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Conservar el queso de manera adecuada es esencial para mantener su sabor, textura y frescor durante el mayor tiempo posible. Así como evitar la aparición de moho. Aunque es común utilizar papel de aluminio o transparente para este fin, estos materiales no siempre son la mejor opción, ya que afectan a las propiedades del queso. Además, existen alternativas más efectivas para mantenerlo como el primer día.
Aunque el papel de aluminio y el transparente son muy utilizados en la cocina, no son los materiales más adecuados para mantener los alimentos en buen estado. Por eso, es esencial utilizar materiales que permitan la transpiración y garanticen que mantenga sus propiedades durante más tiempo.

Esta es la mejor forma de conservar el queso
Para preservar el queso de manera óptima, es recomendable utilizar materiales que permitan su transpiración y, al mismo tiempo, lo protejan de agentes externos. Un truco casero que nunca falla es el de envolver el queso en papel de horno. Este tipo de papel permite que el queso respire, evitando la acumulación de humedad y la formación de moho. Después de envolverlo, es aconsejable colocar el queso en un recipiente hermético dentro de la nevera.
Además, colocar un paño húmedo en el fondo del recipiente y añadir dos terrones de azúcar puede ayudar a absorber el exceso de humedad, creando condiciones ideales para la conservación del queso.
Por qué el papel de aluminio no es la mejor opción
El papel de aluminio, comúnmente conocido como papel de plata, se utiliza mucho en la cocina para envolver alimentos debido a su capacidad para bloquear la luz y el aire. Sin embargo, como crea un ambiente hermético impide la transpiración natural del queso, lo que puede provocar una acumulación de humedad en su superficie.
Y esa humedad favorece el desarrollo de moho acelerando el deterioro del producto. Además, el contacto directo del aluminio con el queso puede afectar su sabor, especialmente cuando se trata de quesos suaves.

Por qué el papel transparente no es recomendable
El papel film o transparente, provoca una falta de ventilación que puede conducir a una acumulación de humedad, propiciando la aparición de moho y alterando la textura del queso. Además, puede adherirse a la superficie del queso, causando daños al retirarlo y dejando residuos.
Otras formas para conservar el queso
Además del método mencionado, existen otras prácticas que pueden ayudar a mantener el queso en buen estado. Como el uso de queseras de vidrio o cerámica, ya que permiten que el queso respire. Éstas son especialmente útiles para quesos de textura blanda o de untar.

O el de envolver el queso en un paño de algodón limpio y ligeramente húmedo también es un truco efectivo. Es recomendable almacenar el queso en la parte menos fría del frigorífico, como el cajón de las verduras, donde la temperatura es más estable y adecuada.
Es importante tener en cuenta que cada tipo de queso tiene necesidades específicas de conservación. Por ejemplo, los quesos frescos deben consumirse rápidamente y mantenerse en refrigeración constante, mientras que los quesos curados pueden almacenarse por más tiempo y toleran mejor las variaciones de temperatura.