Agentes de la Guardia Civil han conseguido detener a un vecino de la localidad granadina de Las Gabias (22.829 habitantes), en el extrarradio de la capital provincial, que se había atrincherado en su vivienda a las 11.20 de la mañana de este jueves y amenazaba con hacer volar el bloque con varias bombonas de butano que aseguraba tener en su vivienda. El hombre, José Antonio M. R., se atrincheró en su vivienda cuando los agentes de la Guardia Civil, que habían acudido a arrestarlo, llamaron a la puerta. Su respuesta fue no abrir y amenazar con las bombonas de butano. El intento de detención tenía su origen en numerosas denuncias de los vecinos que aseguran que desde que llegó al bloque, hace dos años, los amenaza y los incordia permanentemente. Pasadas las siete de la tarde, tras varios intentos de convencerlo sin éxito para que saliera pacíficamente. Al final de la tarde, con la luz yéndose, un grupo de agentes entraron por la fuerza en la vivienda. Algunos se dirigieron directamente a las bombonas —han retirado hasta cinco— y otros procedieron a detenerlo. El arrestado ha pasado a disposición judicial, según ha comunicado la Guardia Civil a los vecinos.
Los diferentes intentos de acercarse al atrincherado no mostraban avances. De hecho, los agentes han definido la posición del hombre como de “poco colaboradora”. Sobre las dos del mediodía, la Guardia Civil ha desalojado totalmente el bloque, con 18 viviendas. Los vecinos han pasado la tarde en el ayuntamiento, que les ha ofrecido bebida y comida y un lugar donde descansar a la espera de los acontecimientos.
Estas mismas fuentes han informado también de que el hombre no está armado y que en todo momento está solo en su vivienda. Poco después del inicio del incidente, la calle Vista Granada de Las Gabias, lugar del incidente, ha comenzado a llenarse de personal de bomberos, de la Guardia Civil y de Tedax, los expertos en desactivación de explosivos.
El origen del intento original de detención está en las múltiples denuncias de los vecinos, que refieren numerosos casos de amenazas, molestias de diferente gravedad e incluso agresiones. En un parte médico al que ha tenido acceso este periódico, un vecino cuenta que, el siete de marzo pasado, iba paseando al perro por la calle cuando el vecino, “sin mediar palabra”, le roció en la cara con un espray de pimienta. El presidente de la comunidad de vecinos ha hecho públicas algunas fotos en las que se muestra al vecino caminando por las zonas comunes con un cuchillo en la mano, casi todos los buzones con la inscripción RIP (siglas de Rest in Peace, que en su traducción del inglés al castellano significa Descanse en paz).
Una vez detenido J. A. M. R., los vecinos respiraban con alivio. La madre de una de las residentes recordaba, por ejemplo, las muchas noches que su hija, si venía tarde, tenía que irse a dormir con ella, ya que le daba miedo pasear por los pasillos del bloque. Su hija fue, además, de las primeras que comenzó a recibir amenazas del hombre, hace ya dos años. Aunque los problemas venían de antiguo, según el presidente de la comunidad de vecinos, la actitud del hombre había tomado una deriva especialmente peligrosa en los dos últimos meses. Una cosa que preocupaba mucho a los vecinos era la acumulación inusual de bombonas de butano, tanto dentro como fuera de la residencia.
J. A. M. R. residía hasta hoy en la vivienda bajo A, del número 58 de la calle Vista Granada, en régimen de alquiler, según ha contado el propietario del piso. En cuestión del pago de renta, ha añadido, todo iba bien hasta que dejó de pagar en octubre del año pasado. El propietario, que ha dicho que sentía mucho la situación, también ha informado que tenía en marcha un proceso legal para echar a su inquilino.
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