Alfonso Basterra vive encerrado en soberbia y silencio en la crcel de Teixeiro (A Corua). Desde prisin retuerce el recuerdo de su hija Asunta mostrndose impenetrable. Declara abiertamente que es inocente y se presenta como una vctima del crimen. Es de las pocas manifestaciones que se le han escuchado desde su ingreso en 2013, nada ms -segn la sentencia- orquestar y ejecutar el crimen de Asunta junto a su ex mujer Rosario Porto, que se suicid en la prisin de Brieva (vila) en 2020. Basterra vive de espaldas a lo que sucedi. No s qu hago aqu. Soy inocente. Lo dice inflamado. Es de las pocas veces que se le escucha porque, segn revelan fuentes penitenciarias, apenas habla.
Considera que no debe estar en prisin y a partir de ah ha desarrollado un discurso inalterable que empieza y acaba en s mismo. Su eje central es la superioridad que siente sobre el resto de internos y tambin sobre los funcionarios. Basterra no habla con la poblacin reclusa porque considera, indican las mismas fuentes, que sus miembros no estn a su altura. No me relaciono con los dems presos porque no estn a mi altura intelectual, contesta cuando se le pregunta a qu se debe su actitud, segn ha podido saber EL MUNDO. Y as lleva los once aos que est en la crcel.
Trabaja como bibliotecario y su funcin es la de ir mdulo por mdulo entregando o recogiendo los libros que sus compaeros (a quienes desprecia) piden. La vida en el centro penitenciario de Teixeiro empieza para l a las 8.00 horas. Se levanta, ordena y limpia su celda y media hora despus, baja a desayunar. Est en el Mdulo de Educacin y Respeto (MEC) y no comparte habitculo. A las 9.00 horas va a la biblioteca y all organiza papeles, revisa devoluciones de material y prepara otro para llevarlo a los distintos usuarios. Come a las 13.30 horas y a las 14.00 va a su celda a descansar para regresa a las 16.30 a su trabajo. All pasa la tarde. A las 21.00 se cierran las puertas de las celdas.
Las mismas fuentes lo describen como un hombre fro y totalmente despegado del crimen que jams muestra sus emociones. Nadie sabe qu piensa o qu siente porque, insisten, no lo exterioriza. Llama mucho la atencin es el cuidado y el mimo que pone en su vestimenta. Va impecable, como si saliera para trabajar en una oficina. Mientras el resto de internos, por lo general, va en chndal o ropa cmoda, l viste camisa, pantalones y zapatos. Y as va a diario, revelan.
Otro aspecto que ilustra la soledad que no elige Alfonso Basterra es la falta de comunicaciones. Nadie va a verlo a la crcel. Ni familia, ni amigos. No recibe visitas, aseguran. An le quedan ocho aos de prisin, pero en enero, intent pedir el tercer grado. Se le deneg.