enrique Luengo Sanz-, pero ninguno de ellos ha accedido a participar en este reportaje. Los dos se reparten los principales cargos ejecutivos del grupo de empresas creado por su abuelo y mantienen un perfil extremadamente bajo, alejados de focos y los medios, de forma que apenas hay registros gráficos suyos.
Esa decisión de pasar por debajo del radar, difícil de mantener en los tiempos actuales, es también herencia directa de su abuelo, del que sólo hay imágenes de cuando ya tenía una avanzada edad.
El imperio Luengo
Ángel Luengo (La Hoz de la Vieja, Teruel, 1928) encontró en la diversificación y la reinversión íntegra de sus ganancias la fórmula para convertirse en un tótem empresarial y hacer de Samca un inmenso conglomerado con más de 4.000 empleados distribuidos en 11 países (España, Portugal, Francia, Italia, Noruega, Islandia, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Perú).
Un imperio en el que no se pone el sol y que dio sus primeros pasos a raíz de que el mencionado empresario turolense ejerciese la compra de Samca al Grupo Cros en la década de los 70, en plena crisis del petróleo. En aquel momento, la compañía caminaba hacia la suspensión de pagos, con 400 trabajadores al borde del despido. Junto a su padre, desde los años 40, Luengo se había dedicado a la venta de carbón. En la minería, salvó la crisis gracias a su apuesta, desde el primer minuto, por un modelo mecanizado capaz de aumentar y hacer más eficiente la producción de carbón en las minas subterráneas.
Una primera decisión que sirve como ejemplo de la estrategia que ha llevado a Samca al éxito y que, simplificando, se basa en invertir en ella misma todo lo ganado, para ser capaz, posteriormente, de ganar mucho más.
Siguiendo esta estrategia, en los años 80, Luengo emprendió el inicio de la diversificación del grupo hacia la minería no energética, con el nacimiento de empresas como Euroarce o Myta, líderes en la explotación y comercialización de arcillas absorbentes con aplicaciones en arena para gatos, alimentación animal y otros usos industriales.
Por el camino, Luengo también invertía en inmuebles y tierras. Ya desde los años 90 se le definió como el mayor propietario de fincas frutícolas de España, con sellos conocidos como Frutaria, Santa Inés, Infrusesa y Saar. Actualmente Samca opera cerca de 10.000 hectáreas de cultivos. También explota ganaderas (4.000 cabezas) y lácteas, con empresas como Pirenaica del Jamón, Tauste Ganadera y Lácteas Utebo.
La minería aportó la gasolina para crecer orgánicamente en sectores el textil y las renovables, donde cuenta con una cartera de 1 GW, un 70% operativos. En verano de 2024, la división de plásticos de Samca adquirió Envases Soplados (Enso) al fondo Ged Capital, por una cantidad no revelada. Enso tiene sede en Andújar (Jaén) y fabrica envases para aguas y aceites.
TMI, su rama logística, terminó en 2023 una nueva terminal de contenedores en Tamarite de Litera (Huesca), el principal corredor ferroviario de transporte de mercancías de España, con capacidad para más de 1.000 trenes al año, gracias a un contrato de concesión de 15 años prorrogables con Adif.
Ángel Luengo creó una red empresarial que, hoy, tras su muerte, continúa funcionando como un reloj suizo y sin depender de terceros.
