Alemania ha pasado en materia de asilo del «podemos hacerlo» de la ex canciller Angela Merkel al «ya no podemos hacerlo y hay que hacer cambios» del canciller Olaf Scholz. El cambio ha llegado suprimiendo las ayudas en metlico a los solicitantes de asilo para evitar el fraude y dificultando su movilidad en el pas. Alemania se mantendr de puertas afuera como un pas abierto y generoso. De puertas adentro se atrinchera.
No es lo que tenan en mente los partidos que forman el tripartito de Gobierno -socialdemcratas, liberales y verdes- cuando firmaron el pacto de coalicin, pero la presin de los estados federados y el avance de la ultraderecha les ha obligado a tomar medidas radicales. Y han hecho carambola. Con una simple tarjeta de dbito que aborda todos los argumentos con los que la formacin populista Alternativa para Alemania (AfD) se ha convertido en la segunda fuerza en intencin de voto en el pas y primera en las elecciones regionales que se celebrarn despus del verano en Turingia, Brandeburgo y Sajonia. En palabras del ministro presidente de este ltimo estado federado, Michael Kretschmer, «la tarjeta de pago nos ayudar en su lucha contra una victoria electoral de la AfD».
El debate sobre poltica de asilo en Alemania va en el mismo saco que la migracin irregular y cuando en el pas hay 3,8 millones de refugiados esperando la tramitacin de su expediente o rechazados pero «tolerados» y su manutencin cuesta anualmente unos 50.000 millones de euros, el tema es espinoso para la poltica de partidos. El potencial de divisin social es demasiado grande. AfD ha sido el nico partido que ha denunciado lo que otras formaciones se negaban ideolgicamente a reconocer o mencionaban tmidamente para no ser asociados a la extrema derecha.
Con la tarjeta de dbito, que ya funciona en algunos Lnder y este verano se armonizar a nivel federal, los partidos del establishment reconocen implcitamente el discurso de AfD para neutralizarlo. La tarjeta no recorta las prestaciones, pero acaba con el efecto llamada. Sin ayudas en efectivo se acaban posibles trapicheos. No habr posibilidad de transferencias nacionales o internacionales, con lo que se evitan remesas o el pago de deudas a los traficantes de personas.
La validez de la tarjeta ir, adems, asociada a determinados distritos postales. Se acaba tambin con la movilidad de los solicitantes de asilo y la repeticin de casos como el del tunecino Anis Amri, autor del atentado al mercadillo navideo de Berln que dej 12 muertos y medio centenar de heridos. Amri lleg a Alemania como solicitante de asilo, pero la investigacin posterior demostr que el albergue en el que estaba registrado, en Renania del Norte-Westfalia, era slo una base. Sin la posibilidad de usar la tarjeta de dbito fuera de la zona asignada, se reduce la movilidad, se incrementa el control. Quien necesite efectivo, deber ponerse a trabajar.
El giro de timn dado por el Ejecutivo a instancias de los «Lnder», que han de asumir la mitad de los costos y sus municipios sobrecargados, naci con frceps. La oposicin de Los Verdes a aceptar modificaciones en la Ley de Asilo, en consonancia con el pensamiento de su nicho de electores, hicieron peligrar el acuerdo. Los liberales del FDP amenazaron incluso con abandonar la coalicin.
Scholz ha llamado al paquete de medidas antimigratorias que se esconden con elegancia en la tarjeta «Pacto por Alemania», pues a travs de los distintos gobiernos regionales, todas las formaciones polticas participan del mismo. La necesidad de una inflexin en poltica migratoria ha superado la poltica partidista e incluso diluido los cortafuegos con AfD.
El ao pasado, el lder de la Unin Cristianodemcrata (CDU), Friedrich Merz, asegur que nunca jams habra cooperacin entre la CDU y la AfD a nivel federal y tampoco local. Y sin embargo, se han apoyado y votado juntos en favor de la introduccin de la tarjeta de pago en varios municipios, incluido Dresde. Para Ulrike Berger, de Los Verdes, «est claro que hay una carrera con la AfD por la derecha».
Los Verdes justifican su apoyo obligado al «ya no podemos hacerlo» evitando el fango de la discriminacin y los derechos humanos. «La tarjeta de pago tiene sentido para evitar que se transfiera dinero al extranjero», afirma el ministro de Economa, Robert Habeck. Es una declaracin que no les hace diferentes.
