La violencia les arrebató la vida cuando apenas comenzaban a construir su futuro. Néstor de Óleo Cabrera y Josué Grullón, dos jóvenes emprendedores y apasionados del baloncesto, fueron asesinados en Buenos Aires de Herrera mientras cerraban su negocio, una boutique en la zona.
Sus muertes han dejado un vacío en sus familias y en los barrios donde crecieron, donde eran reconocidos por su talento en la cancha y su dedicación a los equipos del Club 30 de Mayo, Gregorio Luperón y la Academia Martínez.
En sus comunidades, ubicadas en los kilómetros 8 y 11 de la avenida Independencia, sus amigos y vecinos aún intentan asimilar la pérdida.
Como muestra de indignación y dolor, los residentes encendieron velas en las calles esta semana y resaltaron que los fallecidos eran jóvenes trabajadores.
Los hechos
«Josué tenía una boutique en Buenos Aires de Herrera y, cuando estaba cerrando el negocio, los asaltantes llegaron para despojarlo de sus pertenencias», relató una vecina de Los Kilómetros.
En el lugar del crimen, agentes de la Policía Nacional recolectaron varios casquillos de bala de una pistola calibre 9 mm como parte de la investigación en curso.
La Policía Nacional emitió este sábado una alerta de búsqueda y captura contra tres delincuentes, señalados como presuntos responsables del asesinato de Grullón de la Cruz y de Óleo Cabrera, por el cual ya hay un detenido.
Los sospechosos han sido identificados como Daurys de los Santos Aguirre, alias «La Bolanta»; Darlin Cuevas Amador, alias «El Capo»; y José Alberto Alcántara Vargas, alias «Yon el Sicario».
Vuelve la calma en Herrera
Tras el asesinato de los jóvenes, los residentes de Buenos Aires de Herrera han retomado la normalidad. Muchos coinciden en que la situación de inseguridad no es distinta a la que se vive en otras partes del país.
Vecinos de las calles Caracas y Cayena, donde ocurrió el hecho, afirman que la seguridad depende de ellos mismos, tanto en sus hogares como en las calles.
«Eso fue algo sorprendente. Los muertos no son de aquí, los matadores no sabemos. Dicen que uno es de La Noria», comentó un motoconchista del área.
Los comerciantes también expresaron su preocupación, señalando que han tenido que cerrar sus negocios más temprano por temor a la violencia.
«Esta situación nos hace perder dinero, pues no podemos arriesgarnos a trabajar en horarios nocturnos», lamentó Félix María Pineda, comerciante del sector.
Los residentes también se quejan de otros problemas que afectan su calidad de vida, como la escasez de agua y las altas tarifas eléctricas.
