Son las doce del mediodía y los primeros visitantes comienzan a llegar a las puertas de la Feria de Abril de Cataluña, en el Parque del Fórum de Barcelona. Tras pasar el control de seguridad, algunos aún preguntan por las taquillas para comprar su entrada, una novedad introducida este año por la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (FECAC), organizadora del evento. A diferencia de las 51 ediciones anteriores, la FECAC apostó en esta ocasión por establecer una entrada “a precio simbólico” (3,50 €), con el objetivo de “fortalecer la calidad y seguridad del evento” y “garantizar su sostenibilidad en el tiempo”. Sin embargo, la medida no fue bien recibida por los feriantes de la ‘Calle del Infierno’, quienes iniciaron una huelga el viernes de inauguración, dejando a la Feria sin atracciones en su primer día. Ante la presión ejercida durante el fin de semana, la FECAC publicó un comunicado en sus redes sociales anunciando que dejaría de cobrarse el tique de entrada.
La valoración del fin de semana inaugural por parte de los establecimientos de restauración no ha sido positiva. Marialis, trabajadora del Celler de la Feria, comenta que las jornadas iniciales estuvieron marcadas por una baja afluencia: “Se vació el recinto a las nueve de la noche. Acabamos cerrando a las doce, pese a que el horario de cierre de la Feria los viernes y sábados es a las tres de la madrugada”.
Los trabajadores de la Casa de Galicia también expresan su descontento tras el primer fin de semana, al que califican como “regular tirando a mal, entre el conflicto de las entradas, la final de la Copa del Rey y el apagón del lunes”.
Manuel, camarero del Mesón Fortuna, resume la situación actual con contundencia: “Va fatal por ahora”, aunque se muestra optimista de cara al próximo fin de semana, “ahora que han quitado lo de los precios”. Los últimos dos días han sido especialmente complicados para su establecimiento, que, tras el apagón y la escasa afluencia del martes, espera un repunte en los próximos días. “Hay muchos trabajadores por pagar”, advierte.
Comparativas con Sevilla
La polémica se ha intensificado al compararse con el funcionamiento de la Feria de Abril de Sevilla, donde el acceso al recinto es gratuito. Sin embargo, en ese caso, son las propias casetas y carpas las que pueden establecer precios de entrada a sus espacios privados.
Los comerciantes también perciben cambios en esta edición. Ibarra, vendedor de artesanías colombianas y único representante del comercio latino en toda la Feria, señala que las ventas actuales apenas alcanzan “un 60% de lo que registramos el año pasado”. Aun así, se muestra esperanzado de cara al próximo fin de semana y confía en una mejora del flujo de visitantes.
Las hermandades, por su parte, se muestran más cautas ante los primeros días de Feria. Juan, trabajador de la Hermandad de los Rocieros de Carmona, reconoce que “a nivel general ha habido menos afluencia, algo se nota”, aunque asegura que “en nuestro establecimiento no se ha notado tanto la bajada”, a pesar del fútbol, el mal tiempo y el apagón del pasado lunes. De cara al próximo fin de semana, se muestra optimista: “Buen tiempo y entrada libre, no hay motivo para que no se repitan las cifras de la edición pasada”.
Javier, miembro de la Hermandad de Santa Coloma, se muestra favorable al cobro de la entrada en la Feria: “La entrada era positiva; hay que tener en cuenta que hay más aforo y, por tanto, más gasto para mantener la calidad del evento”. Sobre la huelga del pasado viernes por parte de los feriantes, la califica como “una extorsión en toda regla”, y defiende que “la seguridad y la calidad de la feria van primero”. Tanto él como José, compañero en la misma hermandad, sostienen que la entrada era una herramienta útil para controlar el aforo: “En las ediciones pasadas, el límite de capacidad obligó al cierre del recinto, dejando fuera a personas con reservas para comidas y cenas, con las pérdidas económicas y de género que eso supone”.
Javier relata que, durante las conversaciones mantenidas el pasado fin de semana —que concluyeron con la retirada del cobro de la entrada—, se barajó la posibilidad de establecer un acceso directo a la zona afectada, aunque finalmente no prosperó. “La gente tiene que entender que los costes suben: el agua, la luz… y esos gastos tienen que cubrirse de alguna manera”, advierte. Asegura que esta edición “va a dejar a muchos muy tocados”, con “pérdidas aseguradas”. Solo 12 de las 101 hermandades afiliadas a la FECAC han montado caseta este año, lo que pone en cuestión la viabilidad del modelo.
Tras casi 40 años participando en la Feria, Javier advierte que la 53.ª edición “está en el aire”, especialmente tras los incidentes del viernes de inauguración, con “conflictos, empujones y antidisturbios de por medio”. José, por su parte, detalla que “casi un euro del precio de la entrada se destinaba a la empresa encargada del sistema de tiqueting”, y alerta de que la ruptura del contrato tras la eliminación del cobro tendrá consecuencias económicas por la compensación que deberá abonarse.
Antonio, miembro de la Hermandad Santo Ángel, señala que regresan este año a la zona de ‘La Real’ por primera vez en cinco años, tras la pandemia de COVID-19 y el fallecimiento del anterior presidente de la hermandad. Reconoce que “existe un miedo constante sobre cómo va a salir”, aunque la caída de ingresos no ha sido tan drástica: “Hemos registrado un 75% en comparación con otros años. Esperamos que haya gente a punta pala este próximo fin de semana”.
Por otro lado, algunos asistentes habituales también perciben el cambio. Vecinos de Badalona y Santa Coloma de Gramenet, que llevan décadas acudiendo a la Feria, comentan que “se ve muy poca caseta”. Tras informarse por los medios sobre la polémica de las entradas, comparten su impresión: “Es cierto que se ve todo un poco apagado. A lo mejor venimos otro día”.
Los feriantes se defienden
Tras la polémica del pasado fin de semana, la mayoría de feriantes ha preferido no hacer declaraciones sobre lo sucedido. No obstante, dos feriantes que han solicitado permanecer en el anonimato atribuyen la baja afluencia de los primeros días a “la entrada, el tiempo y el fútbol”, y aseguran que incluso ahora “hay gente que sigue pensando que cobramos entrada”. Uno de ellos afirma tajante: “Sin nuestra huelga, no habría entrada libre”, y confía en que la retirada del cobro se traduzca en una mejora de la asistencia.
Daniel Salinero, presidente de la Federación de Entidades Culturales Andaluzas en Cataluña (FECAC), califica el fin de semana inaugural como “extraño, marcado por los dos días de lluvia intensa y la final de la Copa del Rey”. A pesar de las circunstancias, destaca que se vivió “un ambiente muy positivo en la zona de La Real”. De cara al cierre de la Feria, se muestra optimista: “Si el tiempo acompaña, la previsión es muy buena”.
Tenemos que trabajar conjuntamente en una dirección para mantener la sostenibilidad y la supervivencia de la Feria.
Daniel Salinero, presidente del FECAC, entidad organizadora de la Feria de Abril de Cataluña
Consultado sobre la polémica en torno al cobro simbólico por la entrada, Salinero explica que fue una medida acordada tras una asamblea con las entidades en diciembre, como respuesta al incremento de los costes. “Son dos millones de euros los que asume la FECAC, invertidos en seguridad y en mantener la calidad de la Feria”, subraya, remarcando que la organización corre a cargo de la Federación y no del Ayuntamiento de Barcelona. “Nosotros pagamos a BSM por el uso del recinto del Parc del Fórum y los servicios que ofrecen, que incluyen seguridad y limpieza. Eso es lo que permite tener una feria segura, limpia y fantástica”, afirma.
Una vez finalice la actual edición, Salinero adelanta que será necesario “valorar el futuro del evento en asamblea”, ya que “la Feria tal y como la conocemos, no es sostenible”. En dos semanas, las entidades se volverán a reunir con motivo de la organización del Rocío, encuentro en el que se abordará también el futuro de la Feria. El presidente hace un llamado a todos los agentes implicados a “trabajar conjuntamente en una dirección para mantener la sostenibilidad y la supervivencia de la Feria”.