la relación entre Trump y Musk en diez tuits

Pocos minutos después del intento de asesinato de Trump en un mitin en Butler (Pensilvania), Musk acudió a X para ofrecer su «respaldo completo» a su candidatura. En el pasado, Musk había sido muy crítico con Trump y había dicho que no iba a apoyar a ningún candidato en las presidenciales de 2020. Pero el magnate tecnológico cambió de opinión cuando vio sobrevivir de milagro a Trump. Desde entonces, abrazó su candidatura con la fe del converso.

Musk hizo su primera aparición en un mitin con Trump en el regreso del candidato al escenario del intento de asesinato, en Butler. Era la materialización del protagonismo enorme que el hombre más rico del mundo tendría en la campaña. Se llevó una ovación tremenda, dio saltos excéntricos y proclamó, vestido de negro: «No solo soy MAGA, soy MAGA oscuro», en referencia al lema ‘trumpista’ Make America Great Again (Hacer a EE.UU. grande otra vez). Desde entonces, dedicó su altavoz -su red social, X, su presencia pública, sus esfuerzos en campaña, en especial, en la decisiva Pensilvania- y su bolsillo -gastó casi 290 millones de dólares, nunca nadie había gastado tanto- a la victoria de Trump. Y lo consiguieron.

Con la victoria electoral, Trump y Musk se hicieron inseparables. De hecho, el emprendedor de origen sudafricano se instaló en Mar-a-Lago, la mansión y club privado de Trump en la costa de Florida. Siempre acompañado de uno de sus catorce hijos -su nombre es X-, Musk fue una presencia central en el periodo de transición, cuando se hacen grandes decisiones de elección de altos cargos y de diseño de políticas. El hombre más rico del mundo se empezaba a cobrar su ayuda en la campaña.

Trump juró su cargo como presidente el 20 de enero y Musk fue uno de los grandes protagonistas del día, en la demostración del peso que tendría en el Gobierno. Se había consolidado, sin duda, como la mano derecha del presidente. Ya había recibido poderes extraordinarios para transformar el sector público con el Departamento de Eficiencia Energética (DOGE, en sus siglas en inglés), una agencia creada para él. «Gracias a vosotros, el futuro de la civilización está garantizado», dijo a los asistentes al mitin de celebración en Washington. Fue justo después de hacer lo que muchos interpretaron como un saludo nazi. La primera muestra de que Musk tenía también potencial para llenar de polémica la presidencia de Trump.

Hace solo cuatro meses, el idilio seguía viento en popa. Musk hacía y deshacía a su antojo en el Gobierno de EE.UU., se colaba en el Despacho Oval con su hijo a hombros, Trump le metía en las reuniones del Gabinete… Era la época en la que Musk se colocaba una gorra roja con el lema ‘Trump tenía razón en todo’.

Eso es lo que dijo Musk de uno de los arquitectos de la política comercial de Trump, Peter Navarro. Los aranceles universales y abultados anunciados por Trump el 2 de julio no fueron bien recibidos por Musk, sabedor del impacto en sus empresas. La trifulca fue una de las primeras señales de que el romance tenía agujeros. Musk aparecía cada vez más distanciado de Trump, y su labor en DOGE -caótica, combatida en tribunales- más cuestionada dentro de la Administración.

Musk dejó el Gobierno el pasado viernes, cumplidos sus 130 días como ‘empleado gubernamental especial’. Pero también agotado el amor, pese a una despedida amistosa en el Despacho Oval, como se vio pronto. Pocos días después, criticó con crudeza la gran apuesta legislativa de Trump y de los republicanos, la ley ómnibus fiscal y de gasto. La pelota quedaba en el tejado de Trump, que mantuvo varios días de silencio.

Trump no pudo callar más cuando se enfrentó a la prensa este jueves en el Despacho Oval, durante la visita del canciller alemán, Friedrich Merz. «Estoy muy decepcionado con Elon, le he ayudado mucho», dijo. Y, lo que más dolió a Musk: le acusó de estar en contra de la ley fiscal porque retira exenciones a la compra de vehículos eléctricos, lo que perjudica a Tesla.

Desde ese momento, la implosión del idilio fue total. Musk acusó a Trump de estar implicado en la trama de prostitución de menores de Jeffrey Epstein. Propuso la creación de un nuevo partido. Apoyó una propuesta de hacer un ‘impeachment’ a Trump y sustituirle con su vicepresidente, J. D. Vance. Y un sinfín de mensajes críticos en X.

Trump respondió con amenazas sobre los multimillonarios contratos federales de Musk. El magnate respondió diciendo que, en ese caso, retiraría las naves Dragon de SpaceX, su compañía, sin los que la NASA no puedo operar la Estación Espacial Internacional. La relación había explotado y solo quedaba la incertidumbre de qué implicaciones tendrá para EE.UU.