Nuevo episodio en el choque judicial de Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, contra la Fiscalía por la nota de prensa con la presunta revelación de secretos. Este miércoles, la Fiscalía ha pedido al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM)―que investiga el caso— el archivo del mismo. En un escrito adelantado por la Cadena SER y Europa Press, y al que ha tenido acceso también EL PAÍS, el fiscal Francisco Javier Montero apunta a que la “violación de seguridad” pudo producirse en el “entorno” del investigado, señalando indirectamente al Gobierno de la Comunidad de Madrid “puesto que es donde de forma objetivamente constatable se produjo la primera filtración de los correos electrónicos remitidos para alcanzar una conformidad”. El fiscal ha calificado las diligencias abiertas la semana pasada por el TSJM como “improcedentes”.
La noticia se ha conocido el mismo día en que González Amador ha aparecido en la sede del TSJM para ratificar esa querella. Era su segunda cita judicial de la semana, tras el extraño episodio del lunes en los juzgados de Plaza de Castilla, cuando fue visto con una peluca gris y permaneció tres horas en el edificio para esquivar a la prensa. Este miércoles ha entrado por la puerta principal donde le esperaba una treintena de periodistas. Sus dos comparecencias de esta semana tienen el mismo origen, su presunto fraude fiscal, pero el rol del protagonista es opuesto: en la del lunes era acusado y en la de este miércoles es querellante.
Para entender este cruce de acusaciones entre la Fiscalía y González Amador hay que viajar al 12 de marzo, cuando se conoció la denuncia de la Fiscalía a la pareja de Ayuso por defraudar 350.951 euros a Hacienda. 24 horas después, Ayuso dijo a la prensa que los poderes del Estado al servicio de Pedro Sánchez buscaban su destrucción personal. La realidad es que durante algo más de 18 meses, la Agencia Tributaria había recabado unas pruebas palmarias contra su pareja y que él mismo había admitido los hechos fraudulentos.
El 13 de marzo, el diario El Mundo publicó el contenido de un correo electrónico filtrado por el equipo de Ayuso con la aparente idea de confundir a la opinión pública sobre un posible acuerdo entre la Fiscalía y González Amador para evitar el juicio. El principal colaborador de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, publicó también un tuit sobre quién propuso inicialmente el acuerdo, y afirmaba que el fiscal encargado del caso recibió “órdenes de arriba para retirar la propuesta de acuerdo… todo sucio”.
Al día siguiente, la Fiscalía Provincial de Madrid, a través de una nota de prensa pública y escueta, explicaba que fue al revés, que el abogado de González Amador se dirigió el 2 de febrero por correo electrónico a la Fiscalía proponiendo un pacto y reconociendo los hechos delictivos que se atribuían a su cliente. Es decir, que el correo publicado en el diario El Mundo era parte de una cadena y no una propuesta de la Fiscalía. Ese intento de aclaración de la Fiscalía le ha valido a la pareja de Ayuso para querellarse por revelación de datos confidenciales.
Este miércoles, el fiscal Montero arguye que aquella nota de prensa “ponderaba, sin duda, los datos que la Fiscalía poseía”. Y argumenta que, “en la proporcionalidad de la respuesta a un bulo”, la Fiscalía Provincial de Madrid “no remitió ni informó de la existencia de ese documento-propuesta de conformidad”. Es decir, que la nota de prensa de la Fiscalía se limitó a “evidenciar un bulo, una noticia falsa”, que estaba causando un importante revuelo mediático y una confusión, “por lo que era imprescindible aclararlo mediante una nota oficial al objeto de que la ciudadanía pudiese recibir información veraz”.
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Minutos después de que se conociera esta noticia, a las 13.05, González Amador llegó a la sede del TSJM en una calle tranquila del centro de la capital, General Castaños. A diferencia de los juzgados de Plaza de Castilla, el TSJM solo tiene una entrada, así que la pareja de Ayuso tuvo que acceder al edificio por la puerta donde los periodistas llevaban horas esperando. Esta vez no se tapó con el móvil ni la peluca cuando llegó a la altura de los reporteros, pero aparentemente se coordinó con su abogado para despistarlos. La llegada de ambos se produjo al mismo tiempo, pero el abogado, Gabriel Rodríguez Ramos, apareció por un lado de la calle, captando la atención de los periodistas, y González Amador lo hizo por el otro costado, escurriéndose por la puerta.
Su aparición se esperaba para este viernes, pero el TSJM la había adelantado a este miércoles a las 13.30 porque la pareja de la presidenta tenía previsto para ese día un compromiso laboral en Málaga, según fuentes de ese órgano judicial. El trámite ha sido hecho ante la Oficina Judicial, donde no era necesaria la presencia de su abogado ni la del magistrado instructor que lleva el caso, Francisco José Goyena
A su salida, casi una hora después, se marchó sin hacer declaraciones. Lo esperaba un lujoso BMW X3 conducido por una mujer que desapareció de vista en cuestión de segundos.
González Amador tiene una nueva cita judicial el 24 de junio en Plaza de Castilla. Allí deberá prestar la declaración que se suspendió este lunes porque no se habían hecho todos los trámites para que prestaran declaración sus cuatro presuntos cooperantes en el fraude fiscal. Sus abogados ya han iniciado negociaciones con Fiscalía y Abogacía del Estado para rebajar su pena y evitar la entrada en prisión.
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