Me van a permitir que saque decenios a relucir y haga un repaso sobre los trabajos de «fontanería» realizados a lo largo de los años en el PSOE. Los «fontaneros» no son nuevos, ni en el PSOE, ni en el PP, sino que son una especie anexa, consustancial a los partidos políticos, casi desde su propia existencia. Esos personajes que se movían entre la información oculta y los secretos inconfesables de las familias políticas, acostumbraban a ser personas conocedoras de los arcanos y las carencias de su partido y trabajaban en la sombra, siempre a favor de obra. Por la «fontanería» del PSOE pasaron personas como el hoy exministro y embajador permanente en la Unesco, Miquel Iceta, en tiempos de Felipe González, o Teófilo Serrano, incluso Enrique Guerrero, o José Enrique Serrano, cabezas bien amuebladas donde las haya.
Nada que ver con Leire Díez, ese personaje que ha saltado a la fama con toda su zafiedad a cuestas, presentándose a sí misma como representante de «los de arriba del Gobierno» y emulando un estilo más propio de la mafia calabresa que de una fontanera de partido, para tratar de sacar «mierda» de los investigadores de la UCO, con la que callarles la boca, de modo y manera que dejen de tocar las narices… ¿Al Gobierno? ¿A su presidente? ¿A su familia? ¿Al propio PSOE?
Desde luego, es de coña que Leire Díaz haya tratado de convencernos de que es una periodista de investigación y cuesta creer que vaya de francotiradora por libre, por amor a la causa socialista, u odio a la UCO, que le busca las cosquillas a los de arriba de su partido, pero resulta también harto sorprendente asimilar que un personaje tal haya llegado a manejar (de ser cierto todo lo que ella misma dice en esas grabaciones) asuntos tan delicados.
Con todos mis respetos para el gremio de los poceros, más que fontanera, Doña Leire entiende más de fosas sépticas y cloacas. Es más pocera que fontanera y no muy virtuosa, según se desprende de la audición continuada de las grabaciones que protagoniza junto a algunos empresarios que, supuestamente, tampoco son las mejores compañías y que tienen su propio calvario judicial (del que aspiran a zafarse, con la inestimable ayuda de Leire Díaz). Leire pide que le sirvan en bandeja esos detritos con los que «matar» a aquellos guardias civiles que actúan en calidad de policía judicial. A cambio, les ofrece buen trato e incluso ascensos a los agentes salpicados por la sombra de la corrupción.
Si tenemos que aceptar que la nueva fontanería socialista ha sufrido esa degeneración, no podemos sino preguntarnos si acaso el problema viene de arriba, que un proceso de darwinismo inverso (del que tampoco son ajenos otros partidos, por cierto) se ha apoderado del PSOE y que no son los mejores de la especie los que sobreviven, sino lo peorcito de cada casa.
«Las grabaciones de Leire, por primera vez, han dejado a Sánchez fuera de juego»
Con todo, hasta la fecha, Pedro Sánchez había demostrado una capacidad de resiliencia sin igual (que cada cual juzgue si es virtud o defecto) y una habilidad para cambiar el guion de una actualidad hostil, ya fuera lanzando cortinas de humo informativas, globos sonda, su decisión de acometer reformas legales o lo que fuera menester en cada ocasión, pero atrayendo siempre el interés informativo hacia otros debates que nada tenían que ver con la publicación de los supuestos escándalos que afectaban a su entorno o a su propia persona. Para eso no ha encontrado rival. Ha sido así durante los siete años que lleva al frente del Gobierno, pero las grabaciones de Leire, por primera vez, lo han dejado «fuera de juego», sin saber qué y cómo hacerlo. Ni el manual de propaganda de Goebbels, que tan socorrido ha resultado a veces, resulta de ayuda en esta ocasión.
En el PSOE, andan inquietos unos y espantados otros, porque doña Leire les ha dejado frente a los leones, porque se enfrentan a la incertidumbre de no saber cuántas grabaciones más pueden aparecer en las próximas horas y a quién o quiénes puede implicar, intimidar o señalar. De ahí que en el PSOE – donde andan en estado de shock balbuceando que si es militante de base, que si no está en nómina… y otras excusas de mal pagador- hayan tardado mucho más de lo sensato en dar una más que tímida respuesta, en forma de expediente informativo a Leire Díaz, por su terrible conducta, que ella torpemente, trata de atribuir a su supuesto gusto por interpretar a Antoñita la fantástica.
Lo cierto es que hay que ser más que fantasiosa, ingenua, para creer que su tremenda historia tiene algún viso de credibilidad… Leire ha chateado recientemente en un grupo de militantes socialistas que la verdad es solo una y saldrá… y parece que sus palabras inquietan más de lo que tranquilizan en los cuarteles socialistas.
