Técnicos de urbanismo del Ayuntamiento de Palma y agentes de la Policía Nacional investigan si las obras que se llevaron a cabo en el edificio que albergaba un restaurante y bar de copas que se derrumbó la noche de este jueves contribuyeron al colapso del edificio, en el que la noche de este jueves perdieron la vida cuatro personas y 16 resultaron heridas de diversa consideración. Fuentes de la investigación explican que agentes de la Policía Nacional de Baleares y técnicos de urbanismo están haciendo las comprobaciones necesarias para determinar las causas del colapso y verificar si se realizaron obras añadidas o si se modificó la estructura del inmueble de forma que ese cambio contribuyera al derrumbe de la terraza. Los técnicos están recopilando los permisos y la documentación obligatoria para determinar si las obras, efectuadas este invierno, se llevaron a cabo mediante los cauces preceptivos.
El local que se vino abajo, el Medusa Beach Club, está ubicado en primera línea de costa en la zona de Platja de Palma, un lugar esencial para los turistas jóvenes alemanes, que cuenta con numerosos establecimientos y restaurantes. Según los datos que figuran en el catastro, el inmueble fue construido en el año 1972 y cuenta con una planta baja de 109 metros cuadrados y una planta sótano de 144 metros cuadrados. En el registro catastral no figura la planta primera, que se usaba como terraza, y que, al desplomarse, hizo hundirse también las dos inferiores. La ficha catastral tampoco recoge ni las reformas ni la fecha de las rehabilitaciones. Expertos en construcción de la isla explican que para acometer una reforma se tiene que solicitar la licencia, los permisos y el proyecto. Al finalizar, hay que inscribirla en el registro y en el catastro como obra nueva. Señalan que hay dos motivos fundamentales para que no figuren en el catastro: un error burocrático a la hora de actualizarlo o porque las obras se han realizado fuera de los cauces legales. “Hemos mirado los registro del colegio y por el momento no hay proyecto ni petición de licencia para intervenir en la estructura de ese edificio”, señala el decano del Colegio de Arquitectos de Baleares, Bernat Nadal.
Antes de ser reconvertido en un club playero, el edificio albergaba un restaurante mexicano, que según fotografías de 2018 no contaba con una primera planta, sino con un espacio sin ocupar y sin cubierta. En aquella época el edificio anexo estaba totalmente apuntalado. La empresa que explotaba el local de cocina mexicana es la misma que seguía explotando el actual local, propiedad de un ciudadano de origen extranjero y orientada a la explotación de hoteles, bares, restaurantes y cafeterías.
A las ocho de la tarde del jueves el Medusa Beach Club estaba lleno de gente que cenaba o tomaba copas en su interior, aunque los bomberos no han podido determinar cuánta gente se encontraba en el lugar cuando ocurrió el suceso. En ese momento, el suelo del primer piso —el que albergaba una terraza acristalada— cedió sobre la planta baja, que a su vez no aguantó el impacto y cedió sobre el sótano, donde el establecimiento tenía también instaladas mesas para los clientes. “El desplome del forjado del techo de la planta baja, al caer sobre el siguiente desde una altura de tres o cuatro metros, hace que, con el peso que tiene, colapse también el de la planta sótano”, explica el decano de los arquitectos baleares.
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El jefe de los bomberos de Palma, Eder García, ha apuntado este viernes a una combinación de dos factores, el sobrepeso y la antigüedad del edificio, como las causas más probables del derrumbe. Un extremo que también aprecia el decano de los arquitectos, que cree que la antigüedad del edificio ha podido influir en su estado de conservación y en el uso que se le estaba dando, así como las posibles obras de reforma y el alcance que hayan tenido sobre la estructura. “Incrementar el peso en una reforma sobre un forjado moderno, que puede ser de hormigón y acero, es menos relevante que sobre un forjado que pueda haber sido hecho hace 40 años, cuando se realizaban con una metodología constructiva con capacidades resistentes mucho menores que las técnicas y materiales que se utilizan hoy en día” sostiene Nadal.
Las víctimas mortales son una trabajadora del local, española de 23 años; un vecino de la zona de origen senegalés, de 44 años; y dos turistas alemanas de 20 y 30 años. De las 16 personas heridas, seis permanecen aún hospitalizadas, una en un hospital público y cinco en clínicas privadas, todas sin riesgo vital. Las seis víctimas que permanecen ingresadas son todas de nacionalidad neerlandesa, como la gran mayoría de los heridos, de entre 25 y 35 años. El Ayuntamiento de Palma ha anunciado que se hará cargo de los gastos de los sepelios de la joven española que trabajaba en el local y del hombre senegalés, residente en Palma desde hace años. Además, el Gobierno de Baleares ha puesto a disposición de los allegados de los fallecidos atención psicológica.
Los amigos de los dos fallecidos que vivían en Palma se arremolinaban la noche del jueves en la zona del derrumbe. Uno de ellos, Aboulaye Diop, un hombre de 44 años y origen senegalés, llevaba 18 años viviendo en Palma y tenía un hijo. Era una persona muy conocida en la Platja de Palma y estaba vinculado al mundo del ocio por su trabajo en la discoteca Black Magic. Según cuenta uno de sus amigos, la tarde del jueves había estado en el gimnasio y después se había ido a tomar algo al Medusa Beach Club, como hacía muchos días de la semana antes de ir a trabajar. Diop había sido condecorado por la Policía de Palma después de lanzarse al mar en enero de 2017, justo en la zona del suceso, para rescatar a un bañista en apuros que no podía salir del agua. “Era muy muy buena persona, estamos muy mal por su muerte”, se lamenta uno de sus allegados. Diop era muy amigo, “casi familia”, de la joven de 23 años Maryama Syll, trabajadora del lcoal que también falleció por el derrumbe. Según el diario local Pollença Punt Informatiu, de la localidad donde vivió con su familia un tiempo, la joven compaginaba su trabajo en el bar con otro en unos grandes almacenes. Había trabajado en una peluquería de esta población del norte de Mallorca, donde también había estudiado en el instituto de educación secundaria y había obtenido un grado en un ciclo formativo. El Ayuntamiento de la localidad se ha sumado a la jornada de duelo decretada este sábado por el Gobierno de Baleares.
La zona, aún acordonada
Según los testimonios gráficos recogidos por personas que se encontraban en la zona, buena parte de los viandantes y clientes de establecimientos cercanos acudieron a auxiliar a los heridos. Muchos intentaron sacar a las víctimas de entre los cascotes hasta que llegaron los servicios de emergencias. Los bomberos, agentes de la Policía Local de Palma y de la Policía Nacional estuvieron durante varias horas intentando localizar a posibles víctimas con la ayuda de drones hasta que, de madrugada, dieron por finalizado el operativo. La zona está aún acordonada para evitar el acceso, ya que se trata de un lugar de paso muy concurrido en esta época del año. Los clientes de los locales anexos fueron desalojados por precaución y a lo largo de las próximas horas los bomberos decidirán si los vecinos de las viviendas anexas pueden regresar a sus casas.
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