¿Y si las figuritas de porcelana de Sargadelos saltasen de las estanterías y cajones de los hogares gallegos y se pusiesen a patear las calles? La onírica escena rondaba la cabeza de Mariví Novoa y su hija Andrea desde el año pasado, cuando fundaron la comparsa carnavalera Los Chinchetas de Meicende junto a otras cuatro familias amigas de la comarca de A Coruña. “Pero no teníamos ni dinero ni medios ni conocimiento, ¡no sabemos coser!”, confiesa Novoa, una fanática “desde siempre” del Antroido (Carnaval) coruñés. Se conformaron con salir disfrazados de moscas con dos platos sobre los ojos. Unos meses después, lo imposible dejó de serlo gracias a un hallazgo: la “tela perfecta”. “Es un foamy, un rasete con espuma debajo que tiene mucho cuerpo por sí solo”, explica Novoa. “No queríamos meter alambres, porque si se doblan, cuando te sientas por ejemplo, no vuelven a su sitio”. Cartón, silicona para pegarlo todo e imaginación hicieron el resto. Estos días, Rosalía de Castro, Castelao, Valle-Inclán, la Torre de Hércules, el Pelegrín del Xacobeo, la lechera, el pescador o las Meninas han echado a andar por localidades como Baiona, Carballo, Arteixo y A Coruña entre muestras de admiración del público.
En un principio, estas familias pensaron en sacar a la calle las vajillas de Sargadelos, pero acabaron decantándose por las figuritas. Consultaron el catálogo y empezaron a cavilar. Se propusieron ser “rigurosos” y descartaron las piezas “imposibles”. Para darle vida a las demás, se encomendaron al “prueba y error”, relata Novoa, dueña de una popular papelería en Meicende. Al Pelegrín le pusieron un cancán, pues no encontraron otra forma de reproducir con exactitud “la proporción de tamaño entre la falda y la capa”. Con las Meninas usaron churros de piscina para calcar el vuelo de su vestido y un colador gigante para la cara. Los objetos que coronan las cabezas de algunas porcelanas los crearon con papel de periódico, cartón y cola. Así hasta alumbrar trajes para los 32 miembros de la comparsa. Temían que Sargadelos no se lo tomara bien y se bautizaron como “Sargagrelos”. A la empresa, sin embargo, parece haberles gustado y han mostrado sus creaciones en sus redes sociales.
Los Chinchetas de Meicende han ido ganando premios en los concursos y elogios allá donde van. Se declaran abrumados. En el certamen de comparsas de A Coruña se llevaron dos galardones: el de originalidad y el de coreografía y vestuario. “Ganar en A Coruña es para nosotros como ganar la Champions porque hay mucho nivel. Competimos con comparsas que llevan mucho tiempo y a las que como aficionados al Antroido admiramos mucho”, afirma Novoa. Cita comparsas prestigiosas como Troula Seguido, Kilomberos de Monte Alto, Malandros o Los Subterráneos de Meicende.
Como ocurre con las figuritas de Sargadelos, en el Antroido de A Coruña cobra vida la retranca gallega. Los reyes de este carnaval son los llamados choqueiros, vecinos de a pie que se disfrazan con lo que encuentran por casa. A diferencia de otros carnavales del mundo como los de Tenerife, Río de Janeiro o Venecia que ensalzan la espectacularidad, en esta esquina de la península Ibérica reina “la sorna y el cachondeo, la broma de lo cotidiano”. “Los choqueiros son memes”, ilustra Novoa. Es una fiesta que arrastra a las calles a decenas de miles de personas, haga frío, caiga lluvia o brille el sol. Unas 30.000 siguieron el desfile el pasado sábado y este martes fueron 60.000 las que participaron en la choqueirada por el barrio de Monte Alto, epicentro de la juerga. “Gracias a todos los que disfrutan del Antroido y de esa vibra que nos hace olvidar los problemas por unos días”, se despide Novoa hasta el año que viene, solo unas horas antes del Enterro da Sardiña que le pondrá punto final.
