«El poliuretano de la fachada convirtió al edificio en una chimenea». Así de contundente se muestra Juan Antonio de Diego, perito tasador de seguros y conocedor de la estructura del edificio que este jueves ha sido devorado por las llamas en Valencia, en el barrio de Campanar. En concreto, el inmueble, que forma parte de una urbanización con 138 viviendasen la que viven medio millar de vecinos, tenía una fachada revestida de poliuretano, un «material muy inflamable».
El edificio de 14 plantas tiene «una fachada ventilada con alucobond, detrás del cual está el poliuretano», describe el perito. «Es la razón por la que el fuego se ha propagado tan rápido«, insiste, sumado al hecho de que en Valencia se han registrado este jueves fuertes rachas de viento.
La fachada del edificio residencial, por tanto, tenía un «revestimiento combustible porque los arquitectos no piensan en que un edificio se pueda incendiar», explica De Diego. De hecho, el empleo de poliuretano no está prohibido en España, a pesar de que hay países que ya han vetado su uso. El poliuretano, por ejemplo, recubría la Grenfell Tower de Londres que también fue arrasada por el fuego en 2017.
En el caso de Valencia, De Diego atribuye el uso del poliuretano a «los vicios de la construcción de los años del boom del ladrillo«. En este sentido, el edificio de Campanar en el que se originó el fuego data de principios de los años 2000.
Según explica el experto, «se trata de un material sintético que permite que la fachada ventilada tenga un gran rendimiento térmico porque evita el frío y el calor, pero es combustible».
La virulencia del fuego se ha dejado sentir en toda Valencia. El incendio más grave que ha sufrido la ciudad ha provocado columnas de humo visibles a kilómetros, mientras el olor a quemado se ha extendido por todos los barrios.