Las empresas catalanas redujeron el consumo de agua un 4% entre 2022 y 2023, y un 8,1% durante el primer semestre de 2024, el periodo más crítico de la sequía en Cataluña. El dato es una de las principales conclusiones de un informe presentado este jueves por la Cambra de Comerç de Barcelona tras el anuncio el pasado martes por parte del Govern del fin de todas las restricciones a más de seis millones de catalanes dos años y medio después de decretar la primera alerta en Barcelona y Girona. Entre las conclusiones de este estudio de 200 páginas, la Cambra reclama asimismo “construir un sistema de ahorro estructurado y continuado en el tiempo, independientemente de la evolución de la sequía” y cifra en 390 millones las inversiones necesarias en cinco años para preparar a las empresas catalanas ante la futuras crisis hídricas que traerá consigo el cambio climático. Los empresarios calculan que esta inversión permitiría un ahorro de un 15%, el equivalente a la mitad de la capacidad del embalse de la Llosa del Cavall.
El presidente de la Cambra, Josep Santacreu, ha asegurado este jueves durante la presentación del informe en la Llotja de Mar que “la transición hídrica es cosa de todos” y ha reclamado “no bajar la guardia”. “Que tengamos los embalses llenos no significa que tengamos que dejar de lado la transición hídrica”, ha dicho Santacreu. El informe Transició hídrica als sectors i activitats econòmiques, que se centra en 10 industrias claves de la economía catalana, reconoce un impacto en la competitividad de sectores como el turístico o el deportivo, los más afectados por restricciones el pasado año como el veto al llenado de piscinas o el uso de duchas en instalaciones deportivas. Pero pese a las afectaciones, el informe recalca la resiliencia que ha mostrado en su conjunto el tejido económico de la comunidad ante la grave crisis hídrica: “Los datos indican que el volumen total de agua consumida por la industria y otras actividades económicas se ha reducido durante esta sequía sin restar valor a su valor añadido bruto”.
La Cambra destaca asimismo que han sido precisamente los sectores con un mayor consumo de agua, como el químico o el alimentario, donde se han identificado desde 2022 más iniciativas para el ahorro y la reutilización de agua, lo que incluso ha permitido que macrosectores como la industria, la construcción y los servicios hayan logrado crecer al tiempo que reducían su consumo de agua. “Los datos económicos muestran como en el periodo de 2022 y hasta el primer semestre de 2024, los meses con mayor intensidad de la sequía, las actividades industriales y asimilables han crecido significativamente en este periodo, no solo en términos absolutos, sino también en volumen, mientras que a la vez se reducía su consumo de agua”, cita el estudio.
La reducción de un 8% del consumo de agua en el primer semestre del 2024 respecto al mismo periodo de 2023 es todavía más relevante, recalca la Cambra, si se tiene en cuenta que en el 2023 ya se produjo un descenso global en toda la comunidad de un 4% respecto al 2022. En lo peor de la sequía, el Govern se vio forzado en febrero de 2024 a declarar durante cuatro meses la emergencia en las áreas de Barcelona y Girona, con graves limitaciones como un 80% a la agricultura, un 50% a la ganadería y un 25% a la industria durante cuatro meses. “Cabe considerar además, que las restricciones en las cuencas internas eran muy diversas en función de la ubicación de las empresas, teniendo unidades de explotación sin ningún tipo de restricción y otras con un 25%”, recalcan los empresarios sobre el hecho de que incluso en territorios poco afectados por las restricciones en comparación como Barcelona, como Tarragona o Lleida, se han detectado descensos del consumo. “Probablemente la concienciación industrial sobre la situación de la sequía obligó a tener un efecto al conjunto de empresas, indistintamente de su ubicación”, añaden.
El estudio cifra en 390 millones los incentivos que permitirían ahorrar un 15% de agua en las empresas catalanas. De estos 390 millones, 300 deberían ir en ayudas a las firmas, 50 a impulsar la innovación, 30 a promover la digitalización del ciclo del agua, 10 a realizar diagnósticos para las pymes y 10 a crear oficinas de “transición hídrica”.
“Llevar a cabo esta transición hídrica de manera correcta nos permitirá posicionar a Cataluña como un país atractivo para todo tipo de inversiones”, reclaman los empresarios, que alertan sobre la falta de “información detallada, degradada y temporalizada del consumo de agua por sectores y territorios”. Asimismo piden una “hoja de ruta” para el mundo agrario, que no ha sido objeto de estudio, pero que concentra el 72% del consumo total de agua en la comunidad.
Preocupación por el futuro del turismo
El informe analiza el futuro y los retos de los principales sectores económicos en un contexto de emergencia climática. Entre ellos destaca el turismo, sector que fue especialmente señalado en lo peor de la sequía por su consumo de agua durante el verano (en Barcelona se calcula que consume entre un 8% y el 12% de los recursos) y por ser un ámbito económico especialmente vulnerable a la escasez hídrica.
La Cambra admite que “los datos relacionados con el turismo son escasos, marcados por una fuerte variabilidad, y a veces contradictorios”. Los empresarios alertan de que el aumento de la temperatura en los meses de verano y los escenarios de restricciones por sequía, así como la posible degradación de los espacios naturales por falta de agua, “pueden dañar la imagen del sector (turístico) como destino de cualidad”. “A largo plazo, estas problemáticas podrían afectar a la competitividad global del sector turístico mediterráneo, haciendo que las destinaciones catalanas pierdan atractivo frente a otras regiones con mejores condiciones climáticas o más disponibilidad de recursos hídricos”, cita el estudio, que entre otras soluciones reclama “mejorar la eficiencia e invertir en prácticas más sostenibles” para mantener la “calidad y experiencia turística a largo plazo”.