El INE, institución de la que provengo, publicaba anualmente un informe sobre la distribución de la renta en España (dirigí ese informe una par de años, justo antes de que me hicieran concejal del Ayuntamiento de Madrid). Pues bien- y nunca supe las razones- ese informe se eliminó. Pero, naturalmente, eso no ha evitado que durante los últimos años la mala distribución de la renta personal se haya convertido, a mi juicio, en el mayor problema socioeconómico que tiene hoy España, y no sólo España.
El Laboratorio de Oportunidades, el centro que dirige Javier Soria, en colaboración con la Fundación Felipe González, el Future Policy Rab y dos centros de investigación de referencia, el World Inequality Lab de Thomas Piketty y el Opportunity Insights del pionero Raj Chetty acaba de publicar el Atlas de Oportunidades 2.0. El atlas es un trabajo de Soria y Octavio Medina, investigador de Google y han contado con el apoyo de la Agencia Tributaria para mejorar una edición anterior: ahora recopilan la información tributaria de millones de padres e hijos -nacidos entre 1980 y 1990-, para seguir las rentas de estos últimos a lo largo de 25 años, hasta 2022.
A este propósito, el estadístico que soy (o he sido) sólo tiene que dirigirles una palabra: ¡Gracias!
La primera conclusión, nada sorprendente pero triste, que muestra un enorme fracaso es la siguiente: los españoles nacidos entre 1980 y 1986 que crecieron en hogares del 20% más pobre tenían en 2022 unos ingresos brutos de alrededor de 18.000 euros anuales. Sin embargo, los que crecieron en hogares del 20% más rico superan los 32.000 euros. ¿Y los que nacieron en familias del 1% más privilegiado? La mitad ganan más de 45.000 euros. También hay una brecha de género. Si se considera una familia de rentas medianas, los niños de esos hogares ganan ahora, en mediana, 24.800 euros; las niñas 20.100. Es una brecha que se mantiene en hogares de todas las rentas: en los núcleos familiares del 1% más pobre supera los 3.000 euros y en el 1% más rico llega a los 10.000 euros.
Entre los hijos nacido en los hogares del 25% más pobre de cada municipio a los que mejor les ha ido es, por este orden, a los de Hospitalet, Lérida, Barcelona, Alcorcón, Alcobendas y Getafe. No es extraño, pues, que los movimientos migratorios se dirijan hacia esas poblaciones y en torno a las dos mayores ciudades (Madrid capital ocupa el puesto número 12).
«Los chavales de familias con rentas bajas apenas llegan a la universidad, y si tienen buenas notas pueden alcanzar una FP»
Si medimos en centiles de la renta media, la situación no ha hecho más que empeorar.
Y uno se pregunta, ¿para qué sirve el IRPF? Para nada, porque el 90% de los dineros que ingresa proviene de los asalariados y de los pensionistas, cuyas rentas no llegan al 50% del PIB. ¿Y qué decir del sistema educativo? Pues que los chavales de familias con rentas bajas apenas llegan a la universidad, y si tienen suerte y buenas notas pueden alcanzar una FP.
Medina, uno de los investigadores del Atlas, ha declarado:
«El crecimiento es importante para la movilidad social. En una sociedad estática no se crean empresas y empleo; no hay cambios en el ranking relativo. Cuando hay escasez de empleo y no hay empleos para todos, ¿cómo se distribuyen esos trabajos? Quizá empiecen a importar más otros factores, como los amigos, y los contactos familiares».
