Si en los ochenta un extraño se hubiese atrevido a preguntarle si tenía las manos manchadas de sangre, es probable que ese valiente hubiese acabado derramando la suya sobre la grabadora.
Pero estamos en 2024 y hoy Carlos Lehder -la mano derecha de Pablo Escobar, el cofundador del cartel de Medellín- es un león sin dientes, un peligroso explosivo sin mecha, un abuelo que ha pasado 33 años preso y que ahora les lee cuentos a los nietos.
El suyo empez
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