Un aviso de la DEA a principios del mes de abril —el departamento americano contra el narcotráfico— puso a los agentes sobre la pista de uno de los mayores alijos de cocaína de los últimos tiempos. El chivatazo alertó a los efectivos de la Policía Nacional, en colaboración con el Servicio de Vigilancia Aduanera, de que una organización criminal de carácter internacional pretendía colar una importante cantidad de cocaína en España usando el puerto de Vigo como puerta de entrada. La maquinaria para dar con el mercante se puso en marcha y los efectivos señalaron un buque portacontenedores que tenía previsto atracar en la ciudad olívica y que podía ir cargado de droga. Una vez en puerto, se realizó una inspección en la parte del buque que quedaba sumergida, es decir, por debajo de la línea de flotación.
Fuentes de la Policía Nacional explicaron que el operativo, denominado ‘Lumebo’, había detectado que el método de ocultación elegido por los narcos era muy sofisticado, y estaba ideado para camuflar la carga de una manera bastante efectiva. Para descubrir la droga, escondida en varias bolsas con decenas de kilos cada una de ellas, los buceadores tuvieron que sumergirse y trabajar bajo el agua. En concreto, necesitaron abrir una trampilla que dio acceso a uno de los compartimentos del casco, en los que los traficantes había alojado las cinco bolsas con la que pretendían introducir la droga en Galicia, para después repartirla por todo el país.
En ese momento, se confirmaron las sospechas de los investigadores, que tenían claro desde hacía semanas que el «adosamiento» podía ser la metodología elegida por esta organización criminal para blindar el escondite de la droga y que pasase desapercibida a ojos de los agentes españoles. La investigación, señalaron ayer las mismas fuentes tras dar a conocer los detalles del operativo, continúa abierta para el esclarecimiento de los hechos, con el objetivo final de localizar a los integrantes de la organización criminal implicados en el envío.
Esta técnica no se había detectado nunca en el puerto de Vigo, pero sí otras hermanas como la empleada en un portacontenedores ruso el pasado febrero que llevaba anclados al casco 120 kilos de cocaína. Los fardos iban a ser retirados por integrantes de la organización que diseñó el plan, pero en este caso los agentes también frustraron el alijo.