A los bancos les ha salido un competidor directo en el negocio de los pagos en comercios. La francesa Worldline ha decidido lanzarse ahora a arañar parte de esta actividad, que está en auge por la disminución del dinero en efectivo a la hora de realizar las compras. La firma tecnológica, especialista en esta área, ha desarrollado una plataforma para operar en este mercado con el fin de que las tiendas sustituyan los Terminales Punto de Venta (TPV), que están conectadas a las entidades por su sistema, que se instala en un dispositivo móvil -teléfono o tablet-.
El responsable de soluciones de Worldline en España, José Ángel Nieto, explica a THE OBJECTIVE que la compañía ha apostado ahora por este negocio por la oportunidad existente ante la creciente demanda. Señala que la aplicación desarrollada, ‘Tap on Mobile’, permite a los comercios reducir los costes en las transacciones de pagos con tarjeta, ya que no requiere de un hardware adicional y, por tanto, se limitan las comisiones al desengancharse del proceso otra entidad financiera
El directivo indica que el sistema está certificado por las emisoras de dinero de plástico Mastercad y Visa, por lo que las transacciones se realizan con seguridad, y que Worldline puede operar en esta actividad al contar con una licencia europea para trece países, entre ellos España. Es decir, la firma gala se quiere convertir con esta apuesta en una especie de banco para el mundo de los pagos.
La herramienta permite flexibilidad para empresas que vendan en diferentes mercados, facilitando, por ejemplo, usarlo en un país determinado, pero en otros mantener los TPV sin que se produzcan problemas globales sobre su tesorería y gestión de las ventas facturadas por esta vía.
Hasta ahora, Worldline se había centrado en el desarrollo de sistemas tecnológicos para ayudar a los bancos y a los comercios a conectar sus sistemas de pagos ofreciendo servicios de valor añadido tanto en las operaciones que se realizan físicamente como en las que se hacen vía online, pero con esta ofensiva da un salto en su estrategia de diversificación.
Desde la pandemia, en España ha habido un impulso de los pagos con tarjeta, aunque todavía en torno a un 50% de las compras se abonan en efectivo. En el segundo semestre de 2023 el número de operaciones pagadas con dinero de plástico se incrementó un 11,8% con respecto al mismo periodo del año anterior, según el Banco de España. Se contabilizaron 5.400 millones de transacciones por un importe de 181.100 millones de euros. Esta cantidad es un 7,9% superior. Si bien la cuantía media por cada compra descendió ligeramente, hasta los 33,3 euros, y aún está por debajo de la que se registra en la zona euro, donde alcanza los 40 euros.
El número de tarjetas en circulación, de acuerdo con el supervisor, se incrementó un 3,9% y roza ya los 100 millones de unidades en una población de 48,5 millones de personas, por lo que prácticamente cada habitante cuenta con dos tarjetas. Alzas que se complementan con el ascenso de los TPV en los comercios, que experimentaron una subida del 7,6%. Las tiendas disponen de 4,2 millones de terminales, de los cuales el 93,1% aceptan transacciones sin contacto.
El crecimiento de los pagos con tarjeta, no obstante, se está ralentizando, y en el primer trimestre de 2024 mantuvieron el ritmo de escalada que en el segundo semestre de 2023. Hay que tener en cuenta que en 2022 se registraron avances de hasta el 20%. Además, en España el uso del efectivo aún sigue siendo relevante, a diferencias de otros países europeos -como los nórdicos, en los que el pago en metálico prácticamente ha desaparecido- pero está descendiendo. Las retiradas de dinero en los cajeros, por ejemplo en los tres primeros meses del presente ejercicio aumentaron apenas un 1,5%, frente al 4,25% del año anterior. En el sector financiero indican que este frenazo se debe al incremento del coste de la vida y la inflación tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Worldline, aunque pone el foco en esta herramienta de pagos, ya está desarrollando otras soluciones para un futuro no tan lejano, como la extensión de los sistemas para las criptomonedas una vez su regulación se vaya aplicando, o el lanzamiento de euro digital que pretende el BCE a partir de 2025. Además, está analizando los riesgos y las oportunidades que ofrece la Inteligencia Artificial en la tecnología de los medios de pago.