Tanto en 2022 como 2023 Estados Unidos superó las dos millones de entradas de inmigrantes ilegales a través de la frontera con México. Son cifras nunca vistas. En diciembre de 2023, fueron 249.735. Son cifras nunca vistas. En lo que llevamos de mandato de Joe Biden —al que le quedan casi 11 meses —, el número de personas que han entrado irregularmente en el país roza los seis millones. Son cifras nunca vistas. Además, durante la presidencia de Biden, más de 3,6 millones de inmigrantes accedieron al país con estatus temporal. Son cifras nunca vistas.
Estos datos hacen evidente que la inmigración constituye uno de los principales ‘debes’ de la presidencia del anciano mandatario demócrata. Estas cifras récord, además, aún seguirán aumentando en el poco más de un año de mandato que le queda a Biden.
Cuando comparamos la situación de la inmigración con Biden a cómo estaba con Donald Trump —es más que probable que ambos vuelvan a enfrentarse en las elecciones presidenciales de noviembre—, la diferencia es abrumadora en favor del republicano. El número de ilegales que han cruzado la frontera en la guardia de Biden casi triplica a los que entraron durante la legislatura de Trump (2017-2021).
Las causas de este espectacular incremento de la inmigración ilegal durante la era Biden son múltiples, pero la principal de ellas es que el presidente demócrata derogó muchas de las restricciones a la inmigración instauradas por Trump. Eso provocó un efecto llamada que ha desbordado por completo a la U.S. Border Patrol y a muchas ciudades cercanas a la frontera, cuyos centros de acogida de inmigrantes están sobrepoblados. Todo ello a pesar de que Biden sí que mantuvo vigente hasta el pasado mes de mayo el polémico Título 42, una ley aprobada por Trump durante la pandemia que permitía expulsar de forma rápida a los inmigrantes ilegales (algo así como las devoluciones en caliente producidas en Ceuta y Melilla). Sin embargo, al inicio de su presidencia, Biden anunció que su Administración no aplicaría el Título 42 en los casos de menores no acompañados, lo que provocó una afluencia masiva de inmigrantes a la frontera, en muchos casos quedándose los padres en México y con los niños cruzando solos hacia Estados Unidos.
Para empeorar las cosas, la inmigración también se ha diversificado durante la era Biden. Según informa The Washington Post, en los años de Trump aproximadamente el 80% de las personas que trataban de cruzar la frontera venían de México, Honduras y Guatemala. Con Biden, sin embargo, esos tres países han pasado a suponer menos de la mitad, con grandes incrementos de inmigrantes venidos de Venezuela, Colombia, Perú, Senegal y Mauritania, entre otros. Dos de los incrementos más pronunciados han sido los protagonizados por ciudadanos chinos (14.965 llegaron entre octubre y diciembre de 2023 en comparación con los 29 del mismo periodo de 2020) y los indios (9.518 llegaron en 2023 por los 56 de 2020).
Estas afluencias masivas de inmigrantes han provocado que las administraciones estatales y federales estén sobrepasadas y que el proceso de detener, procesar solicitudes de asilo o llegar a deportar se alargue. El resultado ha sido que el Gobierno de Biden ha optado en numerosos casos por poner en libertad a inmigrantes dentro de territorio estadounidense; en total, 3,6 millones durante su mandato.
Lo anterior no quiere decir que la Administración Biden no haya hecho esas mismas deportaciones que tanto se le criticaron a Trump. Es más, las ha multiplicado. El demócrata ha expulsado a cinco veces más inmigrantes a través del Título 42 que los registrados en la era Trump.
Sin embargo, ni la concesión de un permiso temporal para residir en Estados Unidos ni las deportaciones se están produciendo a un ritmo suficiente. La diferencia entre el número de personas que cruzan ilegalmente la frontera y el de que obtienen una resolución a su entrada —ya sea el permiso de residencia o la deportación— se ha incrementado de forma consecutiva en los últimos tres años.
La inmigración promete ser uno de los asuntos que movilicen más votos en las próximas elecciones de noviembre. Trump ya está haciendo campaña prometiendo mano dura contra el problema. Está por ver si los demócratas dan con una solución de aquí a nueve meses.