La innovación ya está implementada en el ADN de las grandes compañías agrarias de Andalucía. Así se ha dejado ver en la mesa de debate ‘La estrategia de los líderes para generar más valor con innovación’, moderada por el colaborador económico de ABC, Luis Montoto, celebrada en el marco del Foro Agro ABC-Corteva. El evento ha tenido lugar en La Galería, en Sevilla, ante numerosos empresarios del sector agroalimentario, agricultores y destacados nombres del ámbito institucional.
El CEO de De Prado, José Luis de Prado, ha explicado que, para gestionar las 32.000 hectáreas que posee el grupo, situadas entre Portugal, España, Chile y California, buscan criterios homogeneizantes, como apostar siempre por fincas que tengan asegurado el riego, e introducir digitalización en todos los procesos posibles.
El CEO de la compañía también ha insistido en el «trabajo constante» que hacen para ser eficientes, sobre todo, en los costes de producción.
Además, utilizan las nuevas tecnologías para, precisamente, ahorrar en esos costes. «En otros países llevamos a cabo procesos que aquí están limitados legalmente, como drones para aplicar fitosanitarios, atomizadores autónomos sin conductor…es una lástima que España se esté quedando atrás en ese aspecto», ha criticado. De hecho, ha nombrado la prohibición de recolección nocturna, «que solo se da en España», como «una clara desventaja competitiva».
De Prado también ha insistido en que el superintensivo «es el sistema de producción del futuro», y que aún tiene margen de mejora. «En el futuro, una persona que coja un olivar a mano lo va a tener muy complicado», ha afirmado.
No obstante, ha reconocido que el sistema superintensivo no es tan eficiente en almendro como lo es en el olivar, lo que ha llevado a la compañía a prescindir ahora de más de 500 hectáreas de almendro superintensivo.
Y, por otro lado, ha nombrado al agua como «clave para una gestión eficiente».
La gestión del agua
Esa misma idea la ha compartido Antonio Luque, presidente de Dcoop, que ha aprovechado para recordar al consejero de Agricultura la importancia de los recursos hídricos. «En España sí hay agua, lo que no hay es una buena gestión de la misma», ha aseverado, al tiempo que bromeaba diciendo que «la mejor Inteligencia Artificial que podemos tener en la agricultura es el agua». «Toda la tecnología tenemos que usarla en mantener el futuro que necesitan nuestros agricultores y, para eso, la clave es el agua», ha insistido.
La cooperativa de segundo grado Dcoop, a la que se unió en 2017 De Prado para comercializar aceituna de mesa, reúne a más de 75.000 familias en torno a productos tan diversos como almendra, aceite de oliva, leche de cabra o pistacho, con la unión de fuerzas como principal motor para crecer.
«En Andalucía hay muchos que defienden el olivar tradicional, yo siempre digo que, en realidad, lo que hay es un olivarero tradicional. Todo lo que se pueda mecanizar hay que hacerlo para garantizar su futuro», ha remarcado, en referencia a los nuevos sistemas de producción.
Respecto al futuro más inmediato del sector del aceite de oliva, el presidente de Dcoop «ve claro» que los precios van a bajar, y cifra en 2 millones de toneladas la cosecha española. «Esto nos lleva a recuperar un mercado que hemos perdido, no se pueden tener 2 millones un año y otro 800.000 toneladas», ha lamentado.
Por su parte, Jorge Martínez, director de Innovación Digital de Corteva Agriscience, ha remarcado que, además de la cuestión «vital» del agua, también es fundamental la sanidad vegetal, con una regulación europea cada vez más restrictiva.
Además, ha destacado el trabajo pionero del centro que Corteva posee en La Rinconada en cuestión de los híbridos, que «van a permitir acelerar procesos de mejoras, manteniendo la propiedad varietal» y permitiendo que los cultivos sean más adaptables a condiciones de sequía y más rentables económicamente.
Alianza universidad-empresa
El último ponente de la mesa redonda ha sido Manuel Pérez, catedrático de la ETSIA (Universidad de Sevilla), que se ha mostrado positivo, asegurando «que cada vez hay más empresas agrarias que acuden a la universidad para ayudarse en el proceso de innovar». «Muchas usan los recursos universitarios como ese departamento de I+D que, por estructura, no pueden tener», reconoce, y divide la colaboración público-privada en dos tipos: proyectos de innovación puntuales o cátedras, que son más largas y permanentes. En este último caso, un ejemplo es la Cátedra en Agricultura Digital y Sostenibilidad, alianza entre Corteva y la Universidad de Sevilla.
Además, ha nombrado dos proyectos destacados, ‘Dronfruit‘, en colaboración con Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, mediante el que se ha trabajado en el aforamiento de cítricos y la vigilancia temprana ante posibles enfermedades con drones y cámaras multiespectrales, y ‘Greenbot‘, un vehículo autónomos para la aplicación selectiva de herbicidas. «La innovación se traduce en rentabilidad siempre y cuando se identifique bien el problema que tiene la empresa», ha asegurado.