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La guerra en Prisa y la caída de la publicidad dan la puntilla a la nueva televisión de Moncloa

by Marko Florentino
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El sueño del Gobierno de tener otra televisión afín a sus intereses -además de TVE- se ha esfumado casi por completo. La guerra en el grupo Prisa, sumada a la crisis de la publicidad, hace inviable que a medio plazo se ponga en marcha una cadena teledirigida por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Según ha podido saber THE OBJECTIVE por fuentes conocedoras, la idea original del Ministerio de Transformación Digital era comenzar la tramitación este verano, pero el desinterés manifiesto del sector por tener una nueva TDT en el mercado ha enfriado todas las expectativas que se tenían hace un año.

Las cosas no han salido como se esperaba. El plan pasaba porque el Gobierno lanzara el concurso de una nueva frecuencia en abierto tras ajustar el plan técnico nacional de televisión digital terrestre, la que tenía como principal favorito al grupo Prisa. Para ello, el equipo de su entonces director de contenidos, José Miguel Contreras, se puso a trabajar en un proyecto con pocos gastos y muchas sinergias con el editor de El País y Cadena Ser. El objetivo era hacer una TDT a medida de Moncloa con muchas tertulias para difundir el argumentario oficialista.

Sin embargo, el presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, rechazó el proyecto por sus elevados costes y la delicada situación financiera de la compañía. Tras casi un año de disputas -y con Global Alconaba (dueños del 7% del editor) intentando apartarle de la gestión- la sangre llegó al río y tras una última oferta de Contreras de que el editor participase de manera externa en la cadena, el empresario franco armenio dio un golpe de timón en febrero, forzó la salida del CEO de Prisa Media, Carlos Núñez, y apartó al fundador de Globomedia.

Guerra en Prisa

En medio de estas disputas, se aprobó el nuevo plan técnico nacional de televisión a finales de marzo, el embrión de esta nueva cadena. Se daba paso al proceso de migración de frecuencias y ajustes técnicos para la readaptación del espectro, lo que permitirá poner en marcha dos señales con calidad de ultra definición (UHD), conocida como 4K. Al final de este procedimiento debía adjudicarse la nueva frecuencia.

El plan indica que tendrán que migrar un canal de Atresmedia, otro de Mediaset y la señal de Radio Blanca (DKiss), lo que implicaba poner en marcha un nuevo proceso de resintonización, que probablemente comenzará al arrancar el curso 2025-2026. Los plazos iniciales hablaban de que esta nueva frecuencia podría estar adjudicada antes de finales de este año, pero desde entonces nada se ha vuelto a saber de los planes del Ejecutivo.

En paralelo, Contreras, Andrés Varela (Global Alconaba), Adolfo Utor y Diego Prieto (los otros dos accionistas que se comprometieron a invertir en la cadena) se pusieron a buscar los apoyos necesarios entre los accionistas de Prisa para desbancar a Oughourlian. Y estuvieron cerca, pero el franco-armenio se sacó de la chistera una ampliación de capital y unos bonos convertibles que dieron entrada a nuevos inversores y diluyeron a sus rivales. Repelió la primera intentona para sacarle de la compañía y lo certificó con un paseo militar en su junta de accionistas de mayo.

Ingresos publicitarios

Desde entonces, los rebeldes de Prisa están buscando financiación para trasladar una oferta que pueda adquirir las acciones de Oughourlian, una negociación que se antoja larga y en la que el franco-armenio solo cederá si hay el suficiente dinero sobre la mesa para compensar su inversión, que cifra en al menos 300 millones de euros. El plan de Contreras y su grupo es adquirir al menos los medios de la compañía (El País y Cadena Ser) y retomar su proyecto de televisión, aunque no descartan participar en solitario si el concurso se convoca antes de que resuelvan sus disputas accionariales.

Una sucesión de acontecimientos que ha hecho al Gobierno replantearse completamente su hoja de ruta. En estos momentos las opciones pasan por dilatar el concurso lo más posible hasta que sus aliados en el grupo Prisa puedan resolver la situación -con un horizonte temporal de más un año-; lanzar la licitación para que otro grupo cercano se la quede; o abortar completamente el concurso. En cuanto a la segunda alternativa, cualquier posible interesado como Godó u otro grupo independiente choca con la caída de los ingresos publicitarios.

El mercado es cada vez más estrecho y en lo que va de año su facturación publicitaria ha caído cerca de un 5%, lo que hace casi imposible la entrada de un nuevo actor. Hace unos meses existía interés de Atresmedia y Mediaset por participar en esta nueva puja, ya que son los únicos que tienen músculo financiero y que podrían hacer esta inversión sin afectar sus cuentas, aunque no parece que el Ejecutivo de Sánchez esté por la labor de premiar a cadenas hostiles, en especial a Antena 3.

La opción de TVE

Y todo mientras la vía de Telefónica se ha cerrado hace meses. El grupo controlado por el Gobierno está centrado en otros proyectos y no quiere saber nada de una televisión en abierto, ni de volver al capital de Prisa. Consideran que esta cadena sería altamente ruinosa para sus intereses y su rentabilidad. Desde la compañía niegan cualquier tipo de interés por participar pese a la llegada del histórico socialista Javier de Paz como presidente no ejecutivo de Movistar+.

En este complejo contexto, en Moncloa ganan peso quienes dicen que hay que olvidarse del concurso y que hay que dejar pasar el tiempo. Ahora mismo hay otros problemas y si no hay capacidad material de que Contreras pueda participar -ni ningún otro grupo satélite- sería absurdo darle una nueva ventana a una televisión comercial ya instalada. De esta manera, no sería descabellado pensar que se complete el proceso de reordenación del espectro, pero que no se realice la licitación de la nueva TDT.

Mientras, y conscientes de que la solución (si es que la hay) no será rápida, el Gobierno ha volcado toda su propaganda hacia Televisión Española. La nueva TVE se está convirtiendo en esa cadena que le prometieron a Pedro Sánchez hace dos años cuando le convencieron de poner en el mercado una nueva TV en abierto. Política, al ataque y con tertulias que dan oxígeno mediático a Moncloa. Y los mejores exponentes son Javier Ruiz y Jesús Cintora, dos nombres que sonaron para la frustrada tele de Prisa, pero que encontraron encaje en la pública.



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