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Lo habitual cuando aparece un dolor de cabeza, de garganta o similar es recurrir a un analgésico. En la mayoría de los casos sin prescripción médica. De hecho, es muy frecuente que en el botiquín de casa guardemos un par de tabletas de estos medicamentos para tener a mano en caso necesario.
El Ibuprofeno es uno de los analgésicos más comunes. Pertenece a la familia de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y no precisa prescripción médica (400mg), por lo que es de fácil acceso y obtención. Es por ello que muchas personas recurren a ellos de manera recurrente, aún desconociendo parte de sus características y contraindicaciones y sin saber qué cantidad es más apropiada para esa afección concreta.
La automedicación
Según los datos del laboratorio STADA, la automedicación es una práctica común entre la mayoría de los europeos. Aproximadamente la mitad de los europeos en general y de los españoles en particular utilizan analgésicos al menos una vez al mes. De este grupo, el 18% lo hace de manera semanal, y un 7% incluso recurre a ellos a diario.
¿Deberíamos tomar ibuprofeno de 400 o de 600 mg?
En base a la información proporcionada por la OCU y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, es esencial tener en cuenta varios factores al decidir entre una dosis de 400 mg o 600 mg de ibuprofeno:
- Dosis eficaz más baja: se recomienda siempre usar la dosis eficaz más baja posible y durante el menor tiempo posible para reducir el riesgo de efectos adversos.
- Riesgo cardiovascular: dosificaciones iguales o superiores a 2.400 mg al día están contraindicadas en pacientes con enfermedades cardiovasculares graves, ya que aumentan el riesgo de un ataque cardiovascular. Por otro lado, dosis de 1.200 mg al día o menos, si se utilizan ocasionalmente, no presentan este riesgo.
Los efectos secundarios del Ibuprofeno
Hay que recordar una premisa fundamental en farmacología: ningún medicamento es completamente inofensivo, y la popularidad del ibuprofeno ha revelado que no es una excepción. De hecho, los medicamentos pertenecientes a la misma familia, son conocidos por tener una serie de efectos secundarios.
Otros efectos secundarios pueden ser:
- Estreñimiento
- Gases o distensión abdominal,
- Mareos
- Nerviosismo
- Zumbido en los oídos
- Aumento de peso sin explicación
- Falta de aliento o dificultad para respirar
- Inflamación de las abdomen, pies, tobillos o pantorrillas
- Diarrea
- Fiebre, erupción, ampollas o descamación de la piel
- Picazón
- Urticaria
- Inflamación del ojos, rostro, garganta, brazos o manos
- Dificultad para respirar o tragar
- Ronquera
- Cansancio excesivo
- Dolor en la parte superior derecha del estómago
- Náusea
- Pérdida de apetito
- Ictericia en la piel y los ojos
- Síntomas parecidos a los de la gripe
- Piel pálida
- Ritmo cardíaco rápido
- Orina turbia, decolorada o con sangre;
- Dolor de espalda
- Micción difícil o dolorosa
- Visión borrosa, cambios en la visión de los colores u otros problemas de visión
- Dolor de cabeza, rigidez de nuca, fiebre
Estos son los principales motivos por los que los españoles toman analgésicos
Los motivos principales que llevan a los españoles a tomar analgésicos son principalmente el dolor de cabeza (70%), seguido por resfriados (45%), dolores dentales (39%), dolores de espalda (38%) y dolores musculares (36%).
En cuanto al género, las mujeres son las que más recurren a los analgésicos para aliviar el dolor de cabeza, con un 76%, en comparación con el 64% de los hombres.
Además, un 37% de las mujeres los utilizan para mitigar los dolores menstruales. Solo un 6% de las mujeres afirma no tomar nunca analgésicos, mientras que esta cifra se duplica en el caso de los hombres, llegando al 13%.
Recomendaciones de ingesta
Es recomendable utilizar el ibuprofeno únicamente cuando sea estrictamente necesario. Según la presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC), se sugiere limitar su uso a dos o tres días, y en caso de requerir un tratamiento prolongado, se debe evaluar cuidadosamente el beneficio y el riesgo asociados.
Además de los efectos secundarios ya mencionados, es importante tener en cuenta que el ibuprofeno puede ser tóxico para los riñones, según advierte la Sociedad Española de Nefrología Médica. Esto se debe a que el medicamento inhibe la producción de prostaglandinas, que son responsables de mantener un adecuado flujo sanguíneo en los riñones. Si se reduce la acción de estas sustancias, se puede afectar el flujo sanguíneo hacia este órgano, lo que representa un riesgo para su funcionamiento adecuado.
Es decir, lo imortante es utilizar el ibuprofeno de manera consciente y limitada en el tiempo, teniendo en cuenta tanto los efectos secundarios gastrointestinales como el posible impacto en la función renal. Siempre es recomendable seguir las indicaciones y consejos médicos para garantizar un uso seguro de este medicamento.
